A la mañana siguiente, tanto Karl como Gino llegaron puntualmente al edificio en donde se encontraba localizado el departamento de Genzo, y luego de poner al corriente al japonés sobre el nuevo agregado al viaje, los tres jóvenes finalmente partieron en el BMW de Wakabayashi; para fortuna de ellos y a pesar de que la noche anterior había caído una gran cantidad de nieve, las autopistas del país aún se encontraban en funcionamiento, por supuesto con las debidas medidas de seguridad por parte de los automovilistas, por lo que los futbolistas emprendieron su viaje sin ningún tipo de inconveniente siendo que no debían demorar más de unas cuantas horas en llegar a su destino.
Sin embargo, cuando los jóvenes apenas habían pasado la ciudad de Berna, capital de Suiza, la nevada comenzó a ser mucho más fuerte por lo que cuando estaban por atravesar la pequeña ciudad de Yverdon-les-bains la visibilidad era prácticamente nula; Genzo, quien iba al volante, no podía ver más allá de unos cuantos metros hacia el frente de su cofre, siendo que los letreros de los señalamientos que se hallaban en el camino eran prácticamente invisibles para él tanto por la nieve que caía en el parabrisas como por el hecho de que los letreros se encontraban ya cubiertos por una gran capa de nieve.
— Comienzo a pensar que no fue tan buena idea viajar en medio de esta tormenta —dijo de pronto Schneider, quien iba en el asiento del copiloto.
— Creo que es demasiado tarde como para arrepentirse —comentó Wakabayashi, sin apartar su vista del camino—. Estamos a medio trayecto por lo que sería exactamente lo mismo llegar a nuestro destino que regresar a Múnich, en mi opinión creo que nuestra mejor opción es continuar.
— En eso tengo que darle la razón a Wakabayashi —agregó Hernández—. Es muy probable que más adelante la tormenta pueda estar más calmada, mientras que hacia Alemania es seguro que las nevadas se intensificarán, creo que sería más peligroso volver.
Luego de una breve discusión sobre si debían parar y esperar a que la nevada disminuyera un poco o si debían continuar para no quedar varados ahí, todos llegaron a la decisión de que lo segundo sería la opción más viable por lo que prosiguieron su camino hasta llegar a una bifurcación en la carretera y al no ver con claridad los letreros que indicaban qué dirección era la que debían seguir, ellos tomaron el camino equivocado, desviándose de su destino y avanzando por casi una hora más de trayecto sin percatarse de su error hasta que el automóvil prácticamente atravesó la frontera de Suiza para internarse en Francia.
Lamentablemente, tanto las condiciones del camino como la intensa nevada no les permitieron parar ni mucho menos volver pues con tanta nieve a su alrededor los caminos eran demasiado estrechos y peligrosos como para maniobrar, siendo que al final decidieron que lo mejor sería llegar al poblado más próximo en donde reestructurarían la ruta de su viaje; así pues, los jóvenes prosiguieron por el camino que comenzó a ser cada vez más estrecho pues aparentemente éste se adentraba en las montañas, siendo que después de algunos kilómetros fueron completamente rodeados por altos y frondosos pinos que ahora eran completamente blancos, lo que los dejaba prácticamente en medio de la nada.
— Creo que ahora sí ya estamos más que perdidos —comentó Karl, al mirar a su alrededor y sólo alcanzar a ver árboles y más árboles cubiertos de nieve.
— ¿Quieres por favor no molestar? —gruñó Genzo, girándose para ver a su compañero de equipo, pero pensando exactamente lo mismo que él.
— ¡Wakabayashi, al frente! —exclamó Gino, desde uno de los asientos posteriores del auto y señalando hacia adelante.
El portero nipón se giró justo a tiempo para ver cómo los faros delanteros del vehículo alumbraban directamente el rostro de un enorme lince boreal, el cual los miró con cierto enojo para luego saltar a la arboleda que se hallaba a un lado del camino. Con la enorme impresión de ver al salvaje felino prácticamente sobre ellos, y temiendo atropellarlo, Genzo por acto reflejo volanteó ocasionando que el automóvil se saliera de la carretera, rodando cuneta abajo hasta una mini hondonada con algunas piedras que la nieve cubría y contra las cuales el vehículo se fue a incrustar, ocasionando serías averías en el mismo.
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A Christmas Tale
RomanceUnas vacaciones invernales con un inesperado giro llevaran a Karl Heinz Schneider, Genzo Wakabayashi y a Gino Hernández a replantearse cuál es el verdadero significado de la Navidad. Ésta es una típica historia navideña la cual podría o no contener...