O2O

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Mina no podía si quiera imaginar la situación a la que Chaeyoung tenía que enfrentarse todos los días.

Se preguntaba que haría cuando su "Padre" Se despedía de ella en las mañanas antes de ir al trabajo.

Por suerte, Mina estaba con ella cuando el hombre llegaba a casa en las tardes. Chaeyoung seguramente temía que fuera a hacerle daño otra vez.

¿La madre de Chaeyoung no sospechaba nada? ¿¡Por qué todo se había vuelto tan confuso ahora!?.

Mina acarició suavemente el cabello de Chaeyoung, quien estaba dormida en el sofá. La mayor estaba esperando que su madre terminara de hacer sus haceres para poder marcharse.

Pero sentía la necesidad de hablar con aquella mujer que siempre fue amiga de su familia, aquella que consideraba como otra madre para ella, porque siempre la había cuidado.

Quería abrirle los ojos para que supiera por lo que estaba pasando su hija.

Pero justo cuando se estaba armando de valor, el hombre en cuestión llegó al hogar.

—Hola, Mina, ¿Cómo estás?, ¿Qué tal estuvo la escuela?.

—Bien, señor Son, nada de otro mundo.

—Estos adolecentes, espero que Chaeyoung sea más comunicativa cuando tenga tu edad.

—Ah, por supuesto.

Mina siquiera lo miraba, seguía concentrada en las facciones de la pequeña durmiente.

Recibió un texto en el que se vio obligada a volver a casa, así que le dio un pequeño beso en la mejilla a Chaeyoung, se despidió de la madre de la menor y salió del hogar más que preocupada. Obviamente, evitando al tipo que había hecho sufrir a lo más importante que tenía en la vida.

 Obviamente, evitando al tipo que había hecho sufrir a lo más importante que tenía en la vida

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Pasitos de pingüino | Michaeng (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora