Capítulo 3

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Les puedo asegurar por su errática respiración y los leves temblores de su cuerpo, que está volviendo a tener una de esas pesadilla que la atormentan desde hace meses o... ¿años? Realmente ya no puedo recordar cuando fue la primera vez que las tuvo.

Por cierto, ¿me extrañaron? Seguramente sí, siempre fue muy aburrido ver el mundo desde el punto de vista de Liby. En fin, no creo que en este momento ella esté en condiciones de contar algo, así que como siempre deberé hacerlo por ella.
Así que de nuevo me encuentro aquí, sentado en la silla de su escritorio, observándola. Creo que esto podría volver a convertirse en rutina.

Ya llevo seis minutos sentado en la misma posición, lo sé porque he estado viendo de reojo las agujas del reloj que cuelga junto a la puerta, esto realmente se está haciendo algo cansino y molesto. Ella no hace más que murmurar cosas incoherentes, temblar levemente, y dar vueltas en su cama, además podría asegurar que posiblemente este sudando y si me acercara  vería pequeñas gotas sobre su frente. Lo que me confirma que él, está haciendo un muy buen trabajo.

Cuando ya no soporto más seguir sentado mirándola, decido recorrer su habitación. Me levanto y comienzo a caminar hacía la pequeña biblioteca situada junto al pequeño sillón que fue ubicado estratégicamente, a poca distancia de la ventana y al lado de la mesa en la cual reposa una lámpara, es más fui yo quien la ayudo a ubicarlos.

Logré ver unos pocos clásicos de la literatura realmente buenos, y otros cuantos libros que yo mismo le regalé hace tiempo. Lo que abunda en su mayoría son novelas juveniles abarrotadas de clichés, es realmente todo tan predecible que se vuelve una historia vacía y repetitiva. Discúlpame si mis palabras en algún momento llegan a ofenderte, realmente no juzgo sus gustos o incluso los tuyos. Por favor entiende que mi odio a los clichés está tan arraigado a mi desde antes de llegar a esto, sabes bien que mi vida estuvo tan repleta de ellos que me sería imposible recordarlos todos.

Repentinamente escucho un extraño sonido, fue tan bajo que apenas logré oírlo. Al voltear puedo ver esos ojos, esas atrayentes e hipnóticas orbes que en su momento me fascinaron por lo que me llegaron a transmitir. Me mira con tanta intensidad, su profundidad es tan enigmática que juro podría llegar a olvidar todo, para centrarme únicamente en intentar descifrar los secretos que ahora ocultan pero, por pequeños instantes dejan constancia de su existencia.

Estoy paralizado, aunque lo intentase, se que no podría moverme tan siquiera unos centímetros. Pero toda la magia del momento que yo creé, del intercambio que de miradas que imaginé, se disolvió tan rápidamente como lo hizo mi repentino aturdimiento.

En verdad que mis emociones me aturdieron, cómo pude pensar que ella me estaba viendo, aunque quisiera hacerlo se que no podría. Así que solo me queda conformarme con mis recuerdos, solo así podré rememorar lo que tanto anhelo volver a tener.

Decido permanecer junto a la ventana, observarla desde esta distancia, se lo peligroso que podría llegar a ser para mí autocontrol si me acercase más.
Desde mi lugar puedo percibir lo desorientada que se encuentra pero, pronto esa desorientación da paso al miedo. Lo puedo ver en su mirada, en sus expresiones.

Mira hacia todos lados, examina la habitación en busca de algo que jamás podrá encontrar, que de momento no verá, solo lo hará cuando nosotros lo decidamos. De momento es tiempo de que vuelva a dormir, de que se sumerja en su pequeña tortura personal. De que se adentre en nuestro reino y se pierda en el todo lo que le sea posible.

De cada una de las esquinas de la habitación comienza a emerger una niebla oscura y densa, que comienza a aumentar hasta que lentamente la rodea, adentrándonos nuevamente en nuestros dominios.

Al ver como se vuelve a dormir, sé que mi trabajo ya está completo. Regreso al lugar por el que llegue inicialmente, cada vez me fusionó más con la oscuridad de la habitación, lo hago hasta volverme uno con ella, hasta que pasa a formar parte de mí y viceversa. Cuando logró salir de esa inmensa oscuridad sé que finalmente he abandonado su habitación. Aún así pronto volveré, siempre lo hago.

– ¿Disfrutaste visitarla?

Sonrió con satisfacción y observo la oscuridad que lo rodea.

– Por supuesto que lo disfruté, pero al parecer no más que vos.– Puedo ver como me sonríe con complicidad, a su vez también sonrió y comienzo a alejarme de él.

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¡Hola! Finalmente volví. Sé que el capítulo fue corto, pero pronto podrán conocer más sobre este oscuro mundo.
Espero que le haya gustado. Dentro de poco nos volveremos a ver.

Un juego con la Muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora