|| ¿Resentimiento? ||

157 15 7
                                    

¿Resentimiento?

Sorpresivamente para el rubio, era la primera vez que su esposo le dejaba salir sin ninguna clase de amenaza, nada con lo cual poder lastimarlo y eso; le hacía cuestionarse varias cosas, Craig no volvió a golpearlo, agradecía por ello, pero nunca se podía evitar el que una que otra palabra dañina abandonará sus labios asesinando así las esperanzas del rubio en que su pareja cambiaría, probablemente pedía mucho, mucho más de lo que se le podía dar. Pero estaba dando algún tipo de comienzo positivo nuevamente; los niños corriendo a los alrededores le causaban una ternura sin igual, le hacía querer saber que de verdad deseaba un hijo. Aunque, con esa situación, agradecía plenamente que el azabache se hubiera negado a tener al niño.

Craig iba unos pasos más atrás del rubio, mantenía la mirada fija en él; observó cómo esté saludaba animadamente a los niños que vivían por la cuadra y un nudo se formó en su estómago manteniendo la mirada perdida nuevamente; tantos pensamientos cruzaban su cabeza. Tantos lindos recuerdos, tantas fantasías que ahora no podría cumplir, sus labios se apretaron y se alarmó cuando las lágrimas comenzaron a caer, apretó los puños y detuvo sus pasos para darse la vuelta; Gregory lo noto. Pues los pasos de Craig no eran exactamente delicados e imperceptibles como los suyos.

—¿Ocurre algo? —Pregunto preocupado de haber echó algo mal, el azabache negó:— ¿Te ocurre algo? —Volvio a preguntar acercándose a su esposo. Este solo se alejó de su tacto.

—Ve a pasear si quieres, no se, jugar con los niños. Verte con tu amigo, no importa; vete por hoy, lo mereces. —Su respiración se volvió pesada, y la expresión de sorpresa de Gregory no tenía comparación.

—¿Q-que dices? —Parpadeo pensando que oía mal. Craig gruñó.

—Puedes hacer lo que quieras hoy, no tienes horario de llegada. —Miro por sobre su hombro al más bajo, este tenía las pupilas dilatadas y la boca ligeramente abierta:— Nos vemos en casa. —Y se llevo las manos a los bolsillos para caminar a su hogar nuevamente, Gregory se quedó inmóvil unos segundos, antes de tomar camino e ir a la casa de su mejor amigo.

Craig solo vio como el más pequeño se alejaba. Las lágrimas seguían descendiendo de sus mejillas y el ardor en el pecho se hacía insoportable. Dolía; joder, cómo dolía el siquiera pensar que ya por alguna de sus locuras el más pequeño no le amaba, lo habia maltratado, mutilado y aveces lo hacía pasar hambre.

¿Podía ser más miserable como ser humano?

Agitó la cabeza, borrando toda clase de pensamientos negativos a su persona. No podía permitirse el llorar por algo que su propio esposo había provocado, siguió caminando. No sin antes sacar un cigarro y llevarlo a sus labios, miró con aburrimiento a los niños que corrían a su alrededor, imaginando en algún momento si de verdad hubiera llegado a adoptar a una de esas criaturas con Gregory, sería lindo, si, pero definitivamente no querría que su hijo viera como hace sufrir a su compañero sentimental, sencillamente no.

Los pasos se detuvieron, sacando las llaves de su bolsillo abrió la puerta de la gran casa -regalo de los padres del menor- e ingreso para ir directamente al mini bar y sacar una botella de cualquier alcohol que tuviera ahí, tomo asiento en el sofá y tirando el cigarro al cenicero, destapó la botella para comenzar a beber.

Prefería ahogar sus sentimientos de culpa en alcohol.

Lo que le esperaba a Gregory al llegar a casa.

Palabras: 590

|| Violentómetro || [Craig x Gregory]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora