Cuando tienes el poder

12. Debilidad

¡Por favor no me maten!

Les pido una disculpa, ya que no había podido subir capítulo hasta hoy. Soy una horrible persona por no avisarles siquiera.
Estaba en semana de exámenes y pues no podía ni abrir Wattpad.

Pero....... ¡Chachaaaaaaaan!
Ya salí de vacaciones y les prometo dos capítulos por semana. Aún falta mucho de la historia y además de que he estado pensando en un segundo libro y es lo más seguro que pase por que ya tengo casi toda la idea estructurada.

Bueno, ahora si los dejo leer.

¡Disfruten el capítulo!

¡Comenten y voten!

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—¡Ahora no es tiempo para sentimentalismos, debemos salir de aquí! —grita Derek debido al sonido que produce la alarma. Apenas lo alcanzo a escuchar y asiento rápidamente casi sin saber lo que hago. Realmente estoy bastante atontado.

—¡Brad! ¡Con un demonio! ¡Ayúdame a cargar a tu amigo! —grita Peter con cara roja. Avanzo hacia él, tomo uno de los brazos de Stephan y lo pongo detrás de mi cuello.

— ¡Bien, hay una salida alterna en el hala oeste, en la sección A1! ¡Debemos ir por los pasillos externos y al...!

—¡No! —lo interrumpo — ¡Tienen a alguien más, debemos encontrarla!

—¡¿Estas loco!? ¡Debemos salir de aquí! ¡Ahora! —Levanta bruscamente su brazo en dirección hacia la salida y se acerca a mi rostro de una manera retadora.

—¡No me iré de aquí sin Vanessa! —Digo acercándome aún más a su cara y hablando entre dientes.  Me quito el brazo de Stephan dejándole todo el peso a Peter y empujo del pecho a Derek abriendome paso hacia un gran portón de metal.

El sonido de la alarma me está fastidiando el cerebro y reventando los tímpanos haciendo que mis nervios se pongan de punta.

Antes de que mi furia siga moviéndome, me detengo antes de cruzar  el portón, me llevo las manos a la cara y una vez que las bajo suelto la mejor idea que se cruza por mi cabeza

—¡Saquen a Stephan de aquí! ¡Yo iré a buscar a Vanessa! —grito sin siquiera voltear.

—¡No! ¡Tú vienes con nosotros! —Derek me sujeta del cuello de la camisa y comienza a arrastrarme por la habitación.

—¡Sueltame, Derek! —De un movimiento rápido me quito su mano de encima de mí —¡No voy a cambiar de opinión! ¡Jamás la dejaré aquí!

La cara de Derek refleja furia y está claro que no se va a rendir tan fácil contra mí.