Corría el mes de diciembre en la ciudad bávara de Múnich y el entrenamiento que se llevaba a cabo en los campos deportivos del equipo Bayern Múnich se desarrollaba relativamente con mucha tranquilidad, en medio de una ligera capa de nieve que había estado cayendo durante toda la mañana; el entrenador Rudy Frank Schneider había decidido que ese día se haría una práctica mucho más ligera de lo normal y que finalizarían actividades temprano si las condiciones climatológicas no mejoraban. La pausa invernal de la Bundesliga estaba muy próxima a comenzar por lo que los jugadores del club pronto tendrían su merecido descanso siendo que más de uno ya tenía sus planes listos para las vacaciones.
La gran mayoría de los futbolistas extranjeros como era el caso de Sho, Levin, Corman, Shiken o Nimba entre otros, habían expresado que viajarían a sus países de origen a pasar las festividades; sin embargo, el japonés Genzo Wakabayashi reciente adquisición del equipo, había mantenido un hermetismo con respecto a sus planes, pues por más que sus compañeros le habían preguntado en más de una ocasión si iría o no a casa, él simplemente había negado con la cabeza sin decir palabra alguna, manteniendo con esto un cierto misterio al respecto.
— ¿Y bien Wakabayashi, que harás para estas fechas? —volvió a preguntar Karl, durante una de las pausas que tuvieron durante el entrenamiento de ese día.
— ¡Sí! Ya dinos de una buena vez, ¿qué piensas hacer? —inquirió a su vez Sho, con mucha curiosidad.
— ¡Déjenlo ser! —comentó Levin, intentando restarle importancia y saliendo a la defensa del portero—. Si quiere ser misterioso y no decirnos nada sobre sus planes, pues sus razones deberá él tener.
— No es que sea algún misterio —comentó Genzo, riendo—. Es sólo que no tengo ningún plan en específico para estas fechas —respondió, encogiéndose de hombros—. Los japoneses no solemos celebrar la Navidad por lo que lo más seguro es que me quede en casa.
– ¡Qué aburrido!— comentó Sho, a lo que los otros tres asintieron—. En China tampoco es una tradición pero lo que cuenta es ir a casa, ver a la familia o amigos y pasar unos días de diversión.
— Pues sí pero no veo la razón de viajar tanto para hacer algo que bien podría hacer aquí, además no es precisamente que el ir a ver a mi familia me haga saltar de emoción— respondió Wakabayashi.
Tanto Sho como Levin no quisieron continuar insistiéndole a Wakabayashi por lo que decidieron pasar a acosar al siguiente de ellos.
— ¿Y qué hay de ti, Schneider? —cuestionó Levin —. ¿Qué planes tienes?
— Iré a Ibiza —respondió Schneider, sin mostrar mucho interés ni ánimo—. Es Ángela quien quiere ir— se apresuró a aclarar el alemán.
— Y ahí vas tú a complacerla en todo —se burló el japonés.
— No es eso —se defendió Karl, mirando con cierto reproche a Genzo—. Es sólo que no veo ningún inconveniente en ir —agregó, encogiéndose de hombros para restarle importancia al asunto y terminar así el tema.
Los cuatro jóvenes continuaron charlando animadamente sobre los planes de Levin y Sho hasta que el entrenador les llamó para reanudar el entrenamiento, el cual finalmente concluyó mucho más temprano de lo habitual pues el clima en vez de mejorar terminó empeorando. Una vez que los jugadores se ducharon, cambiaron y alistaron, se fueron despidiendo uno a uno hasta que sólo quedó Schneider en los vestidores, quien al llegar a su Porsche pensó que sería una buena idea el aprovechar el tiempo libre que tenía y decidió ir al Stachus Passagen, un centro comercial subterráneo ubicado bajo el área de la Karlsplatz, la cual era uno de los sitios turísticos más importantes de la ciudad, en dónde buscaría algo que le pudiera servir para darle una sorpresa a su actual novia.
ESTÁS LEYENDO
A Christmas Tale
RomanceUnas vacaciones invernales con un inesperado giro llevaran a Karl Heinz Schneider, Genzo Wakabayashi y a Gino Hernández a replantearse cuál es el verdadero significado de la Navidad. Ésta es una típica historia navideña la cual podría o no contener...