2.

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Decidí ir a la casa de playa de mi familia porque no podía volver a casa de Esteban, y me quedaba más cerca que volver hasta mi casa. Al acercarme a la casa de playa vi el Audi de Tom estacionado afuera y un Mercedes, lo que significaba que Tom estaba acompañado.

Llegue a la puerta y demore un poco en encontrar mis llaves. Cuando finalmente entré a la casa me di cuenta que estaba empapada. Maldita lluvia. Lo primero que hice fue quitarme los zapatos y tirarlos contra la pared para descargar toda la rabia que llevaba por dentro. No pude evitar soltar un grito de frustración. La noche no había ido como planeaba.

Fui al bar y me serví un trago. Mientras tomaba, mire por la ventana y por el reflejo vi a dos de mis amigas riendo como estúpidas mientras bajaban las escaleras. Tom iba detrás de ellas sin camisa.

—¡Hermanita! ¿Decidiste unirte a la fiesta?

Me voltee para darle una mirada matadora. No estaba de humor para tan siquiera escuchar su voz.

—No.

—Bueno, de todos modos ellas ya se iban. Adios chicas.

—Bye Tomi.

La estupida uno y la estupida dos salieron por la puerta sin despedirse de mi. Mal agradecidas, gracias a mi conocieron a Tom.

—¿Tan desesperado estas que pierdes tu tiempo con esas perras?

Tom caminó hacia el bar y se sirvió algo de tomar. —Son guapas, y me dan lo que necesito. Pero hablando de perras... —Tomó un sorbo del whisky antes de volver a hablar.— ¿No deberías estar comiendote al nazi? ¿Que haces aqui?

—Terminamos. —Mire hacia todos lados porque no quería verle el rostro arrogante.

—Entonces yo tenía razón. Te estaba engañando. —Respondió con una sonrisa y tuve que aguantarme las ganas de pegarle una cachetada.

—¡Ese no es tu problema! ¿Sera que me dejas en paz?

—Claro, cuando admitas que yo tenía razón.

Suspire profundamente porque me estaba ganando la desesperación. —¡Esta bien! ¡Esteban me engano con muchas mujeres! ¿Ya? ¿Estas feliz? —Grite, y camine hacia las escaleras. No quería seguir humillandome más frente a él. Me enojaba más el hecho de que Tom tuviera razón todo este tiempo, y no tanto que Esteban me estuviera engañando. Eso no me importaba tanto.

—Valerie.

—Déjame en paz. Me voy a bañar y a dormir. Ya tuve suficiente por hoy.

—Valerie, no fue mi intención-

—Si lo fue. —Empecé a subir las escaleras cuando Tom me agarró por detrás y me volteo, obligándome a mirarlo a los ojos. Antes de que pudiera decir algo, me agarró por la cintura, acercandome mas a el, y me beso. Me dejé llevar durante unos segundos antes de empujarlo.— ¡¿Que diablos estas haciendo?!

—¿Qué te parece que estoy haciendo? —Se acercó para besarme de nuevo, pero yo puse mis manos sobre su pecho y lo aleje rápidamente de mi.

—No estoy de humor para tus juegos, Tom.

—No es un juego.

—Siempre es un juego contigo. Buenas noches, Tom. —Termine de subir las escaleras.

—¿Acaso no lo entiendes? Tu y yo somos iguales. ¡Algun dia te daras cuenta de eso! —Grito.

—¡No creo! —Le grité desde la puerta de mi habitación antes de cerrarla con fuerza.

Me despoje de toda mi ropa y decidí llenar la tina de agua caliente en vez de darme una ducha. Necesitaba relajarme y olvidar lo mal que la había pasado. Encendí unas velas aromáticas, puse un poco de música, y metí mi cuerpo desnudo dentro de la tina. Apoye mi cabeza en el borde y cerré los ojos mientras escuchaba musica, y asi me quede durante un buen rato hasta que escuche un trueno y abrí los ojos para darme cuenta de que se había ido la luz.

Confesiones.Where stories live. Discover now