El nuevo día trajo consigo un clima mucho más agradable del que hubo en los días anteriores, gracias en gran medida a que las intensas nevadas finalmente habían disminuido un poco, siendo además que la noche anterior había sido muy tranquila por lo que esa mañana se podía apreciar un hermoso día soleado, el cual se asomaba a través de las montañas dando una imagen de calidez al manto blanco que refulgía en el horizonte, logrando de este modo darles un gran respiro a los habitantes de la región. Gino había puesto en marcha el plan que se le había ocurrido la noche previa por lo que desde muy temprana hora del día ya se encontraba levantado intentando recabar la información que requería para su proyecto, siendo que en este instante se hallaba alegremente conversando con Erika, quien se mostraba más que feliz al lado del portero italiano, notándose a leguas la atracción que había surgido entre ellos.
— ¿Qué tanto conversan ustedes dos? —inquirió Elieth, con bastante curiosidad, en cuanto ingresó al área en dónde los jóvenes se hallaban platicando—. Desde hace rato que los veo susurrando entre risa y risa.
—Sólo conversábamos de temas diversos y sin importancia—respondió Gino.
— Además de que Gino amaneció bastante curioso —agregó Erika—. Me estaba interrogando sobre algunos datos de la posada.
— ¿Y eso? —cuestionó la menor de las Shanks, algo sorprendida—. ¿Sucede algo malo?
— No, sólo era por simple curiosidad —comentó Hernández, encogiéndose de hombros y tratando de aparentar que nada sucedía—. Erika me estaba contando la historia que tiene la propiedad y me surgieron algunas dudas.
— ¿Y es sólo sobre la posada lo que te interesa saber? ¿O hay algo o alguien en particular que sea de tu interés? —preguntó Elieth con burla, a lo que Erika enrojeció de inmediato.
— Puede que no sólo sea la posada —respondió el italiano, sonriendo, lo que apenó aún más a la mayor de las hermanas Shanks—. Hay cosas bastantes interesantes por aquí.
— ¿Qué no tienes nada mejor que hacer? —le dijo Erika a su hermana, queriéndola fulminar con la mirada—. ¿Por qué no vas a molestar a Lily o a Leo?
— No, no tengo nada mejor que hacer, es más divertido molestarte a ti —le respondió burlonamente Elieth—. Y de hecho, venía buscándote para ver si querías ir con nosotros a buscar el árbol de Navidad.
— ¿A dónde piensan ir a traerlo? —cuestionó Gino—. ¿Necesitan ayuda?
— Es una tradición en esta posada que cortemos el árbol más grande y frondoso del bosque para ponerlo en Navidad—comentó Elieth, con alegría—. Si quieren vengan con nosotros, será divertido.
— Y si el clima se presta haremos una fogata y un día de campo en medio del bosque —agregó Erika.
— Suena bastante divertido —comentó Hernández—. Iré por Wakabayashi y Schneider para que nos acompañen—agregó, al tiempo en que partía hacia su habitación en busca de los otros dos jugadores.
— Creo que tú le gustas —se burló Elieth, en cuanto Hernández hubo desaparecido del campo de visión.
— No digas tonterías, es muy agradable estar con él pero de eso a que le guste pues hay mucha diferencia —sonrió Erika.
— ¿Pero no viste la cara que pone cuando te ve? —refutó Elieth, sin dar su brazo a torcer.
— ¿Y tú no has visto la que Karl pone cuando estás cerca? —contraatacó la mayor de las Shanks.
— ¿Qué? No, para nada —respondió de inmediato la menor de las hermanas, toda avergonzada—. No inventes.
— Y por lo que veo a ti también te gusta —completó triunfante Erika—. Si no, no te hubieras puesto así de roja —rio con ganas.
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A Christmas Tale
RomanceUnas vacaciones invernales con un inesperado giro llevaran a Karl Heinz Schneider, Genzo Wakabayashi y a Gino Hernández a replantearse cuál es el verdadero significado de la Navidad. Ésta es una típica historia navideña la cual podría o no contener...