Capítulo 1.

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Ésta novela quiero dedicarsela a mi madre, gracias por todo.

Oí un ruido insoportable que resonaba por toda la habitación, después de todo un verano estaba sonando mi despertador, lo que me decía que hoy era el primer día de curso.

Me levanté de la cama con mala gana, me encanta dormir.

Me dirigí al baño, me miré en el espejo, tenía un aspecto espantoso, mejora durante el día pero no mucho, mi autoestima está por los suelos. Me lavé los dientes y la cara, ya que ya me había duchado ayer a la noche, no tenía ni las más mínimas ganas de despertarme más temprano de lo necesario.

Fui a mi cuarto y cogí mis pantalones cortos. Sí, son esos pantalones, no tengo más pares, soy bastante sencilla, prefiero gastarme el dinero en CD's que en ropa: con la que tengo ya me va más que perfecto. Me puse una camiseta de manga corta ya que aún es verano, me fui al espejo y vi que ya mi rostro iba mejorando un poco, me peiné y cogí mi mochila, aunque llevaba unos bolígrafos por si nos hacían apuntar algo y una carpeta con folios, por si acaso. Hoy comienzo mi tercer curso de instituto, espero que sea mejor que el anterior.

-Buenos días, mamá. -le di un beso en la mejilla a mi madre.

-Buenos días, hija. -me sonrió. -¿Lista para el primer día?

-Más o menos, no hay ganas la verdad.

-¡Anda! Que has tenido todo un verano para descansar. -dijo con el tono típico de una madre.

-No es lo suficiente. -le contesté, para molestarla un poco.

-Bueno mamá, me está esperando Sara. –le besé en la mejilla. -Adiós, te quiero.

-Adiós hija. –me dijo ella, y salí de casa.

Caminé con mi música puesta. Estaba escuchando Smile de The Vamps. esperó sonreír más este primer día que el del curso pasado. La verdad es que mi clase del año anterior fue un total desastre, más por el mal compañerismo, la verdad. Iba metida en mis pensamientos, hasta que divisé a mi amiga Sara donde habíamos quedado. Le sonreí, le levanté la mano a modo de saludo; ella también me vio y sonrió. Esperé a que el semáforo se pusiera en verde para cruzar.

-Hola. -la saludé. Y no, no somos de esas típicas amigas que se tienen que dar mil besos para saludarse, no somos tan cursis.

-Hola. -me devolvió el saludo. -¿Cómo estás?

-Bueno. -le dije con ironía para después reírnos. -Se han acabado las vacaciones. -hice un gesto raro levantando las manos y acerqué los hombros al cuello.

-No te quejes anda. -soltó una leve carcajada.

-Tú tienes unas ganas tremendas de comenzar, ¿eh? Como yo me quejó tanto... -le contesté con ironía.

-¿Yo? Vamos, tremendas, ¿No me ves? -me devolvió la ironía.

Estuvimos hablando de las tremendas ganas (que se noté la ironía) que teníamos de empezar las clases.

Llegamos al instituto y divisé a las chicas populares, todas seguramente hablando de lo bien que se lo habían pasado en la playa o en sus piscinas privadas todo el verano. ¡Madre mía!

-¡A ver, chicos! –dijo al aparecer nuestra nueva tutora. Vi a dos chicos nuevos que hablaban en inglés. Os dejo escoger el lugar donde sentaros, por ser el primer día.

Mi amiga Sara y yo nos miramos con la típica mirada de: ''Tú, conmigo ¿eh?''. Escogimos uno de los sitios del principio.

-Muy bien, chicos; ahora diréis cada uno vuestro nombre, pero me gustaría que antes dos nuevos compañeros vuestros se presentaran. -le dio una indirecta a los chicos que vi antes que hablaban inglés. -¿Podrías presentaros?

Fall in love with meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora