|| Violentómetro || [Craig x Gregory]

|| Bromas Hirientes ||

Bromas Hirientes

Al igual que todas las mañanas, él rubio se encontraba frente al espejo observando su cuerpo, estaba sólo en ropa interior, su motivo. Encontrar que era lo que su esposo encontraba tan gracioso de él. Todos los días bromas pesadas eran dirigidas a su débil persona, y ansiaba saber él porque, cuatro años cumplía de casado, y en todo ese tiempo su esposo había sido alguien atentó, romántico y cariñoso.

¿En que momento había dado tal cambio? Llevaba mas de dos meses siempre sacándole burla a alguna parte de su cuerpo, si no eran sus piernas, era su cabello, su apariencia andrógina, rara vez sus ojos formaban parte de la burla, pero definitivamente de lo que sacaba mas provecho, era de su pequeña estatura. Resignado por no saber que encontraba su esposo a motivo de burla, se volvió a vestir y bajo a la cocina, con la vaga esperanza de que esta mañana él azabache no se burlase de él.

Ingenuo.

Una vez tuvo preparado él desayuno, lo sirvió en dos platos perfectamente organizados y esperó aún lado de la mesa por su amado. Apenas la figura alta y fornida del azabache cruzo él umbral de la puerta ocasionó una pequeña sonrisa en los labios del ingles, él azabache le sonrió también, pero no por amor o alegría de verle allí.

—Cariño, tu cabello esta muy largo, deberías cortarlo, pareces chica, además deberías vestir mas masculino, que yo sepa tengo un esposo no esposa. —Observo esa sonrisa descender de los rosas labios del ingles y tomo asiento para tomar él tenedor y disponerse a desayunar. —Ademas, deberías dejar de ponerte esos pantalones cortos, tus piernas se ven horribles con ellos. —Puntualizó y apenas diviso un destello de lágrimas querer abandonar los azules mares del rubio suspiró. —Es broma, cariño. —Sonrio, dejando aún aturdido rubio mirándolo.

¿Que clase de broma era esa? ¡No le había gustado en absolutamente nada!

Sonrió de forma chueca. Las lágrimas querían seguir y bajar, pero no lo permitió solo tomo asiento en la silla y tomo los cubiertos para comer.

—M-muy gracioso, amor. —Espeto de forma entrecortada, para empezar a comer.

Craig conocía muy bien lo fácil que era hacerle sentir mal con las palabras. Cada que las decía para no importarle lastimarlo. ¿Le importaba?

Por supuesto que no.

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