Capítulo IV

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Los cuerpos rígidos, las posturas formales y los rostros disfrazados de seriedad y comodidad.

Berk estaba a la espera de la llegada del Rey Fergus, cada uno en sus filas, así como quince años atrás pero, ahora era un contexto diferente.

Lord y Lady Haddock iban en el centro, con sus hijos a sus lados, Hiccup y Elsa tenían el mismo lugar, pero aún así, Hiccup se sentía apartado.

Después de muchas felicitaciones, el día del nombre de Elsa era recordado por todos y más ahora que el Rey mismo vendría por ella.

Ella temblaba, solo había oído sobre el hombre, pero no recordaba nada de su rostro, había recibido regalos, pero ahora tendría su presencia, ¿cómo reaccionaría?

Las trompetas reales resonaron la carroza real ingreso por las puertas Berk. El oso de los Dunbroch flamea y vio el sol de los Corona, la Reina también estaba presente.

Todo se detuvo y los súbditos se inclinaron, Elsa observó a un hombre regordete bajar de la carroza seguido por una preciosa mujer de cabellos negros. Los caballos terminaban de ingresar cuando tres niños de cabelleras rojas-negras y otro hombre de cabello naranjado oscuro se hicieron presentes; más Coronas.

El hombre de cabellos rojos, ojos azules y pasado de peso dio una señal cuando Estoico se levantó y los demás le siguieron, ambos se rieron y se abrazaron fuertemente.

-Valka -saludó con abrazo a la Lady, detrás de él estaba la mujer de cabello negro.

-Tu debes ser Jack -y así uno por uno fue saludando a cada Haddock-. ¡Que bella! -exclamo con diversión al ver a Anna-. Tienes lindos hijos, Estoico.

-Gracias -respondió este orgulloso. La Reina hacía lo mismo, saludaba y esperaba paciente a su marido.

-Bien, ¿dónde esta? -preguntó Fergus frotándose las manos.

-Aquí -murmuró Estoico-. Elsa, ven -el extendió su mano.

Elsa respiro profundo y con pequeños pasos fue, se alejó de Hiccup hasta llegar frente al hombre, su estómago daba vueltas.

-¡Dioses, eres tú! -dijo sorprendido-. Hace dieciséis años te deje como una bebé y ahora estás más hermosa -exclamo en tono paternal-. Yo soy el Rey Fergus del reino de Dunbroch, mi niña.

Elsa le sonrió y se inclinó en un reverencia. Sintió la mirada acosadora de la reina, de forma despectiva y sin ninguna restricción. Pero su corazón casi se desarmó al sentir la mirada psicópata y enferma de aquel al que llaman el príncipe Dagur.

ƸӜƷ

Anna observaba la presentación del Rey, el lugar estaba invadido de Lords, de doncellas y comida. Como era costumbre cada uno de ellos iba en su mesa.

Fergus se levantó de su silla embriagado y se paró en frente de todos.

-Hace dieciséis años regrese a Berk con una bebé en brazos y ahora es una joven doncella -a su lado estaba la figura menuda de Elsa, nerviosa-. Quiero dedicarle un feliz día del nombre y que nadie ose siquiera pensar en desposarla.

Fergus alzó su copa mientras el resto lo seguía estallando en carcajadas.

Anna miró con envidia a Elsa, cada año le mandaban regalos caros o joyas preciosas y ella nunca los usaba, siempre decía que eran para ocasiones más especiales. Elsa tenía todo lo que Anna deseaba.

Valka tenía las mejillas rojas, la Reina no había bajado a cenar y la Lady solo pudo atinar a desearle buena noche.

Desde su lugar observó la presentación del Rey y le daba lastima como Elsa era expuesta. La pequeña se había ido de su lado y con desesperación se escondió entre la gente cuando se topó con Jack. Valka esbozó una sonrisa, pero se dio cuenta de la mirada cariñosa y dulce de Elsa sobre aquel joven... Hiccup Wolf.

ALMA DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora