Habían pasado quince años desde que Fergus Dunbroch se marchó dejando a Elsa al cuidado de su amigo Estoico Haddock.
La pequeña Arendelle creció, su cabellera blanca era larga y sus ojos azules eran vivaces, su cuerpo se había desarrollado adoptando curvas y el crecimiento de sus senos, tenía la piel casi blanca como la nieve, pero sus labios rojos como la sangre.
Los pies de Elsa pisaban sobre el patio de Berk, el bajo de su vestido azul era arrastrado mientras le proporcionaba un gran calor resguardando su cuerpo. Se frotaba los dedos, su cabello volaba al son del viento. Desde su lugar observó al pequeño Nuffink de cuatro años correr tras Hiro que tenía un arco y en su espalda cargaba un carcaj.
Sus ojos azules se posaron en Moana, sus diez años eran la prueba viva de la fuerza que poseía.
-Elsa -le gritó la Haddock-. La septa quiere vernos, al parecer hoy también debemos bordar -se quejó la pequeña. Moana aborrecía las tareas de las Ladies pues ella prefería correr pelear al igual que sus hermanos, pero Elsa no le importaba pues ella debía ser el ejemplo.
-Vamos -dijo la platinada sonriendo.
El camino era escarchado de nieve, ambas iban conversando y charlando sobre cualquier tema mientras veían desde la distancia a Anna ingresando con la septa. Moana dio una queja mientras se tocaba la espalda.
-Algo me incomoda -dijo ella.
-Veré que es -Elsa se inclinó a mirar y descubrió que una aguja estaba incrustada en la tela, con cuidado la retiró sin hacerle daño-. Ya está, era una aguja.
Elsa le mostró el pequeño hilo de metal y Moana se carcajeó un poco.
-Ahora no hay que perderla -dijo Moana.
Caminaban tan ensimismadas que sin darse cuenta el cuerpo de Elsa había impactado contra el de otro haciendo que resbalara. Elsa esperó el impacto, pero solo se encontró con los ojos azules de Jack mirándola profundamente mientras la agarraba evitando la caída. Ella se incorporó y vio al suelo para darse cuenta de que Hiccup sí había sufrido la caída.
-¿Estás bien? -preguntó la Arendelle acercándose a Hiccup, le dio la mano y él se levantó-. Lo lamento no me dí cuenta -se disculpó con un rubor en sus mejillas.
-No te preocupes estoy bien -respondió el castaño mirándola a los ojos-. Lamento tropezar.
-Fue mi culpa -Elsa le regaló una sonrisa amigable.
Ella llevaba toda su vida como pupila de Estoico Haddock, en estos años el matrimonio había tenido más hijos. Todos eran adorables, tenía una buena relación con Jack, pero Hiccup siempre era muy distante y eran pocas las veces que hablaban.
-Ya, fue un accidente -intervino Jack al sentirse un poco aislado-. Vamos, Hiccup. Hay que entrenar a Hiro.
Wolf asintió mirando a su hermanastro. Elsa sigue con las mejillas rojas aún, sentía vergüenza por su torpeza, pero sus ojos se abrieron más al darse cuenta que la aguja ya no estaba en sus dedos.
-Hiccup, espera -dijo ella antes de que el bastardo empezara a caminar. Ella lo observo detenidamente y en su capa visualizo la aguja entreverada con las pieles-. Ven, por favor.
Hiccup tenía el ceño fruncido ante su petición, dejó a Elsa acercarse a él aunque se sintió nervioso cuando percibió las pequeñas manos de ella en su pecho.
Elsa agudizaba la mirada intentando agarrar rápidamente la aguja con precisión. Sus dedos se enredaban, se pinchó un par de veces hasta tener el metal delgado entre sus dedos. Ella levantó la mirada encontrando los ojos de Hiccup, eran pocos los momentos que tenían y por eso los apreciaba. Elsa sentía que Hiccup era como ella, ambos eran huérfanos de madre, pero sin importar eso sabían como enfrentar su vida.
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ALMA DE AMOR
FanficTras la rebelión de Fergus Dunbroch, el reino de Arendelle había desaparecido. El fúrico oso quiso desaparecer a los dragones, pero decidió perdonar la vida de solo uno, el único que no había tenido contacto con Agnar Arendelle, y decidió perdonar a...