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PLAYBOY

Era una noche de viernes y la gran luna se asomaba entre las oscuras nubes. La ciudad cobraba vida mientras la noche se ponía cada vez más pesada, y no podía faltar la euforia de los chicos por la gran diversión de esta noche. La novedosa fiesta de Jonh  en la terraza del hotel de su padrastro había recorrido el oído de muchas personas, lo cual esta noche sería una muy buena.

Terminé de abrochar los botones de mi camisa negra y me acomodé el cabello con mi mano, estaba listo, solo gálata a mi chaqueta de cuero. No solía usar camisas, pero hoy era un caso especial.
Esta vez iría solo, quiero conocer personas nuevas, sin embargo el pequeño y delicioso susurro del diablo con labios de cereza me tenía inquieto. Esa perra me lo pagará, pero no debería ser tan descuidado. Tenía en mente hacerle entender que no iba a dejar las cosas así por así. Ella tendría que saber con quien se está metiendo.

Al conducir por la ciudad con la música fuerte a gran velocidad era algo que disfrutaba, pues este hotel estaba algo lejos del centro de la metrópoli. No tardé en llegar, me bajé de mi coche y dejé las llaves para que lo estacionara el hombre de recepción.
Al notar mi llegada una chica muy bonita me recibió con una gran sonrisa. Esta sería una buena noche.

Podía sentir el olor de los cigarros en el elevador y la música cada vez más cerca. Sin duda alguna, mi mejor amigo hacía las mejores fiestas de la ciudad. Cuando llegué las personas me reciben rápidamente, John se aleja de su novia y llega hacia mí con una gran sonrisa y dos copas en su mano.

—Recién llegas y ya tienes a las personas babeando por ti. —Ambos reímos. John no mentía, porque al desviar la mirada una sexy rubia me observaba con deseo en la barra.
Había muchas personas y se te dificulta caminar entre tantos cuerpos bailando al ritmo de la música. Llegué a la barra y la misma chica sonrió ampliamente también...

Inhale el humo de cigarro recién armado por la rubia. La verdad, ya habían pasado más de treinta minutos y no podía dejar de pensar en lo fácil que podría llevármela a los asientos traseros de mi auto. Pero algo (o mejor dicho alguien) interrumpió mis pensamientos con solo su presencia.

Llevé lentamente mi mirada hacia la entrada y allí estaba el pequeño diablo; Cherry.
Su cuerpo estaba cubierto por un vestido rojo que le quedaba como anillo al dedo. Su mirada penetrante y su postura firme la hacían ser el centro de atención entre la multitud. Pero ella no estaba sola, el mismo rubio de siempre o Ricitos de oro  también estaba a su lado. Pero no tardó en soltarla al llegar a la barra para saludar a un par de personas más.
No podía evitar observarla, ella sabía muchas cosas y aquel vestido le sentaba jodidamente bien. Tenía una mezcla de emociones encontradas en mi cabeza.  Cherry se acercó a Tisha y al resto de las chicas que se habían vuelto sus amigas. Su mirada se topó con la mía, pero esta fue apagada ya no había aquel destello de superioridad en sus ojos.

Apartó su mirada lentamente y tomó de su copa
con rapidez sin importarle que algunas gotas escaparan de la comisura de sus labios.
La chica que tenía al frente seguía hablando, pero no prestaba atención en absoluto. Solo tenía un pensamiento rondando y era lo que tanto sabía Verónica sobre mi.

— Linda, allí están unos de mis amigos. Ellos té darán la atención que necesitas. —La rubia bufó y se fue de mi vista agarrando nuevamente su bolso con furia, no le tomé importancia y pedí otro trago.

—¡Husher!—uno de los chicos me llamó y volteé a verlos para acercarme a ellos-¿Quieres? —Extendió un papel enrollado, sonreí un poco... una inhalada de yerba no me hará nada.

CHERRY PLAYBOY© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora