Sentí la necesidad de tocarlo,
de sacudirlo violentamente para que se le moviera esa cara inmóvil y admitiera ese suave canto; y, de improviso, lo encontré abrazado a mí, con sus brazos en mi pecho, sus pestañas tan próximas que las pude ver, espesas y brillando, por encima del orbe incandescente de sus ojos, y percibí su respiración suave e inodora contra mi piel. Fue el delirio.
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frases de entrevista al vampiro
De TodoFrases de el libro escrito por Anne Rice de entrevista al vampiro