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Los dos amigos regresan al campus a tiempo para el próximo turno de Louis en la biblioteca, Liam le ayuda a cargar las bolsas de compras hasta su dormitorio. Son casi las siete de la noche cuando el pequeño chico entra a la biblioteca y ya que es sábado, las mesas están casi vacías en su totalidad.

Louis se para detrás del escritorio, sosteniendo a sus tres "bebés" nuevos y quitándose su abrigo, pero permaneciendo con su bufanda envuelta alrededor de su cuello. Él saluda a la Sra. Matilda con una sonrisa amable, recibiendo de vuelta uno de sus famosos ceños fruncidos. Ella no es la señora más amigable, pero es su jefa. Tomándose su tiempo, camina hasta el escritorio principal y agarra un taburete cercano. Sus pies cuelgan mientras abre su nuevo libro, amando la frescura que tiene. Él toma sus anteojos que están acomodados en el cuello de su camisa y se los pone. Louis lee por casi una hora, la biblioteca es un desierto a éstas horas del día y la Sra. Matilda se la pasa en la habitación trasera mientras teclea en su computadora antigua.

Louis está a la mitad de su lectura cuando escucha que suena la campanilla que está colgada en la puerta. No levanta la mirada incluso cuando una mano cae sobre una de las páginas del libro. La mano está adornadas con brillantes anillos de plata y los dedos son pálidos y gruesos. —Disculpa.— Él no se molesta en mirar al desconocido, se siente demasiado irritado y está tratando de leer entre los dedos de la persona.

—¿Quién...mierda es Joseph?

Levanta su cabeza rápidamente, reconociendo la voz y entrecerrando los ojos. —¿Harry?

Los ojos del chico están inyectados en sangre, sus mejillas tienen el mismo color rojo cereza y sus labios se fruncen con enojo. Él está ebrio. —¿Quién mierda es Joseph?— Sigue siendo guapo incluso cuando está ebrio. Louis mira hacia la Sra. Matilda, su cabeza está escondida detrás de la enorme computadora. Parpadea varias veces, levantándose del taburete y quitando lentamente la mano de Harry de encima de su libro, tratando de no embobarse con la diferencia de tamaño. Las manos de Harry son lo suficientemente grandes como para atrapar una pelota de fútbol americano desde largas distancias. También son tan hábiles, Louis se estremece. —Estás ebrio.

—Tal vez.— Harry suelta cortas risitas y Louis se siente extraño, así que rodea el escritorio principal. Harry observa los agujeros en su ropa con los ojos entrecerrados.

—¿No tienes frío?— Louis pregunta. Harry está usando tenis, unos pantalones cortos de mezclilla y una delgada camiseta de manga larga.

—¿Quién mierda es Joseph?— Él levanta la voz y Louis lo calla. —Joseph...— Harry dice todavía más alto. —Mierda... Joseph.— Ahora está casi gritando. Louis jadea, escuchando el familiar crujido de la silla de la Sra. Matilda y empujando a Harry hacia abajo. Ambos están agachados detrás del mostrador mientras Louis escucha el caminar de los tacones de la mujer antes que se cierre la puerta de la habitación trasera. Sabe que ella tomará una siesta, siempre alega que solo está descansando sus ojos cada vez que la atrapa durmiendo. Harry suelta demasiados susurros diciendo "Joseph".

Louis se levanta de nuevo, pero Harry permanece sentado en el suelo, sus piernas están separadas y está recargado en el mostrador. —Harry, necesitas ir a casa.— El castaño se cruza de brazos.

—Estás tan,— Harry se desploma, —solo.— El chico de ojos azules se queda inmóvil, tirando de sus mangas para cubrir sus pequeñas manos. Harry se levanta, tambaleándose y apoyándose en el escritorio. —Apuesto a que nunca has besado a una chica.— Louis se pone rígido mientras Harry no le aparta la mirada. —O a un chico.

¿Cómo es que los labios de Harry pueden ser de un color tan rosado? Es inútil, está tratando de esconder su rostro sonrojado y en ese momento la boca de Harry se estira en una sonrisa. —Te gustan los chicos.— Los ojos verdes de Harry se expanden.

Las mejillas de Louis se sonrojan más fuerte, el rubor llega hasta su cuello. —Ve a casa.— Murmura mientras los ojos de Harry permanecen desenfocados sobre su rostro.

Harry estalla en carcajadas, Louis es afortunado de que la biblioteca esté vacía y la puerta de la Sra. Matilda esté cerrada. —Eres tan patético.— Se inclina sobre el escritorio, tomando el libro de Louis y hojeándolo sin cuidado. —Estúpido libro. Estúpidas palabras.— Sus hombros están encorvados y eso lo hace lucir más musculoso, el material de su camiseta se estira.

Louis no es patético, no está solo y los libros no son estúpidos. Patético. La palabra hace eco en su mente, trayendo de vuelta esos recuerdos de su infancia. Los días que pasó leyendo libros en la comodidad de su cama mientras los otros niños corrían y jugaban. Louis no estaba solo antes y no está solo ahora. Aunque no hay nada de malo en estar solo y eso es algo que Harry no entendería. Ese tipo de pensamientos casi inundan su mente, pero antes que eso pase, él sale de su trance. Harry solo es un chico ebrio y hermoso. Louis asume que el alcohol incrementa la mala actitud del rizado y su gran ego. Incluso con esas desventajas, no puede evitar sentir esa inmensa atracción por Harry.

—Leer no es divertido. Tú lees mientras estas solo.— Harry sacude su cabeza con disgusto. —Tan solo.— El rizado suelta un sonido sorprendido cuando le arrebata el libro de sus manos. En su mente, Louis sabe que Harry está mal. Harry está ebrio. Está ebrio y está siendo honesto.

Cuando Harry se estira para tocar a Louis, éste último da un paso hacia atrás. —Vete, Harry.

Sorprendentemente, Harry endereza su postura y se tambalea hasta la puerta mientras arrastra sus pies. —Adiós, chico solitario.— Harry refunfuña. —Te veo el lunes.

—Domingo.— Louis lo corrige, ignorando el comentario previo de Harry.

—Domingo, chico solitario.— Harry asiente una vez, después se va, la campanilla suena al momento en que lo hace.

El camino de regreso a su dormitorio es silencioso, la mente de Louis piensa en la inesperada aparición de Harry en la biblioteca. Louis no es un chico solitario, no importa cuantas veces Harry se lo diga. Se lo repite varias veces, él no está solo.

You Put the Sun in Sunday; larry stylinson [bottom!louis] [traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora