Los problemas amorosos de otros

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Ni siquiera alcanzó a sacarse la chaqueta cuando el teléfono sonó. Como solían ser llamadas de trabajo a su viejo, Shikamaru tendía a dejar que el teléfono sonara, aunque su madre se enfadara por ello. Si era de otro, no era su asunto. Era muy problemático tomar llamadas ajenas, por lo que se centró en sacarse la chaqueta y el calzado, mientras pensaba en la cena y en el kotatsu de la sala que le esperaba.

¡Shikamaru! ¡No dejes el teléfono sonar! –chilló su madre desde la cocina. El chico se limitó a contestar un vago 'si, claro', caminando rápidamente hacia la sala y prácticamente lanzándose al artefacto que estaba prendido aún. Había tenido que ir a dejar a Temari al hotel en medio de la ciudad, lo que había requerido un transporte de ida y vuelta. Repleto de personas que le habían empujado durante todo el maldito camino. Necesitaba una recompensa, aunque fuese algo tan simple como acomodarse en el kotatsu y dormitar hasta que su viejo llegara.

Pero el teléfono. El maldito teléfono.

En cuanto entró a la sala el aparato había terminado con su sonajero. Pero no habían pasado ni cinco minutos antes de que éste había vuelto a sonar y, automáticamente, su madre había salido de la cocina con cara de pocos amigos. Problemático. Pero como ella estaba mucho más cerca que él del aparato, Shikamaru lo dejó estar. Si era del viejo la llamada, era mejor que su madre contestara.

¡Es para ti! ¡Apresúrate y contesta! –dijo Yoshino Nara desde la entrada. Shikamaru hizo una mueca, pero hizo caso y caminó hacia el teléfono, lamentando la mala ubicación del aparato. Aunque uno electrónico habría sido fastidioso e innecesario, dado que cada uno de ellos tenía un celular. Aquello le hizo hacer una mueca casi instantáneamente. ¿Sería Sabaku no Temari? ¿Había olvidado algo? Sólo habían comido, habían caminado alrededor de la alcaldía y luego la había llevado a su hotel. Ni siquiera habían intercambiado números, pero... Oh rayos, la maldita alcaldía.

¿aló? –Shikamaru acercó el auricular al oído. Había lamentado el levantarse a penas había puesto los pies fuera del kotatsu.

¡Shikamaru! ¡Te he llamado desde hace media hora dattebayoo! –Shikamaru hizo una mueca. ¿Y por eso se había levantado? Soltó un bufido casi inmediatamente, rebuscando en el bolsillo derecho el celular donde efectivamente, había diez llamadas perdidas de Naruto. Que fastidio.

Lo siento, lo puse en silencio. Tenía trabajo –se excusó, rascándose la pierna derecha con el pie contrario. Considerando que el hacer de escolta con una chica que lo consideraba un vago –que si lo era– era un trabajo por una apuesta perdida, podía decir que lo era. De todas formas, le pagarían por ello. Tampoco era como si le gustara tener el celular con sonido, porque odiaba el sonido que hacía cuando le llegaba un mensaje. Y a Ino le encantaba llamarlos a él y a Choji para contarles cosas innecesarias.

¡No me hizo caso y consiguió un trabajo de medio tiempo! ¿Ahora cómo me aseguro de que no mate a nadie ese idiota? –Necesitó de algunos segundos para ponerse en contexto con los problemas de Naruto, para entender de que hablaba. Eran amigos de niños y solían contarse cosas, de vez en cuando. Sobre todo desde que la obsesión con Sasuke había comenzado, algo que sólo dejaba como un comentario para sí mismo –Principalmente porque Naruto era ciego en relación al Uchiha– pero que era más que evidente. Para casi todo el mundo.

Bien, no creo que le interese golpear alfas si quiere el dinero –replicó él. Pero Sasuke era tan problemático como antes de ser un omega y parecía que se había puesto peor desde que su sexo secundario se había manifestado. Aunque era un problema de Naruto, Shikamaru estaba seguro que tendría que escuchar sobre ellos toda su maldita vida. Y no era una perspectiva de vida tranquila como la que él quería.

¿Y si se le insinúan ofreciéndole dinero? ¡Ya sabes como es su genio! –si que lo sabía. Se había sentado lejos, pero Shikamaru había visto el moretón que había dejado el Uchiha en Sai cuando éste había comenzado con sus preguntas indiscretas. Y aquel golpe había corrido como reguero de pólvora en la escuela, por lo poco habitual que era encontrarse con un omega que fuese violento. Al menos Ino había comentado que Sasuke parecía odiar su sexo secundario, pero a Shikamaru le había parecido más que simplemente odiaba depender de alguien más y que se le insinuaran en exceso. Y odiaba la pérdida de su espacio personal, cosa que nunca había ocurrido cuando se trataba de Naruto, detalle que Shikamaru le recordaba cuando el rubio se ponía pesado con respecto al tema-Sasuke y necesitaba callarlo.

Habla con él y recuérdale que no puede golpearles o algo. Tú también tienes tu trabajo de medio tiempo, Naruto –le recordó. Shikamaru agradeció internamente el no tener un sexo secundario, aunque eso aún estaba por verse. Sería un auténtico fastidio si aquello despertaba en él, porque tendría que lidiar con cosas como el celo, lo que no parecía algo agradable. Naruto parecía en constante estrés desde que se había vuelto alfa. Y para que hablar del Uchiha. –No puedes dejarlo por andarlo persiguiendo

¡Ya lo sé, ttebayoo! –se quejó el rubio. Pero algo le decía que no, que Naruto era perfectamente capaz de dejarlo todo tirado por ir a asegurarse de que Sasuke no asesinara a algún idiota o que intentaran propasarse con él. Si Shikamaru fuese a apostar y no lo haría por lo inútil del asunto, apostaría por lo segundo. Y no perdería.

¿Te molesta que Sasuke pueda encontrar un alfa que huela bien? –preguntó. Hubo un silencio en el teléfono que Shikamaru interpretó como una respuesta positiva. Era tan obvio. Los segundos pasaron y como Naruto no decía nada, Shikamaru consideró la posibilidad de colgar el teléfono y volver a su comodidad. No era como si el rubio lo notara, después de todo. Seguramente, y tampoco se equivocaría al apostar en ello, el rubio estaría peleando consigo mismo sobre la idea que Shikamaru habría sembrado en su cabeza. Y también altamente probable, buscaría formas y argumentos vacíos para poder negar esta idea. Como siempre.

Ehm... yo...

¿En que está trabajando? –No se imaginaba a alguien como Sasuke trabajando en un restaurante como mesero, por ejemplo. Sobre todo alguien tan poco sociable y cordial. Si bien era cierto que su apatía le daba popularidad, no era algo a propósito como Kiba a veces solía alegar. Más bien, lo imaginaba trabajando en algo así como un trabajo de escritorio o en alguna oficina, donde a penas y tuviera que lidiar con personas.

En una librería. La librería que Ero-sennin hizo su firma de libros el mes pasado –Shikamaru asintió, aunque sabía que Naruto no podía verlo. Pero aquella librería era una bastante común con una clientela sólo de la zona. Supuso que si Sasuke marcaba una línea entre él y los clientes, como seguramente haría, no tendría problemas. Naruto seguramente sólo estaba siendo paranoico en exceso porque aún no era su pareja de forma oficial. Pero aquello tampoco podía decírselo porque obtendría una reacción similar a la anterior; una completa, aburrida y absurda negación.

Shikamaru agradeció el no tener los problemas amorosos que Naruto tenía.

Era muy problemático enamorarse.

Y sólo por eso, decidió descuidadamente que no se enamoraría así nunca en la vida. No tenía humor para soportar esa clase de drama en su vida.

Algo tan fastidioso como la NavidadWhere stories live. Discover now