Caminaba riéndome con mi primo. Sus amigos me agradaban, sin embargo, era el único con el que podía hacer bromas.
Todos íbamos muy bien arreglados. Sacos, camisas, pantalones de vestir y corbata, en su mayoría.
Eran los XV años de la hermana de una amiga. No había tenido la oportunidad de tratar con ella, pero con su hermana, me llevaba demasiado bien. Sigo sin entender el por qué me invitó.
—¿Ya casi llegamos?— Preguntó uno de sus amigos.
—Tranquilos todos que ya estamos cerca— Contestó el líder que había tomado ese cargo por conocer el salón.
Honestamente yo también pude tomar ese cargo, sin embargo, no me sentía un líder en ese momento.Estábamos a unos escasos metros de la entrada cuando noté algo que me sacó del balance que tenía. Alondra estaba entrando con su familia. Mi corazón comenzó a latir demasiado rápido. Suspiré y todos lo notaron. Gran parte de mí quería entrar y verla por un largo tiempo, pues hacía mucho que no la miraba; pero otra parte de mí, quería alejarse, no quería saber nada.
—Diablos— Mencioné entre susurros.
—¿Qué sucede?— Preguntó mi primo.
—Alondra está ahí— Señalé el lugar.
Ambos nos quedamos viendo. Él logró entender lo incómodo que era para mí. Fue como el guía que tuve en esos momentos de la relación. Fue él, quién impulso nuestra relación. Quién me aconsejó en tantos instantes. Además, él fue quien miró cuánto sufrí por ella.Entramos, Alondra y su familia estaban siendo atendidas por un hombre de altura promedio, quién les dijo cuál era su mesa.
Traté de no acercarme mucho. Tenía miedo. Los amigos de mi primo comenzaron a acercarse al mismo señor. Esperé a que Alondra se alejara para acercarme con ellos. Y así fue. Me acerqué y juntos fuimos a nuestra mesa.Nos sentamos. Todos se despojaban de sus sacos por comodidad. En mi caso, fue por sentir calor, y eso, era gracias a los nervios que tenía.
Un mesero se acercó a nosotros. Todos pusieron sus caras alegres, pues tenían hambre.
—¿Qué les sirvo de tomar?.
—Unas cervezas por favor— Mencionó el líder.
—Si— Contestó la mayoría.
Me encontraba de espaldas a la mesa. Lo único que quería era desaparecer. No estaba prestando atención al encargado de atendernos, sino, mi mirada estaba fija a un lugar, la mesa de mi amada, en secreto.
—No les puedo servir eso, son menores de edad— Dijo el señor.
—Vamos, ¿Cuánto quiere?— Mencionó el que tomaba el cargo de líder.
—Mira, les traeré cervezas, pero si alguno empieza de malacopa y me hace un relajo acá— Se detuvo— Los sacaré a patadas de este lugar, ¿De acuerdo?.
—De acuerdo— Dijo la mayoría.
—¿Cuántas?— Preguntó de nuevo el señor.
Uno a uno fue pidiendo. Hasta que quedé como último.
—¿Y usted?— Preguntó el señor dirigiéndose a mí.
—Un refresco por favor— Mencioné. Todos me observaron de manera extraña.
—En seguida les traigo sus bebidas— Mencionó y se alejó de la mesa.
—¿No tomas?— Me preguntó el líder.
—No, no me gusta— Mencioné.
Nadie dijo nada al respecto, y me agradó que se respetara mi decisión.
Habían dos razones para no tomar. Una, porque en realidad odiaba el alcohol, no me gustaba. Dos, porque la familia de mi bien amada estaba ahí, no podía dar una mala impresión de mí.La fiesta comenzó. Hubieron varios bailes, varios aplausos, pero sobre todo, varias ocasiones que pude observar a Alondra. Estaba demasiado hermosa. Su cabello tan lacio como siempre. Sus pestañas quebradas, su mirada tan encantadora, y lo que más me mataba, su sonrisa que, junto con esos labios hermosos, paralizaba el tiempo.
—¿La vas a saludar?— Preguntó mi primo.
—No lo sé. ¿Tú qué harías?.
—Iría y la invitaría a bailar. Aún te gusta, ¿Cierto?.
—No sé. Tengo novia, y lo sabes. Sin embargo, esos sentimientos que tengo hacia ella, quedaron guardados.
—Te entiendo. Pues yo digo que al menos, saludarla tienes que hacerlo.
—De acuerdo con eso, pero, necesito buscar el momento más adecuado.
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El Emperador y La Emperatriz
Teen FictionNo estoy seguro si será el amor de mi vida. Es más, no sé si fue amor lo que sentí por ella. Pero, desde su llegada marcó un cambio en mi ser. Su ternura me cautivó. Todo era de colores hasta que se marchó. Disfruta esta hermosa historia de amor qu...