Y comenzamos

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- Naruto pertenece a Masahi Kishimoto.

- Relaciones homosexuales y heterosexuales.

- Omegaverse.

- Ambientado en un contexto school life.

- Que yo sepa, japón no tiene climas áridos. Principalmente es un país lluvioso y muy húmedo, así que consideren que el sector climático donde está Suna es ficción.

- Está ambientado en el universo de ¡Es culpa de su aroma!

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A ciencia cierta podía decir que el kotatsu había alcanzado unos agradables veinte y tantos grados. O al menos eso explicaría el hecho de que se sintiera tan adormilado y cómodo en la habitación más fría de su casa. Las naranjas eran de temporada y había estado a tres movimientos de ganarle a su viejo en Go. Y habría seguido en ese sopor agradable si su madre no hubiese aparecido en la sala y le hubiese tirado de la cola de caballo.

¡Shikamaru! ¡Recuerda tu trabajo!

Si bien el chico reaccionó inmediatamente, lo único que hizo fue rascarse la cabeza y hacer un bostezo. Sabedor, por supuesto, que no había nada que hacer para amainar la furia de su madre. Pero el kotatsu seguía calentándole el cuerpo y la nieve de afuera no era el mejor aliciente como para reaccionar.

¡Shikamaru!

Ya, ya, me levanto... –respondió él, pensando en lo molesto de la situación. Maldijo internamente a su viejo por endiñarle aquel trabajo de medio tiempo como apuesta en una partida de Shogi, mientras se levantaba e intentaba consolarse pensando en el videojuego que tendría en navidad. Aunque era demasiado poco consuelo por todo lo que tendría que hacer. Partiendo por sacrificar sus momentos de ocio por hacer de escolta y terminando por tener que mantenerse lejos del cálido y acogedor kotatsu.

Que fastidio era.

El edificio de la alcaldía de Konoha estaba a cinco cuadras de su casa, por lo que al menos pudo evitar la usual congestión vehicular. Lo último que necesitaba, además de frío, era un tumulto de gente empujándole y dándole una falsa sensación de calor. La nieve le permitió caminar tranquilamente, por el momento. Pero el cielo no parecía querer dejar de nevar y, según el pronóstico del tiempo, para Navidad habría tanta nieve que no podrían salir de casa.

Y ESE, era el consuelo que si necesitaba.

Llegas tarde –le dijo una chica, en la entrada. No pudo reconocerla al comienzo, al usar un gorro blanco y una bufanda azul que cubría su rostro casi por completo. Shikamaru hizo una mueca, caminando lentamente hacia ella. Que fastidio era todo eso.

¿Tú eres a quien debo escoltar? –preguntó él, más por estudiada cortesía que por ganas de entablar una conversación. El tono de voz de la chica se le hizo conocido, sin embargo, no le pudo reconocer a simple vista.

Tú si que eres lento –ella se burló, antes de sacarse el sombrero. Shikamaru ladeó la cabeza, abriendo la boca con sorpresa cuando unos risos rubios muy conocidos para él rebotaron contra su cuello y la mirada seria y burlesca de Sabaku no Temari se dirigió hacia él. El chico tragó saliva. La recordaba porque era la chica más aterradora que había conocido en su vida. Y porque en la exhibición de kendo hacía tres años, casi había acabado con él. Aún tenía pesadillas con la espada de madera de la rubia apuntando hacia sus partes –Y. ¿Te quedarás toda la tarde mirándome o iremos a la reunión con la alcaldesa?

Shikamaru pensó en el fastidio que serían los siguientes días. Pero asintió y avanzó detrás de ella.

Asumo que si –dijo finalmente. Temari se volteó sólo par rodar los ojos. Y le hizo sentir, por increíble que pareciera, bastante idiota.

Algo tan fastidioso como la NavidadWhere stories live. Discover now