˖˘𖧧 WHITE ⵓ 𝙨𝙚𝙪𝙣𝙜𝙮𝙤𝙪𝙣 + 𝙢𝙞𝙣𝙝𝙚𝙚.

five.

Minhee sacaba ropa y más ropa de su maleta, y con sumo cuidado la ordenaba en su nuevo closet. Se sentía realmente contento de haber aceptado acompañar a su padre al campo. No pensó que le iba a hacer tan bien. Dongpyo entró algo agitado a la habitación. Él lo miró extrañado.

— Al parecer hay problemas por allí.— le contó y volvió a salir por el balcón.

Kang frunció el ceño y dejó las cosas para salir también. A lo lejos observó las caballerizas. Sonrió al recordar aquel lugar. Luego iría a darle un vistazo.

Entonces divisó a Yoo mi caminando con un muchacho de cabello rubio que venía acompañado de un señor que lo llevaba casi colgado. Al parecer estaba herido o algo así.

— ¿Habrá pasado algo malo? — preguntó mini. Dongpyo se encogió de hombros.

— No lo sé.— dijo él. — Pero allá va tu padre en un caballo.

Minhee miró en la dirección que su amigo le había indicado. Y si, aquel hombre era su padre montado en un caballo. Al lado de él había otro hombre. No podía distinguirlo bien ya que se estaba alejando a toda velocidad.

— ¿Qué habrá pasado? —inquirió el dueño de casa.

—Podemos bajar a preguntarle a Yoo mi.— dijo Pyo, contento, e ingresó de nuevo a la habitación.

El rubio se quedó unos segundo más, observando como su padre y aquel hombre se perdían en el horizonte. Por lo que sabía en aquella dirección quedaba la estancia de los Song. Tuvo que haber pasado algo malo para que su padre se fuera sin decirle nada. Soltó un suspiro y entró. Su mejor amigo ya estaba parado en la puerta.

— ¿Qué te sucede? —dijo el más alto, divertido.

— Vamos, beauty, necesito saber que pasó.

— Eres tan... Chismoso.

Salieron de la habitación y podría decirse que el "chismoso" casi lo hace correr por el pasillo hasta llegar a las escaleras. Bajaron a las risas, pareciendo dos niños más que dos personas grandes. Corrieron una carrera hasta la cocina y entraron rápidamente. Se detuvieron al verlos a allí. Yoo mi los miró algo sorprendida. Y Minnie posó su mirada en el chico de cabellos claros.

— ¿Qué pasó?

— Nada, muchachos, tranquilos.— les dijo ella. Kang seguía mirando al chico. Este también lo miraba fijamente. Eso, hasta que alguien más alzó la voz.

— ¿Niño Minnie?

El trabajador se quitó el sombrero y lo miró como si él fuera de mentira. Kang se acercó sin dudarlo a él y lo abrazó. Aquel hombre era como un abuelo para el chico. Cuando era pequeño él era siempre el que le contaba las mejores historias de hadas y duendes que habitaban por allí. Era como si de a poco su niñez lo envolviera. El anciano le devolvió el gesto con algo de inseguridad, pero al final lo abrazó. El hombre tenía varias lágrimas en los ojos.

— Pensamos que se había olvidado de nosotros, niño.

— ¿Olvidarme? — inquirió.— ¿Estás loco? ¿Cómo iba a olvidarme yo de mi abuelito de campo?

— Estás más bonito de lo que recuerdo, mi niño.— le dijo con ternura.

Minhee sonrió algo emocionado y se acercó de nuevo a Yoo mi que estaba muy concentrada limpiando la herida del chico de cabellos rubios.

— ¿Y quién es él? — le preguntó. Hangyul lo miró.

El herido creía saber quien era ese chico. Una vez, hacía bastante tiempo, había encontrado una foto de él, cuando era más niño, en la habitación de Seungyoun. El pelilargo casi lo había asesinado por andar revisando sus cosas y luego había guardado la foto en algún lugar que él no supo encontrar más.

— Él es Hangyul, mi sobrino. — dijo la mujer. Minhee le sonrió y le tendió la mano.

— Mucho gusto, soy Minhee.

— Es el hijo del señor Kang. — le aclaró su tía.

Algo inseguro, Hangyul tomó la mano del muchacho. Él le sonrió levemente.

— Es un placer conocerlo. —habló algo tímido.

— ¡Okey! —dijo Dongpyo mirando a todos alternativamente — ¿Alguien va a decirnos que pasó? Porque no por nada ese muchacho tiene una herida en el brazo, y no por nada Dong Wook se fue en caballo a toda velocidad no sé a donde.

Yoo mi sonrió divertida y sin querer le apretó un poco el brazo a Hangyul. Este se quejó y la miró mal.

— No me mires así, jovencito. — lo regañó. Él dejó de mirarla.— Hubo un pequeño problema con los hijos de los Song.

— ¿Con Eunsang y Minkyu? — inquirió Kang.

— Si, con esos mismos.

— Agh.— resopló.— Siempre me cayeron mal esos dos. Cuando yo era niño no hacían nada más que molestarme...

— Te digo que no han cambiado mucho, Siguen siendo los mismos inútiles de siempre. Con la diferencia de que ahora se creen los dueños y señores.

— ¿Y cuál fue el problema? — quiso saber Kang.

— Hangyul está enamorado de Hyeongjun.

— ¡Tía! —exclamó él sin poder creerlo.

Ella lo miró divertida.

— ¿Qué? — le preguntó.— Solo les estoy contando como son las cosas.

— ¿Estás enamorado del pequeño Song? No lo recuerdo mucho porque su padre no la dejaba salir a jugar cuando era un niño.— Cuestionó Minnie.

— Mhg, yo no lo sé. A decir verdad, él es lindo.

— Aaaw.— Dongpyo se acercó para unirse a la conversación. — Me muero muerto, una historia de amor como en las novelas.

Hangyul se puso de todos los colores y la mujer soltó una estrepitosa carcajada.

— Como les estaba diciendo, está enamorado de Hyeongjun y al parecer él también lo está de mi sobrino. Cosa que puso como loco al dueño de las tierras Song, desde que lo supo no lo ha dejado salir ni por asomo. El pobre ha estado escapándose a cada rato de su casa. Por eso mismo han mandado a construir esa nueva valla.

— Maldito loco. Pobre niño, debe ser horrible tener un padre así.

— Sí. — musitó el enamorado. — Lo odio.

— Y al parecer Hangyul se acercó a sus tierras, y los Song salieron a los tiros. Agradezco a dios que solo la bala lo haya rozado.

— Y por eso su padre ha decidido ir a hablar con ese señor. Está situación no puede seguir así.

— ¿Cuántos años tienes? — Minnie le pregunto al chico herido.

— Diecinueve.— contestó, algo extrañado.

— Pareces mayor.— aseguró. Él lo miró con el ceño fruncido.

— Tú pareces más pequeño...

— Hangyul. — lo regañó Yoo mi.

Kang rió por lo bajo.

— ¿Por qué lo regañas? — preguntó Dongpyo. — El muchacho tiene razón. Minhee tiene veinte, pero parece apenas un niño de diecisiete.

— Cállate. — le dijo el chico ruborizado.

Todos rieron en la cocina y la mujer terminó de curar bien a su sobrino. Lo mandó a acostarse y descansar, ya que había perdido bastante sangre. Pyo se disculpó y se retiró a su habitación para dormir un poco antes de que la cena estuviera lista. El día ya había terminado.

Minnie se quedó con Yoo mi en la cocina, ayudándola con la comida. Luego de unos cuantos minutos decidió salir a tomar un poco de aire.

— Ten cuidado, niño. Mira que por aquí hay muchos mosquitos.

— Solo iré a ver a los caballos, tendré cuidado.