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Chaeyoung estaba feliz de volver a asistir a clases.

Excepto por matemáticas.

A pesar de que le iba muy bien, siempre se ponía nerviosa cuando le tocaba salir a la pizarra a resolver un ejercicio.

Sobre todo con el profesor que tenía.

Mina la acompañó hasta la puerta de su salón y hasta ese momento, Chaeyoung estuvo feliz. Pero no esperaba que su profesor decidiera que como había faltado tanto a sus clases, ella sería la primera en pasar adelante.

Lo malo era que Chaeyoung no entendía nada de lo que estaban haciendo.

El ejercicio estaba allí, era álgebra simple pero para la pequeña estaba siendo todo un reto leerlo.

Su profesor le gritó muchas veces, porque según él, esto debería ser algo aprendido. Chaeyoung se sintió diminuta.

—¿Quién quiere hacer este ejercicio? Al parecer está niña no sabe nada.

Chaeyoung fue a su asiento muy desanimada.

Dahyun le hizo dibujos para que riera, pero no lo consiguió.

Chaeyoung sólo quería ver a su unnie. Se le hizo una eternidad hasta que su clase acabó y por fin, pudo ver a Mina a la salida.

La menor no pudo aguantar las lagrimitas que llenaron sus ojos cuando recordó lo mal que la había tratado aquel hombre de los números.

Era la primera vez que se sentía así y sin pensarlo dos veces, corrió hasta donde estaba la mayor y se lanzó a sus brazos, queriendo experimentar otra vez el calor de aquel día.

Mina se sorprendió, pero le hizo cariños hasta que la menor pudo calmarse del todo.

Los nervios llenaron su cuerpo en un instante, pero logró pensar que con Mina estaba segura.

Lo que más le gustaba a Chaeyoung, era que con la mayor, ya no sentía miedo.

Lo que más le gustaba a Chaeyoung, era que con la mayor, ya no sentía miedo

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Pasitos de pingüino | Michaeng (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora