La conexión

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*Videollamada entrante*

Tú: mmmmm...buenas noches, cielo

IM: muy buenas, por cierto... me encanta la lencería que llevas esta noche, acentúa tu figura

Tú: ¿si? ¿tú crees? me gusta sorprenderte y renovar mi repertorio de vez en cuando...

IM: y eso está genial, cariño, te ves preciosa - dijo con voz ronca.

Tú: ahora quiero verte a ti...

IM: aquí me tienes reina

Tú: no me canso de observar tus lunares, sobre todo el que se dibuja en tu cuello

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Tú: no me canso de observar tus lunares, sobre todo el que se dibuja en tu cuello...

IM: tus labios sobre cada uno de ellos, dejando tu perfume en mi piel...

Tú: muero de ganas por probarte... cada día te me haces más irresistible

IM: ya solo quedan 5 días, nena

Tú: cuento cada minuto que pasa para estar más cerca de ti

IM: cuando sienta tu aliento en mi cuello, tus labios sobre los míos como una fina capa de seda, entonces enloqueceré

Tú: tus manos sobre mis mejillas, las yemas de tus dedos sobre mis labios, el calor de tu cuerpo sobre el mío y sentir tu voz, grave y ronca, susurrarme al oído

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Tú: tus manos sobre mis mejillas, las yemas de tus dedos sobre mis labios, el calor de tu cuerpo sobre el mío y sentir tu voz, grave y ronca, susurrarme al oído...

IM: eso puedo hacerlo ahora...

Tú: comienza por desabotonar tu camisa - ordenaste.

La cámara comenzó a enfocar su torso mientras se deshacía lentamente de cada botón de su camisa.

IM: tu turno, nena

Agarraste los finos tirantes de tu lencería y los bajaste, dejándolos caer por tus hombros. IM disfrutaba del espectáculo mientras mordía su labio inferior y gruñía.

IM: un poco más...

Bajaste aquel encaje que cubría tus senos, dejándolos libres. IM soltó un fuerte suspiro. Posaste tus manos sobre ellos y comenzaste a masajearlos despacio, relamiendo tus labios.

IM: eres tan mala...

Tú: y te encanta que lo sea... - sonreíste con picardía.

Procediste a lubricar un poco tus manos con un aceite especial para un masaje más placentero, lo que lo excitó aún más.

IM: oh vamos... estoy empezando a tener un grave problema aquí abajo... - dijo con la voz entrecortada, enfocando su erección presionando sus bóxer.

IM comenzó a rozar sus manos sobre aquella tela, tratando de contenerse pero le fue imposible. Deslizaste las yemas húmedas de tus dedos por tu vientre hasta el fino hilo de tu tanga, recreándote en esa zona.

IM: cierra los ojos por un segundo e imagina que son mis dedos los que te tocan...

Tus dedos bajaron por aquella tela de encaje hasta tu clítoris, donde presionaste y te mantuviste con movimientos circulares. La tela de sus bóxer comenzaba a humedecerse y su erección crecía con cada uno de tus movimientos.

IM: no aguanto más...

Agarró la goma de sus bóxer y tiró de ella hacia abajo para liberar su miembro. Tomó un aceite especial efecto calor para lubricar sus manos y tomó su grosor con una de ellas, deslizándola de arriba a abajo.

La escena se volvía cada vez más excitante.

Te deshiciste de aquel tanga que obstaculizaba tu camino. Abriste tus piernas buscando el ángulo perfecto para la cámara y hundiste dos de tus dedos en tu interior, con un intenso gemido. IM continuaba excitándose más y más escuchándote. Sus gruñidos eran lo más salvaje que habías oído nunca, erizaba tu piel y hacía temblar tus piernas. Ahogabas quejidos mientras te masturbabas, cada vez que te sentías más húmeda. Su grosor aumentaba y sus venas se hacían notar, rodeando su miembro. Su glande comenzaba a hincharse y sus gruñidos se oían más fuertes. Tú te contoneabas sobre tu ya húmedo colchón por la excitación, mientras tus dedos no cesaban de atravesar tu entrada.

IM: por dios nena... si-sigue a-así... - su respiración se entrecortaba y su agitación era más notoria.

Tú: vamos... córrete para mí...

Los movimientos de IM aumentaban el ritmo y sus gemidos inundaban ya todo el dormitorio. Tomó la cámara con una mano para enfocar su expresión mientras ejecutaba los últimos movimientos. Tenía los labios hinchados y enrojecidos y una mirada que atravesaba. Con los labios entreabiertos, continuaba gruñendo, dirigió su mirada hacia abajo y con el toque final, terminó estallando. Tú, mientras tanto, dirigiste tus yemas a tu clítoris, ya estimulado e hinchado, y las frotaste sobre él hasta que estallaste. 

Solo se oían vuestros suspiros. Tratasteis de recuperar el aliento y retomar la conversación pero, por desgracia, un corte de luz interrumpió la conexión.

*Videollamada finalizada*


LUSTWhere stories live. Discover now