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PLAYBOY


Si vives en los barrios altos de la ciudad eres afortunado, los lujosos edificios junto a familias adineradas que pertenecían a la élite del país eran el cielo mismo a pesar de arder como el infierno. Un lugar donde tu fortuna es la cual te define, te da poder. Aquí el dinero lo vale todo. Tienes que aprender a ser un codiciado, ser mejor que el resto, siempre querer más, ser el anfitrión de tu familia y encabezar las altas expectativas de toda la sociedad...Pero cuando eres hijo de la élite, no estás impresionado por todo lo que tienes, quieres corromper la perfección y yo, era el mejor haciéndolo..

—Oh mierda...—Gemí en un ahogado gruñido. Mi mano se deslizaba con fluidez sobre mi miembro gracias a el pre-semen que salía de este. Aumente la velocidad de mi diestra apoyando mi frente a los fríos azulejos de la ducha mientras dejaba que el agua de la regadera cayese sobre mi. No tardé en eyacular en mi mano manchando esta y un poco de los cerámicos color negro. Mordí mi labio con fuerza haciendo que se quebrantara un poco, mi respiración era irregular y soltaba uno que otro suspiro sintiendo como el agua caliente recorría todo mi cuerpo.

Las pajas matutinas se estaban haciendo costumbre.

Cerré la regadera y tomé la toalla gris que estaba colgada. La enrollo en mi cintura y salí de la ducha. Caminé por el baño hasta toparme con el espejo, lo limpié con mi mano observando mi reflejo. Mi cabello húmedo y mucho más largo que la última vez, estaba más bronceado, solo un poco; buen comienzo de clases después de las vacaciones de verano.

Tal vez sí preguntes por mí a cualquier persona de la preparatoria te dirán "Scorpius Husher es un completo hijo de puta " pero para ser honestos así era . Era apodado como el Playboy o Fuckboy reconocido en la ciudad por ser el hijo de un influyente empresario; saliendo con chicas noche tras noche y cada día una diferente. Era bueno en todo lo que hacía, era millonario y sexy ¿Qué más podría pedir?
Desde que tenía dieciséis me había convertido en una basura de hombre, un completo bastardo. Pero realmente no me importaba en absoluto sabiendo todo lo que quería, chicas, autos y dinero. Llámame creído o presumido, pero ¿Por qué no serlo cuando tienes una vida perfecta?

Puse mi uniforme luego de secar mi cuerpo. Desabroché los tres primeros botones dejando la corbata bordó floja. Mis pantalones negros se apretaban perfectamente a mis muscolusas piernas y la campera del equipo. Tomé la mochila y las llaves de mi coche. Salí de mi casa, abrí la cochera en donde estaba mi carro. Era dueño de un Mercedes Benz AMG gris oscuro, mi juguete favorito. Me subí a este dejando mi mochila en el asiento de copiloto y arranque directo a la preparatoria.

Cursaba mi último año, faltaban varios meses para la graduación. Sin embargo, a pesar de no tener pintas soy un alumno ejemplar pero aún así no me libraba de las llamadas de atención. Con la radio encendida, conducía de manera acelerada hacia el gran edificio del Instituto en el cual asistía. Era una institución de prestigio, la gran mayoría de los estudiantes entraban por tener el apellido de sus padres, por otro lado otros conseguían becas. Por mi parte, mi padre tenía relevancia en la ciudad por ser un gran ceo codicioso, era siempre el centro de atención de las cámaras en todos los lugares; para mi suerte no vivía aquí si no estaría en graves problemas. Ser parte de una familia de élite llamaba la atención de los reporteros.
Al llegar todas las miradas eran robadas por mi auto. Era poco común que un chico de diecinueve años portara semejante coche deportivo. Como de costumbre, me adentré al estacionamiento de la preparatoria, sin embargo al llegar a mi lugar indicado un Mustang, un Shelby GT500 color negro con sus características franjas rojas, se encontraba en el lugar de aparcamiento en el cual siempre solía hacerlo. Mi mandíbula se tensó mientras que mi lengua chocaba con el interior de mi mejilla izquierda, ese auto opacaba al mío por completo, Al ver las letras plateadas sobre la placa de auto que decía "CHERRY" y el rayón debajo de la luz trasera izquierda lo reconocí de inmediato. Era el Mustang que me había ganado el sábado y yo era el autor de aquel rayón con las llaves de mi auto.
Negué con la cabeza mientras sonreía sarcásticamente pensando que realmente estaba jodido. Aquel tipo era un nuevo reto para mi y me jodia por completo.

CHERRY PLAYBOY© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora