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Que nervioso se sentía. Sus piernas le temblaban a tal grado de que estuvo varias veces a punto de perder el equilibrio.

No recordaba, o eso creía, haber pasado un día tan emocionante como ese. Su cumpleaños número trece. No podía dejar sus manos quietas y se mordía el labio, nervioso. Si, estaba aterrado. Su padre le había dicho que su regalo estaba escondido en las caballerizas. Se podía imaginar perfectamente de que se trataba.

Respiró profundamente y entró al lugar. Aquel familiar olor a caballo y paja entró por su nariz. Lo respiró más aún, tomando varios segundos para recordarlo. Quizás fuera la última vez que lo hiciera.

Entró del todo y miró a su alrededor, para luego volver a mirar al frente. Su obsequio estaba ahí. Una amplia sonrisa se impacto en su rostro, y sin poder evitarlo apresuró sus pasos hacia él.

Siempre quiso un caballo blanco y al fin, su papá le había cumplido el capricho. Mordió sus labios, de nuevo, y comenzó a disminuir el paso. Un nuevo sentimiento acaparó toda su emoción. Miedo. Tenía miedo. Era lindo, pero era muy grande para él, y no sabía como iba a reaccionar.

No le tengas miedo. — escuchó como alguien le hablaba.

Giró para encontrarse con él. Le dedicó una tímida sonrisa y sus mejillas se enrojecieron. Siempre se enrojecía cuando Seungyoun estaba cerca. Sentía aquel lindo cosquilleo en el estomago y aquellas molestas ganas de tomarle la mano y no soltarlo.

— ¿Qué haces aquí? — le preguntó y se armó de valor para mirarlo.

Su amigo, Hyeong-jun, siempre le decía que un niño se da cuenta cuando alguien gusta de él si no lo mira a los ojos. Tenía que mirarlo si o si.

Te estaba buscando. Mañana te irás, y no sé cuando nos volveremos a ver. — dijo él.

El pequeño sintió que las cosquillas se hacían más seguidas y algo parecido a la angustia se coló entre sus emociones. Sabía que no iba a volver por mucho tiempo. Su padre había decidido enviarlo a estudiar a Londres. Lo iba a extrañar tanto.

No pienses en eso. Volveré. — dijo de manera dulce y calmada.

¿Cuándo?

No lo sé. Pero volveré.

Mi madre dice que "Lotres..."

Londres. —lo corrigió esbozando una pequeña sonrisa.

Lo que sea. —continuó. — Queda muy lejos... Tomé prestado un mapa del señor Dong Wook para cerciorarme. Está a horas de aquí, ¿Y si te pasa algo? ¿Y si me necesitas? — preguntó él con impaciencia.

Habrá mucha gente para cuidarme, salvaje. —dijo divertido.

Él mayor no pudo evitar sonreír. Salvaje, apodo que "Minnie" le había puesto un día que ambos jugaban en los matorrales del campo y él se había comportado tal y como él lo había llamado.

Sé que habrá mucha gente cuidándote. — continuó. Se rascó la nariz y luego el mentón. Se sentía nervioso. — Pero son gente desconocida...

Minhee comenzó a jugar con la punta de su pulcra camisa blanca con botones y florecitas, apretándola y arrugándola en la palma de su mano. Las cosquillas de su estomago aun no se iban. Contempló a Seungyoun en silencio por unos cuantos segundos. Tenía ganas de decirle muchas cosas. Sabía que dentro de un par de horas ya no estarían juntos.

¿Vas a extrañarme? — cuestiono el menor de ambos.

Caminó hacia el caballo, algo torpe, chocando con él. El inmenso animal chilló e hizo un relinche. Lo miró asustado, pero de pronto sintió una mano que tomaba la suya y la apartaba un poco de la fiera.

˖˘𖧧 WHITE ⵓ 𝙨𝙚𝙪𝙣𝙜𝙮𝙤𝙪𝙣 + 𝙢𝙞𝙣𝙝𝙚𝙚.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora