Capítulo 3: Historia incompleta, el pecado de ser humano

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Era totalmente inútil, no importaba lo que hiciera, no lograba conciliar el sueño en esta fría tarde. Mi mente se encontraba llena de demasiadas cosas en las cuales no podía dejar de pensar. Estaba buscando respuestas, pero solo conseguí más preguntas, sigo sin saber en que es en lo que acabo de meterme; todo este asunto de los vampiros me está carcomiendo por dentro y siento que la realidad que creía conocer no era más que una ilusión. Una parte de mí desea que las cosas que me dijo Raiden solo sean una muy mala broma, pero ese sería un pensamiento estúpido, no hay razones para que él me mintiese, además, con todo lo que ha sucedido no puedo dudar con algo como eso. Tanto Raiden como Castiel no mentían al decir que somos de mundos completamente distintos. Me gano de lado en posición fetal mientras abrazo una almohada. Siento que esos dos tuviesen un importante destino con el cual cumplir, mientras que yo solo me puse en medio; causándoles problemas, haciendo que se lastimen… haciendo que se odien… si yo desapareciera… ¿sería lo mejor para ellos?

No solo son ellos, también estoy poniendo en riesgo a las demás personas que son importantes para mí. En la fiesta de Charlotte fácilmente pudieron herir a alguien, para los vampiros no hubiese sido difícil el acabar con las vidas de todos los que estaban allí, si algo le hubiese sucedido a Charlotte, jamás me lo habría perdonado; lo mismo pasa con Anastasia, solo he estado haciendo las cosas sin pensar en otros. Creo que hasta ahora solo he sido egoísta. Levanto la mirada hacia mi teléfono que reposa sobre la mesa de noche. Ni siquiera tengo el valor de hablar directamente con Ana o Loti,  solo les envié un mensaje diciéndoles que estoy bien y regresaré más tarde, aunque estoy segura de que  recibiré un enorme sermón acompañado por un castigo por parte de Ana, y no negaré que lo merezco. Desde que ingresé a la Black Rose no le he dicho más que mentiras a la persona que me ha criado desde que era una niña. No hay  duda de que soy una persona horrible.

¿Pero qué más podría hacer? ¿Qué poder tengo yo para cambiar alguna de estas cosas? Solo soy una humana y como Castiel lo dijo, los humanos solo son comida para los vampiros, en comparación a ellos, en comparación a los cazadores y a toda la historia que desconocía, los humanos somos algo realmente insignificante dentro de este mundo. Después de todo, existió una era mucho más antigua de la que se tenga conocimiento, incluso si parece una mentira, es lo único que parece darle lógica a la existencia de los vampiros, la raza que ha estado en este mundo desde sus inicios. Miro la palma de mi mano, recordando aquella luz que Raiden logró crear de la nada. Con que la magia es real y bastante diferente a lo que yo esperaba, la magia que él tiene es capaz de matar a los vampiros, entonces… ¿él también sería capaz de matar a Castiel? El pensamiento me angustia. Ni siquiera quiero imaginarme algo como eso, que ellos dos llegaran a ese punto… es simplemente desgarrador. Incluso cuando Raiden afirmó que no desea matar vampiros, eso no significa que no sepa cómo hacerlo o que lo haya hecho. Me siento tan insignificante, este mundo se ha vuelto algo realmente complicado de entender.

Me remuevo en la cama para quedar mirando hacia el techo. Continúo abrazando la almohada como un intento de tranquilizarme a mí misma, como si fuese una niña pequeña totalmente asustada, y estar en una enorme casa en medio de un bosque no me ayuda a sentirme mejor, siento que es demasiado silencioso a un punto en que se vuelve un tanto inquietante. Raiden mencionó que se encuentra cerca del túnel del tren, el cual prácticamente atraviesa la montaña, no es mi recorrido favorito, son como ocho minutos viajando en oscuridad cuando voy en tren, pero lo que también significa que estamos a media hora del centro de Arcángel. No entiendo porque Raiden tiene que vivir en un lugar tan alejado, pero bueno, supongo que eso es lo que menos importa en este momento.

Doy un pesado suspiro mientras cierro mis ojos y cuando los vuelvo a abrir observo un techo totalmente diferente.

¿En donde estoy? ¿Acaso es un sueño? ¿En qué momento siquiera me dormí? Esto no tiene sentido. Trato de levantarme pero mi cuerpo no reacciona. No importa cuánto me esfuerce, nada resulta. Demonios. Esto debe de ser una broma, no puede estar pasando esto justo ahora, se supone que tenía que regresar a casa. Mi angustia comienza a convertirse en pánico.  Hago todo lo que puedo para hacer que mi cuerpo responda, pero este simplemente se niega a escucharme, es entonces que trato de gritar por ayuda, pero aquello resulta ser igual de en vano. Nada de lo que hago resulta ser efectivo y el extraño techo cada vez me inquieta más  ¿Por qué de la nada todo se ha hecho tan oscuro? Es como si estuviese de noche, además la claridad del exterior pareciera venir de otro lado, como si la ventana se ubicase en otro extremo de la habitación. La sensación de no poder moverse es desesperante, es como si estuviese atrapada en mi propio cuerpo. Puedo escuchar los ruidos que vienen desde otro lugar, pero no puedo hacer nada más que eso.

De pronto y sin quererlo, mi cuerpo comienza a moverse, pero por que haya sido mi voluntad, no soy yo la que está haciendo eso y es lo que más me aterra. Es una sensación demasiado desagradable, es como si solo fuera un pasajero  sin control alguno de lo que sucede. Solo una muñeca a la que mueven con hilos. Si esto es un sueño, definitivamente quiero despertar. El pánico que siento en este momento pareciera devorarme rápidamente, sin darme tiempo de asimilar nada de lo que sucede, simplemente me siento en el borde de la cama y observo por un instante la habitación en la que me encuentro. Sin duda alguna es un dormitorio, y uno muy grande por cierto, pero no logro reconocerlo. Mis pies tocan la fría cerámica del piso, haciéndome consciente de que me encuentro descalza. No entiendo que fue lo que hizo que mi cuerpo se moviera y sigo sin poder controlarlo, por lo que solo me queda esperar a ver qué sucede y pedir que esto se acabe pronto.

Un inquietante escalofrío baja por mi espalda cuando llego frente a la puerta, por alguna razón mi mano se detuvo frente a la perilla, como si dudara en salir, pero también me doy cuenta de lo pequeña que es mi mano ¿es la mano de una niña? ¿En verdad soy yo? 

Pero no tengo tiempo para averiguarlo, ya que finalmente decido abrir la puerta lentamente, como si solo tratara de dar un vistazo a lo que hay del otro lado. Aunque con esta oscuridad dudo que se logre ver algo. El delgado espacio que queda entre la puerta me permite observar un largo pasillo, el cual me sorprende que pueda apreciar con tanto detalle, teniendo en cuenta de  la escasa luz que se filtra por las enormes ventanas. Tengo el extraño presentimiento de que algo está muy mal, que no debería continuar avanzando ¿Por qué me parece tan familiar esta sensación?  Pero no estaba en mis manos aquella decisión, mi cuerpo no parecía seguirme a mí, por lo que sus acto son independientes, no tengo control alguno, ni siquiera el de escapar de este horrible realidad en la que me encuentro atrapada. 

De forma furtiva se me permite ver el lugar en que me encuentro, un pasillo de techos muy altos y sostenido con imponentes pilares, el piso tiene un patrón parecido a un tablero de ajedrez, mientras que los muros están decorados con cuadros y retratos que no logro distinguir, los candelabros que cuelgan del techo parecen ser muy finos, o al menos es la impresión que me dan. Tal parece que tengo prisa por llegar a alguna parte en específico. Puede que solo sea mi imaginación, pero el estilo de este lugar me hace recordar un poco a la Black Rose.

Entre los pasillos y diferentes salones, termino por desorientarme de hacia donde se encontraba la habitación de la que salí, pero tal parece que mi cuerpo sabe exactamente hacia dónde ir, como si conociera este sitio a la perfección y eso solo lo hace aún peor, no puedo dejar de pensar que estoy caminando por el pasillo de la muerte, de la misma forma en que lo haría un condenado a la silla eléctrica, y al igual que ellos, no está entre mis opciones el poder escapar.  

En uno de los muros de aquel lugar que parece ser un palacio, puedo observarme de reojo en uno de los enormes espejos, dejándome sin palabras al ver a la niña de largo cabello rojo y vestido blanco que pasa rápidamente por el espejo.

En verdad soy yo, porque no creo que haya muchas niñas con ese color de cabello y ojos verdes, pero siento que algo aquí está muy mal, aunque no estoy segura de que. Quiero irme, tengo demasiado miedo como para seguir avanzando ¿Por qué mi cuerpo no me obedece? Si continuo por este camino me encontrare con algo aterrador, como si alguna parte de mi lo supiera de antemano. Pero no lo entiendo, nunca había estado en un lugar como este, no tengo ni la menor idea de lo que pueda estar pasando, pero ya no quiero continuar, quiero volver a mi habitación, quiero volver al lugar donde pueda sentirme segura.

Un agudo chillido retumba en mis oídos, uno tan fuerte que me lastima. Me cubro los oídos con las manos, pero el ruido no disminuye, como si estuviese dentro de mi cabeza, torturándome lentamente. En un vano intento de parar aquel suplicio me agacho de cuclillas, haciéndome lo más pequeña que puedo, pensando que de alguna manera aquellos chillidos también disminuirían. No lo hacen. Duele, a un punto en que siento que mi cabeza va a estallar, y cuando me encuentro al borde de las lágrimas todo se silencia, como si aquellos fuertes  ruidos nunca hubiesen existido. Dejándome solo con la sensación de miedo, incertidumbre e inquietud. Trago saliva estando aun de cuclillas, bajando lentamente mis manos y mirando temerosa a mí alrededor.

No hay nada, solo es oscuridad.  

Mis piernas tiemblan al momento de levantarme, ahora la ansiedad se ha convertido en un pánico que me congela, pareciera que ya no soy capaz de seguir avanzando hasta el final del corredor. Apuño mis manos como si intentara darme valor, y a pesar de que no deseo cruzar el otro lado de la puerta que se divisa al fondo, mi cuerpo hará caso omiso de mis deseos y nuevamente se pone en marcha, pero esta vez más lento y titubeante que antes.

No quiero ir allí, por favor, detente, si voy más allá… yo… no debo cruzar esa puerta…

Todos mis ruegos son inútiles e inevitablemente término sosteniendo el pomo de las puertas dobles, abriéndolas lentamente y recibiendo una intensa luz que me obliga a cerrar los ojos y al abrirlos, nuevamente el escenario pareciera haber cambiado, continúo de pie en un paisaje completamente nevado, es de noche y pequeños copos blancos caen desde el cielo. Es muy bonito, pero, no se siente bien, incluso cuando puedo controlar mis movimientos, ya no estoy atrapada dentro de mi propio cuerpo, pero me sigo sintiendo dentro de una jaula. Mis piernas también parecen ser más largas ¿he vuelto a ser yo? Miro a mi alrededor, dándome cuenta de que se trata de un bosque bastante denso  que se extiende a la distancia. Se siente inquietantemente nostálgico. Pero no tengo frío ¿es un sueño? Levanto mis manos para atrapar un copo de nieve, pero en ese momento descubro con horror como mis manos se encuentran bañadas en sangre, la cual gotea y cae al suelo, convirtiendo la blanco en rojo. Comienzo a temblar de manera inconsciente mientras que el pánico vuelve a invadirme ¿de dónde salió toda esta sangre? Y en ese mismo momento un desgarrador dolor en mi hombro izquierdo me hace caer de rodillas. Es como si me clavaran cientos de agujas ardientes en la carne.

¡Joder! No puedo con esto…

Incluso con estas pesadas sensaciones que me rodean, logro escuchar los pasos de alguien acercándose. Trato de reincorpórame, pero simplemente no puedo, mis piernas parecieran haber perdido todas sus fuerzas y el dolor evita que pueda hacer otro movimiento, estoy indefensa en un lugar que desconozco. Nada de esto pareciera tener algún sentido. Chillo por lo bajo mientras presiono mi hombro, en un intento de apaciguar el dolor que me nubla el  juicio. No quiero seguir aquí, quiero irme, pero ¿A dónde? Ya ni siquiera sé si es real o no.

Los pasos se detienen a una corta distancia de mí. A duras penas logro levantar la mirada lo suficiente para observar de quien se trata. Maldición. No puedo ver más allá de su pecho, es demasiado doloroso el intentar levantar más mi cabeza ¿Quién es? Lleva ropa oscura y un largo abrigo rojo con detalles bordados en dorado, además tiene un cabello plateado que pasa de su cintura y que ondea de manera sutil con la ligera brisa. Él es… la misma persona que ha aparecido antes en mis sueños.

El desconocido hombre me extiende una de sus manos.

No hay dudas de que se trata de él…

Incluso con el dolor que me invade, logro mover mi ensangrentada y temblorosa mano para alcanzarle.

Él es el mismo hombre… que me salva en mis sueños…


Me levanto sobresaltada y con un escalofrío que me recorre todo el cuerpo. Confundida estiro mis brazos en el aire, tratando de alcanzar una sombra que no existe.

—Lorraine.

Una voz que reconozco fácilmente y me reconforta, me regresa a la realidad, al mismo tiempo que unos brazos me rodean de manera protectora. Abro los ojos, encontrándome con la familiar imagen de la habitación donde había venido a descansar. Solo había sido un muy mal sueño, pero que se sintió demasiado real. Mi corazón late a un ritmo alarmante y mi respiración es muy agitada. Cualquiera diría que estuve huyendo de algo. Y tal vez no esté muy equivocado al respecto. Aun así, me aferro a la persona que me tiene abrazada, temiendo de que si la suelto volveré a perderme. Oculto mi cara entre su cuello y hombro para tratar de tranquilizarme.

— ¿Te encuentras bien?  — pregunta luego de un momento.

—Tuve un sueño horrible – murmuro sin dejar de permanecer escondida y temblando  — ¿Qué haces aquí?

—Te oí gritar – murmura Raiden apartándose un poco para examinar mi rostro, apartando los mechones de cabello – Nuevamente estuviste llorando.

La voz de Raiden es tan suave y serena, de alguna manera me hace sentir que todo va a estar bien.

—Ni siquiera me di cuenta de que me había dormido – tampoco puedo recordar que fue lo que soñé, o por lo menos no todos los detalles – pero me duele el brazo – digo en voz baja.

—Tal vez te lastimaste.

— ¿Durmiendo?

—Quien sabe, déjame ver, por favor – no pongo resistencia a eso, por lo que dejo que me descubra el hombro izquierdo. A mí me da miedo mirar y encontrarme con alguna cosa rara, por lo que solo me fijo en Raiden, quien hace todo de manera muy cuidadosa, como si tuviera miedo de romperme o algo así. Es lindo. Pero por un segundo su expresión cambió a una que no logré descifrar, para luego mostrarse tranquilo como al principio – No pareces tener alguna herida, aunque no es de sorprenderse de que tu cuerpo te duela, recibiste algunos golpes fuertes en el ataque.

—Ya veo – murmuro por lo bajo.

Aunque no había sentido nada hasta ahora.

—No te preocupes, aquí estarás a salvo mientras te llevo a Arcángel. 

Es verdad, debo de regresar antes de que las cosas en casa se compliquen aún más. Ni siquiera he podido pensar en que le voy a decir a Anastasia y muchos menos a Charlotte, conociéndola sin duda alguna se habrá imaginado cualquier cosa al enterarse de que estoy en casa de Raiden. Como que ya no tengo tantas ganas de volver Arcángel, pero tampoco es como si me pudiese quedar aquí para siempre. Doy un pequeño suspiro mientras me llevo una mano a mi hombro izquierdo. Se siente algo extraño, pero Raiden dijo que no había nada.

— ¿A dónde vas? – pregunto a Raiden cuando se pone de pie.

—Tengo asuntos los cuales atender – murmura caminando hacia la puerta – Elizabeth acaba de llegar, así que ella y Krauser van a cuidarte, mientras te quedes dentro de la casa vas a estar bien.

—Raiden…

—Regresaré pronto, te lo prometo.

Aquello es lo último que dice antes de abandonar la habitación, dejándome completamente sola. Otra vez. Sigue tratándome con la misma paciencia y amabilidad de siempre, pero hay algo muy diferente en su actitud, como si algo lo inquietara, supongo que es por el ataque de hace poco, de verdad quisiera poder tener los recuerdos más claros de lo que sucedió, pero por alguna razón, mi mente se niega a mostrarme la verdad ¿Qué tan mal hay que estar para no poder confiar en uno mismo? ¿Qué fue lo que sucedió con aquellos vampiros? ¿Qué fue lo que sucedió con Castiel? ¿Y cómo fue que llegó esa cicatriz al ojo de Raiden? Él me dijo que no preocupara, pero es difícil no hacerlo, todo se vuelve cada vez más confuso y siento que no soy capaz de seguirles el ritmo.

Doy otro suspiro.

No creo que pueda seguir acostada, no quiero volver a dormirme y tener otro mal sueño, además ya no me siento tan cansada y mi cuerpo no duele como antes. Raiden me dijo que me quedara dentro de la casa, no tengo problemas con eso, después de todo tampoco es como si me apeteciera salir a caminar por un lugar que no conozco, y en donde podría encontrarme con cualquier cosa. No quiero causarles más problemas. Acomodo un poco mi cabello y me bajo de la cama, estirando un poco mis brazos que se encuentran un tanto entumecidos, pero en ese momento siento una profunda puntada en mi hombro izquierdo, una que me hace quejarme por lo bajo ¿Por qué duele? Me levanto la manga y solo observo mi muy pálida piel. Ningún indicio de alguna herida o golpe, aun así no deja de arder, como si se tratara de una quemadura por el sol. Ahora no solo mi mente es un desastre, resulta que mi cuerpo también se vuelve en mi contra. En ocasiones como estas siento que el universo me odia.

Bajo con cuidado por las escaleras escuchando las voces que vienen del piso inferior, creo que son  Elizabeth y Krauser, no sé si sea buena idea ir donde ellos, pero no quiero estar sola. Por lo que me armo de valor y llegó hasta la parte final, asomándome con cuidado  hacia la sala de estar, en donde están ambos chicos sentados en el sofá mientras miran televisión. 

Elizabeth es la primera en notar mi presencia.

— ¡Pequeño petirrojo, por fin bajas!

¿Pequeño qué?

Antes de que pueda darme cuenta, la chica de cabello purpura y ropa Punk se encuentra frente a mí, observándome con una cara llena de emoción ¿Cómo es posible que se puedan mover así de rápidos? Los músculos de mi espalda se tensaron por la pura impresión de verla tan de cerca.

Dios, casi me da un infarto.

—H…hola – murmuro un tanto incomoda.

Ella mi regala una enorme sonrisa y da un paso hacia atrás.

—Eres bastante tímida — ¿en verdad se me nota tanto? – pero déjame decirte que me sorprendiste mucho, no te acobardaste frente a esos vampiros y que no hayas muerto es un gran logro, bien hecho petirrojo.

— ¿Gracias? 

—No hace falta agradecer, no me divertía así hace mucho tiempo – se cruza de brazos – pero involucrarte con los sangre pura no fue una idea muy inteligente que digamos, esos tipos están llenos de problemas, de verdad te pudiste haber muerto, no vuelvas a hacer una cosa como esa – me regaña.

Bajo la mirada y solo asiento con la cabeza.

—No era mi intención causarles problemas, lo lamento.

—Está bien, con que lo puedas entender me basta – da un suspiro – pero tampoco es para que te deprimas, después de todo lidiamos con vampiros y los humanos no pueden evitar sentirse atraídos por ellos. Ven vamos a ver televisión.

Antes de que pueda decir alguna cosa, Elizabeth me toma de la mano y prácticamente me jala hacia la sala de estar, donde Krauser nos observa de reojo mientras tomamos asiento. Tal parece que esta chica es bastante enérgica, estoy segura de que se llevaría de maravilla con Charlotte. Sonrío ante el pensamiento. Pero eso no sería correcto, ya bastante malo es que yo esté metida en este lio como para también involucrar a mi mejor amiga. Lo siento Charlotte, pero tendré que seguir mintiéndote, no puedo permitir que algo malo llegase a pasarte.

— ¿Y  qué tal tu herida? – Elizabeth me saca de mis pensamientos.

— ¿Eh?

—Ahí – me señala el vendaje en mi cuello – parece ser algo bastante profundo, sería muy malo que te dejara una cicatriz.

Inconscientemente me llevo una mano hacia la herida.

—Pues, no duele tanto, pero tampoco he visto que tan mal está – murmuro por lo bajo.

— ¿Puedo ver? – pregunta emocionada.

—Ya déjala en paz – chasquea Krauser subiéndole el volumen a la televisión.

—Eres un amargado – se queja la chica de cabello morado – y es de mala educación que te metas en conversaciones ajenas, esto es charla de jovencitas.

— ¿Eres una jovencita? A tu edad deberías considerarte una anciana.

— ¡Eso es cruel! Los años no importan, lo que importa es la actitud – se queja dándole un puñetazo en el hombro.

Tal parece que el golpe ni le afectó.

—No, me equivoque, no eres una anciana, eres un gorila rasurado.

— ¡Eres un odioso! ¡Además tú eres mayor que yo!

—Pero soy hombre, la edad me sienta bien, me vuelve más sabio y fuerte.

— ¿En serio? – Elizabeth arquea una ceja — ¿Entonces por qué no logras vencer al jefe?

Por primera vez logro ver una mueca de disgusto en el impasible rostro de Krauser. Supongo que ese es un punto a favor de Elizabeth. 

—Como sea, no tengo intenciones de escuchar los cotilleos de una niña suicida y de un gorila, me voy.

— ¡Hey, vuelve aquí cobarde, no he terminado contigo! – pero Krauser hace caso omiso de sus palabras y de igual manera se va – joder, me volvió a dejar hablando sola, siempre hace lo mismo cuando va perdiendo, no tiene remedio.

Elizabeth da un pesado suspiro y se cruza de brazos.

— ¿En verdad se fue? – pregunto sin darme cuenta.

—Algo así, de seguro fue a darle un recorrido al perímetro en lo que el jefe regresa.

— ¿Jefe?

—Es la manera en que llamamos a Raiden, aunque realmente no es nuestro jefe – sonríe – es solo para recordar un poco el pasado.

—Ya veo.

Estoy un tanto abrumada, no me imaginaba que Elizabeth pudiese estar relacionada con los vampiros y Raiden, es decir, la conocí en una tienda de libros cuando me lanzó uno en la cara ¿Cómo se supone que iba yo a saber que ella sería algo como esto? Me está costando mucho poder asimilar todo lo que sucede, pero a la vez me siento muy estúpida por no haberme dado cuenta antes, lo que pasó en Forest Hill, eso debió haberme dado una señal, pero supongo que estaba muy empeñada a no querer aceptar la realidad de las cosas, estaba tan asustada que solo me aferré a Raiden y no quise ver lo que sucedía a mi alrededor. Si sigo actuando de esa manera, solo seguiré causándole problemas a los demás ¿Por qué sigo actuando como si los vampiros no fuesen una amenaza? A pesar de todo ¿Por qué no me alejo de ellos? Sé perfectamente cuan peligrosos puede ser, he experimentado el dolor que causan sus mordidas. Soy un humano, solo me ven como comida, debería recordar eso cada vez que esté por hacer alguna estupidez.

— ¿Te encuentra bien?

— ¿Eh?

—Te quedaste mirando a la nada por un instante.

—No es nada, solo me distraje por un momento – le respondo lo más natural que puedo – es solo que tengo muchas cosas dando vueltas en mi cabeza por el momento.

—Con que era eso – suspira – si tienes alguna duda solo deberías preguntar.

Sonrío sin muchos ánimos.

—Siempre que lo hago término aún más confundía, tanto Raiden como Castiel, solo me dicen verdades a medias, creo que no es importante que yo me entere de algunas cosas.

—Ya veo – hace una pausa – pero yo no soy el jefe o un sangre pura – añade con una sonrisa cómplice – y en ocasiones tiendo a hablar de más. Así que, dime lo que te está preocupando.

—Pues… hay muchas cosas… no sabría por dónde empezar – hago una mueca – pero por ahora me gustaría saber quién es realmente Raiden… él siempre es tan distante a sí mismo, a pesar de que suele ser amable y gentil conmigo, no puedo dejar de pensar que hay cosas que no quiere decir…

—Haces preguntas muy difíciles de responder.

—Eso ya me lo habían dicho – sonrío por lo bajo. 

—Pues veamos, el jefe siempre ha sido así desde que lo conozco, es alguien bastante complicado en muchos sentidos, incluso su personalidad cambia dependiendo de la situación o la persona con la que trate – hace una mueca – no sé cómo describirlo realmente, es tan cerrado a todo que hace difícil el poder acercarse a él, siempre está atento a lo que sucede y es alguien aterradoramente fuerte, por eso me sorprendió un poco verlo con esa herida. Nunca pensé verlo herido alguna vez.

— ¿Y sabes quién le hizo esa herida? – Digo un tanto preocupada – él me dijo que la herida de mi cuello la hizo Castiel ¿crees que también…?

— ¿Qué? No, no, no, eso es imposible – me interrumpe con tranquilidad – es verdad que el chico Rozen perdió la razón por un momento, en lo personal casi me cago del miedo,  pero no había forma de que pudiese si quiera tocar a Raiden, creo que esa cicatriz la causó alguien más, pero no sabría decirte quien – baja la mirada – ni siquiera a nosotros nos cuenta todos los detalles, por lo que también puedo entender tu frustración, pero debes de entender que Raiden tomó un camino muy distinto al de todos nosotros, estoy segura de que sus acciones son impulsadas por una motivación muy poderosa, lo suficiente como para soportar el odio del mundo.

—Eso es triste… ¿Por qué haría algo como eso? ¿Por qué soportar tanto?

—Pues quien sabe, Raiden es así, pero lleva mucho más tiempo en esto que yo.

— ¿Pues cuántos años tienes?

—91 años, no me veo nada mal ¿verdad?

—Sí que eres una anciana – las palabras escapan de mi boca antes de que pueda detenerlas.

— ¡Hey!

—Lo siento – digo de inmediato.

Ella entrecierra los ojos hacia mí, haciéndome sentir muy incómoda mientras que una gota de sudor frío cae por mi frente.
 
—Te lo dejaré pasar por esta vez, solo porque me caes bien, pero recuerda esto, soy una cazadora, por lo que mi cuerpo nunca sabrá lo que es la vejez – se pone de pie – dicho eso ¿quieres ir a fuera? Estar encerrada me estresa un montón.

—Pero Raiden me dijo que no saliera de la casa – digo en voz baja.

—No pasa nada, Krauser y yo estaremos contigo, además los vampiros no vienen aquí jamás.

— ¿Cómo estas tan segura de eso?

—Porque las glicinias.

— ¿Las flores?

—Exacto, tanto las glicinias como las gardenias resultan desagradables para los Eredians y los vampiros de clase más baja,  no se acercan a esas flores porque los aturde y los deja vulnerables.  

—Increíble, me hubiese gustado haberlo sabido antes, me habría sido de mucha ayuda.

—Tampoco es que funcione solo por llevar una flor, debe ser una cantidad considerables, como los jardines de esta casa – me explica – y si la flor es cortada el efecto desaparece, por lo que tampoco es una defensa perfecta, sin tener en cuenta que los vampiros de primera clase y sangre pura no tendrían problemas para traspasar.

Doy un suspiro, tal parece que no existe forma de defenderse contra los vampiros, y yo no tengo ninguna forma de hacerle frente a ellos, mientras siga entrometiéndome en su mundo, siempre voy a necesitar la protección de alguien más, siempre habrá alguien que saldrá lastimado, como Raiden, como Castiel y muchas otras personas ¿acaso estoy siendo egoísta por no alejarme de  ninguno de ellos?

Miro de reojo la espalda de Elizabeth mientras avanzamos por la sala de estar. Ella dijo que era una cazadora, eso quiere decir que es como Raiden, su padre es un vampiro, mientras que su madre… esté muerta como todas las demás ¿Por qué tiene que ser de esa manera? ¿Por qué los cazadores tienen que ser considerados un error? Ninguno de ellos tuvo la culpa de lo que sucedió, y aun así parecieran cargar con el mismo odio, el odio hacia los vampiros, como si fuera una especie de maldición. Me pregunto si alguno de ellos conocerá a su padre vampiro, aunque lo dudo, los cazadores no parecen estar interesados en cambiar alguna cosa, ellos solo quieren asesinar a la otra especie a como dé lugar, una guerra que nunca termina ¿Cuánto tiempo llevaran haciendo esto? ¿Cómo es posible que los humanos no se enteran de nada? Tal vez Castiel tiene razón y somos muy simples como para entender la complejidad de este mundo… un mundo que según las palabras de Raiden está por llegar a su fin.

— ¿Elizabeth? – pregunto por lo bajo.

— ¿Qué sucede?

— ¿Qué es la era divina y la era de la destrucción?

— ¡Oh! Con que ya te hablaron de eso – me mira por sobre su hombro – pero no te dejes guiar por su aterrador nombre, si bien es una verdad que esta era acortó su tiempo de forma abrumadora, no significa que se vaya a acabar en un par de días – ríe por lo bajo – bien podrían pasar décadas o hasta siglos, todo depende del ánimo de nuestra linda jovencita.

— ¿Jovencita? – repito sin lograr entender sus palabras.

—Exacto – finalmente salimos al jardín, el mismo donde unas horas antes había estado con Raiden —  ¿crees en Dios?

— ¿Eh? Supongo que sí lo hago…

No estoy muy segura de mi respuesta, muchas personas creen un Dios todo poderoso que nos observa desde algún lugar y nos juzga por nuestras acciones, pero no soy capaz de creer en todas las cosas que dicen o que alguna de las religiones sea la verdadera, es por eso que me cuesta responder este tipo de preguntas, porque ni yo misma sé la respuesta.

—Y si te dijera que este mundo tiene su propio Dios, pero no el que tú crees.

—Sería muy inesperado, supongo.

Elizabeth se gira para quedar frente a mí.

—No te culpo por no entenderlo, después de todo los humanos son una raza muy joven, un error incluso peor que lo cazadores – dice con cierto pesar – me duele decirlo, pero los vampiros son los que tiene más derecho de permanecer en este mundo que cualquiera de nosotros, después de todo se dice que son la amada creación del primer Dios de este mundo.

Frunzo el ceño un tanto confundida.

—No te estoy entendiendo…

—No tienes que entenderlo, solo escuchar, aunque es una historia que yo tampoco me sé los detalles, pero, los vampiros son prácticamente la única especie que ha existido durante las tres eras y hay una razón simple para ello, los vampiros fueron creados por un Dios y la creación de un Dios debe ser respetada, es por ello que aún viven a pesar de la inmensurable cantidad de tiempo, pero los humanos son una especie que se salió de control y ganó terreno demasiado rápido, como una plaga que se extiende por el mundo.

—No pareces querer mucho a los humanos.

Elizabeth sonríe.

—Te diré un secreto, si la humanidad se extingue es algo que me tiene sin cuidado, no odio a los humanos, pero tampoco es que sienta algún aprecio por ellos – hace una pausa y su expresión cambia de manera sutil, como si recordara algo muy doloroso – los humanos muchas veces suelen ser peor que los mismos vampiros, es más, los humanos pueden llegar a ser más monstruosos que los mismos Eredians – trato de acercarme a ella, pero da un paso hacia atrás, cambiando el tema y regresando a su expresión normal – pero como te decía, si este mundo se reinicia, si la era de la destrucción llega a su fin, dependerá totalmente de la decisión  del nuevo Dios – su mirada se vuelve seria – El Dios de la era de la destrucción, conocido como Gardenia.






   


   

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Bloody Fate: HermandadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora