Yūgen | Lee TaeYong|

Day 3

Corrí lo más rápido posible detrás de Johnny, era casi imposible alcanzarlo, dos de sus pasos eran casi cinco míos, iba a tanta velocidad que no vi cuando Johnny simplemente se detuvo, haciendo que me estrellara con la espalda de Mark, para  que luego Johnny perdiera el equilibrio y cayera hacia adelante con Mark en su espalda, y como si eso fuera poco, justamente sonó el timbre que daba por terminada la primera hora, haciendo que el profesor abriera la puerta y los estudiantes de ese salón vieran a Johnny tirado en el suelo, con Mark encima de él, y de paso a mi  en el suelo. Y así es como pierdes la dignidad una vez más. 

Johnny se levantó rápidamente, mientras que Mark me ayudaba a levantarme. Cuando levanté mi cabeza toda la clase nos estaba mirando. Este día no se podía poner mejor. 

—¡Lee TaeYong!— Gritaron Mark y Johnny al insinuó , Oh Dios, había hablado muy pronto. TaeYong miró en nuestra dirección y puedo jurar que no había una pizca de amabilidad en esa mirada, por otro lado JaeHyun y Yuta también miraron en nuestra dirección . Ah Yuta, su cabello ahora estaba rojo y lo llevaba recogido, demonios, eso era perfección. Oh, el asunto con TaeYong, claro. ¡Enfócate MiYoung! 

Tire de los chicos hacia la salida, haciendo reverencias cortas y constantes en modo de disculpa. Mientras que Johnny reia. 

—No le encuentro lo gracioso Seo, sí la abuela se entera que ando divulgando a los clientes me matara. — Dejo de reir instantáneamente y me miró apenado— Prometanme que se quedara entre nosotros, ¿Si? — Estire mi mano con el meñique alzado, porque para esta amistad no habia nada mas sagrado que las Pinky Promises. Ya rendidos simplemente asintieron, comenzamos a caminar de vuelta al salón de estudios dirigidos, mientras que Mark movía su brazo y se quejaba del dolor que le había causado la caída. Idiotas. 

Pasaron dos días en los que trate de no darle mucha atención al asunto de TaeYong, pues no había de donde conseguir información al respecto, y preguntarle a Johnny era el suicidio, debido a que Johnny era capaz de preguntarle directamente, por otro lado Ten actuaba de manera distintas, miradas muy acusatorias y algunas veces intentaba hablar conmigo pero algo siempre surgía.  

—Si Lucas, la edad es importante, no puedes dejar que cualquiera te esté llamando Oppa.— El jueves me encontraba explicando los honoríficos al chino, a quien parecía no importarle que las señoras de la cafetería lo llamaran Oppa. 

—Pero yo soy extranjero MiYoung, para el amor no hay...— Antes de terminar su ridícula excusa miró hacia la puerta que acababa de abrirse.— Es TaeYong.— Me miró y se autocorrigió— TaeYong Hyung.— TaeYong hizo una leve reverencia antes de entrar y saludó levemente a Lucas para luego mirarme. 

—¿Crees que podamos hablar un momento?  Afuera.— Incómodo era la palabra perfecta para describir la situación, la petición de TaeYong era demandante pero su tono de voz era tímido, una dualidad bastante extraña. Sostuvo la puerta para que yo saliera, caminó detrás de mí, me giré a mirarlo, dándole a entender que podía hablar.

—Ahmm... MiYoung ¿Cierto?—Mencionó mi nombre con tal delicadeza, como si tuviera miedo a equivocarse. Asentí en respuesta—Yo no te conozco ¿Bien?, pero necesito de tu ayuda.—Se quedó en silencio, medio que pensativo, tratando de hallar las palabras correctas para hacer tal pedido.— Sé que   me recibiste en la recepción aquel día, supongo que es tu trabajo, pero te pido que no le cuentes a nadie sobre ello.— Metió su mano al bolsillo del pantalón y de ahi saco unos billetes, para luego extenderlos hacia mi.— Es lo que te debo de aquel día. Verás, solo el hecho de estar en un motel es bastante malo, y mis amigos ya están lo bastante preocupados, y si se enteran de ello, será aún peor. 

—Yo... Lamento que tengas pedirme eso.—Me sentía tan apenada, suponía que  la actitud de Johnny aquel día había despertado la inquietud, sobre si alguien más supiera de la situación. — Prometo que esto quedara aquí.—Estire mi mano.— No nos conocemos, pero confía en mi Lee TaeYong. ¿Si?— Di mi mejor sonrisa, haciendo que este riera un poco y tomara mi mano, como si estuviéramos cerrando un trato.