Capítulo 1

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—Buenos días Directora. -La voz de mi secretaria es lo primero que escucho en las mañanas al llegar a la empresa.

—Buenos días Less ¿Ya están listos los papeles? -Le pregunto saliendo del automóvil.

—Si Directora.

—Muy bien, entonces se lo haces llegar a mí abuela.

—Como usted ordene.

Voy directo a mi oficina, a la hora del almuerzo tengo que reunirme con mi abuela y mis tios, no sé pero tengo el presentimiento de que nada bueno va a pasar hoy.

La mañana transcurre con algo de normalidad, el cielo está algo nublado, no me gustan los días lluviosos, los odio.

Organizo unos documentos antes de irme, me urge que mi secretaria los entregue cómo debe ser.

—¡Less! -La llamo a voz alta desde mi escritorio. La veo acercarse y me levanto de la silla con los documentos en mano.
—Mi chaqueta por favor. -Ella tropieza con un sofá, se incorpora y me entrega la chaqueta.

—¿Necesita algo más directora?

—Sí, las citas, todo lo que tenga agendado para hoy en la tarde lo cancelas por favor. -le hago entrega de los documentos y me detengo para hablarle. —Se lo haces llegar a Carmen, debe trabajar en ello lo más pronto posible. -Carmen es mi amiga y una de las fotógrafas de la compañía

—Como usted ordene.

Salgo rumbo a encontrarme con mi familia, la verdad esos encuentros familiares no son tan agradables como me gustaría.

Observo las calles mientras voy al volante, a lo lejos veo mi cafetería favorita, le pertenece al viejo Karl un primo de mi abuela, diría que es como un abuelo para mí, él no siguio con los negocios de la familia, tiene su propia empresa exportadora de café, el mejor café de la ciudad. 

Salgo del auto y observo la entrada de la casa de mi abuela.

—Buenas tardes. -Saludo a mis mayores cuándo me acerco a ellos.

—Mi pequeña ha llegado, por favor vamos a disfrutar del almuerzo. -Mi abuela se pone de pie y me da un abrazo.

—Hola abuela ¿Estás bien? -le devuelvo el abrazo.

—Estoy muy bien ya que has llegado.

—No crees que exageras. -Nos reímos juntas.

—Para nada, vamos para que comas, estás muy delgada. -Nos sentamos junto a mis tíos Marco y Joel que son gemelos.

La tarde pasó poco a poco entré pláticas y algunas risas, la comida, deliciosa cómo de costumbre.

—Muy bien, ya es hora de hablar con Morgan. -Escupe finalmente mi abuela, con una pizca de emoción, la cuál no me emociona en nada.

—Soy todo oídos, ahora sí, vayan al grano. -Los observo con mucha seriedad, sabía que esa invitación traía algo oculto y por eso vengo preparada.

—Ok, seré directo. -Mi tío Marco me observa. —Queremos que te cases con el hijo mayor del presente de la compañía PSC.

—¡Qué! ¡Están locos! -Los observo sorprendida y con enojo.
—¡Me rehusó! Yo no pienso casarme con ese mujeriego. -Me levanto del sofá dispuesta a largarme de éste lugar; es increíble, que en pleno siglo XXI ellos quieren que me case por conveniencia, no puedo creerlo.

—Escuchanos Morgan, esto es fundamental para la compañía. -Dice mi tío Joel con seguridad.

—¡Al carajo la compañía! ¡No lo haré! Estoy a cargo de un proyecto y no será el único, porque sea mujer no quiere decir que no puedo ser la presidenta de P&M.

—Tu eres capaz, eso no los has demostrado en los últimos tres años.

—Exacto y no necesito de un hombre para manejar una compañía y mucho menos mi vida. -Levanto mi cartera con enojo.

—Morgan ya tienes 26 años, yo quiero nietos antes de dejar esté mundo, Soret  es un buen hombre, está pisando los 30 y es muy simpático.

—Lo siento abuela, eres como mi mamá, sé que soy la única nieta que te dejo mi madre antes de fallecer pero no lo haré, no en contra de mi voluntad.

—El presidente también estará de nuestro lado al igual que tu abuela, piénsalo bien Morgan. -Marco me da una mirada amenazante.

—Mi abuelo me prometió que lo que vivió mamá, yo no lo viviría en carne propia, si él rompe esa promesa no se lo perdonaré nunca, ni a él ni a ustedes. -Mis manos tiemblan de la rabia y decepción que golpean contra mi cuerpo.

Llegan los dolorosos mientras salgo de la casa, no sé en qué momento entré en el auto. Solo quiero llorar, pero me prometí ser fuerte, no voy a ser débil.

Después de esa terrible charla con mis tíos y mi abuela, decidí ir a mi cafetería favorita.

—Leche con vainilla por favor. -Busco mi tarjeta sin mirar a la persona que me atiende.

—Lo siento señorita pero eso no está en el menú. -Observo a la chica que está en el mostrador y no es la misma de siempre.

—Para mí sí está en el menú, veo que no estás informada. -No estoy de buen humor y está chica no me está ayudando.

—Señorita, Pero...

—¿Dónde está el encargado? Necesito hablar con él. -La miro después de interrumpirla.

La chica me mira algo asustada y me pide que me calme cuando la voz de un hombre me interrumpe.

—Señorita, cálmese por favor, no es necesario formar semejante escena. -Miro atrás de mí y un hombre que por cierto, se ve sexy me mira de pies a cabeza y me da una sonrisa hipócrita.

—¿Disculpe? ¿Una escena? Lo siento señor,  pero yo solo necesito hablar con el encargado ¿Acaso ese es usted?

—No, yo...

—Perfecto como usted no es el encargado, por favor, no interrumpa.

Sin decir más, míro en dirección a la chica nuevamente cuando veo al encargado del establecimiento.

—Señorita Morgan, disculpé lo que acaba de pasar, me hago responsable, el día de ayer se hizo un cambio de personal.

—Ahora entiendo todo, no pasa nada siempre y cuando se haga cargo.

—Así es, permítame yo la atiendo personalmente.

Qué terrible día, no puede ser peor.

Camino en dirección a mi automóvil cuando escucho esa linda e irritante voz nuevamente.

—Se ve tan feliz disfrutando de su leche con vainilla. -Me detengo y gíro en dirección a él.

—¿Me habla a mí?

—Así es, le hablo a usted, la responsable de que despidieran a mí hermana en su segundo día de trabajo.

—¡Oohh! Lo siento, no sabía que es tu hermanita, si me disculpas tengo cosas más importantes que atender.

—Me lo imaginé, las personas como usted son así. -Le doy una mirada de pocos amigos.

—No pienso perder más mi tiempo con usted, bye.

¿Personas como yo? Como se atreve a decir eso cuando no me conocé, espero no volverlo a ver en mi camino, por muy guapo que sea no permitiré que me vuelva hablar así.

Subo a mi automóvil, algunas gotas de lluvia comienzan a caer, ¡grandioso! Justo hoy lo llevé a lavar.

Eres Mío, Ese Es Tú Destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora