contador de palabras: 1138
Las horas pasaban, el reloj no paraba y el sol ya había comenzado a ocultarse por detrás de los altos bloques de casas que rodeaban mi apartamento. No había separado la mirada de la pantalla del ordenador en todo el día más que para comprobar los cientos de folios rellenos con apuntes y notas que había tomado en clase y que estaban esparcidos por todo mi escritorio. Iba a volverme loca.
Me dolía la espalda y la cabeza me daba vueltas, pero no había tiempo que perder. En menos de dos semanas serían los exámenes finales del semestre y necesitaba sacar buena nota si no quería que mi madre me retirara la paga de la matrícula universitaria. Nuestra relación estaba tensa, aún más después de que le hubiera confesado que quería dejar la carrera y dedicarme a la fotografía. Ambas habíamos discutido y ella había amenazado con dejar de financiar mis gastos escolares. No me hubiera importado que lo hiciera, si no fuera porque aquello supondría regresar a la otra punta del mundo, a mi país de origen. Jamás podría hacer eso, más sabiendo que dejaría atrás a una de las personas más importantes de mi vida en aquel momento.
Miré por encima de mi hombro a Jungkook. El chico descansaba bocarriba en la cama, con una mano sobre su estómago y los labios separados, dejando escapar leves ronquidos. Su pecho subía y bajaba a un ritmo pausado y todo él emanaba un aura de paz envidiable. Sonreí débilmente y regresé la mirada a la pantalla.
Tecleaba, leía y repasaba los apuntes, cada vez entendiendo menos de lo que estudiaba. ¿Quién demonios era Nietzsche y por qué aparece su nombre por toda la pantalla?
Cerré los ojos durante unos segundos, intentando que el mareo desapareciera. Me cubrí el rostro con las manos y resoplé frustrada. A aquel ritmo no sería capaz de aprender todo para el día del examen. Era imposible.
Me encogí en mi sitio al sentir la respiración pausada de Jungkook en mi cuello. Sus labios no tardaron en posarse en mi piel, apartando el pelo que le entorpecía. Sus manos se afianzaron a mis hombros mientras le daba leves apretones en un intento por tranquilizarme.
—Necesitas un descanso. —Su voz rasposa y grave provocó en mí toda una oleada de sentimientos y un escalofrío que cruzó mi cuerpo de lado a lado. Negué con los ojos aún cerrados.
—No puedo, bebé. No hay tiempo para descansar.
—Sé que los estudios son tu prioridad, pero la mía eres tú. Si sigues así enfermarás por el estrés.
Giré el rostro lo suficiente para encontrar el suyo encarándome. Sus ojos, brillantes y redondos me miraban como si fuera la octava maravilla del mundo, y así había sido desde el primer día. Precisamente por eso no me podría perdonar perder a alguien como Jungkook.
Sus labios depositaron un sonoro beso en mi mejilla que me arrancó una sonrisa instantánea. Él sonrió igualmente cerrando sus ojos en el proceso. Entonces fui yo quién le besó, esta vez en los labios. Nuestros labios conectaban como dos piezas de puzzle, como si hubieran sido hechas la una para la otra y me encantaba. Era tan gentil que me sentía en una nube cada vez que me besaba. Sus manos se entrelazaron tras mi cuello y tiró de mí acercándome todo lo que pudo a él. Ambos reímos cuando se vio obligado a interrumpir el beso porque casi se cae al suelo.
—Tienes hasta que termine de hacer la cena para terminar con lo que estés, ¿sí?
—Jungkook... No puedo...
—No creo que tarde más de cuarto de hora. Si en quince minutos exactos no estás en el salón tendré que venir a por ti y no te va a gustar verme enfadado.
—¿Cómo estás tan seguro de que no me gustará? —Lo miré fijamente con una ceja alzada. Él rio relamiendo su labio inferior con la punta de su lengua.
—Oh, no. No debería ir por ese camino, señorita.
No pronuncié palabra. Jungkook sabía perfectamente qué efecto tenían en mí esas palabras sumadas al tono seductor que había usado. Entonces fue mi turno de morderme el labio con mis ojos fijos en los suyos.
—Como sigas así ni tú vas a seguir estudiando ni yo voy a cenar.
—Anda, ve a hacer la cena. Voy en cuanto termine de revisar este último punto.
Jungkook asintió sonriente y besó mi frente antes de salir del cuarto. Suspiré como toda una quinceañera enamoradiza y me dispuse a leer lo que había en pantalla. Por mucho que lo intentara me era imposible concentrarme. Al dolor de cabeza y el mareo anterior debía sumarle el corazón acelerado por culpa de Jungkook. Era imposible que retomara la sesión de estudio. Apagué el ordenador y salí de la habitación arrastrando los pies.
Allegar a la cocina encontré a Jungkook de espaldas cortando unas verduras en la tabla de madera que mi madre nos había regalado cuando nos habíamos mudado juntos. En silencio caminé hacia él y lo abracé por la espalda, reposando mi cabeza en su espalda. Él pareció no sorprenderse, hasta se rio.
—Has tardado más de lo que pensaba.
—Ha sido tu culpa. No podía seguir estudiando con tu voz seductora resonando en mi cabeza. "No debería ir por ese camino, señorita". —Lo imité pobremente. Jungkook rio y soltó el cuchillo para girarse y encararme.
—No es mi culpa seguir teniendo en ti el mismo efecto que el primer día. Aún recuerdo tu cara roja cuando te dije que me parecías la chica más sexy que había conocido en mi vida. ¡Mírate! Está pasando otra vez.
Me cubrí la cara con las manos, peleando contra las de Jungkook que luchaban por destaparme. Finalmente lo consiguió y enfrentó nuestros rostros de nuevo, rozando su nariz con la mía.
—Cute —pronunció con su particular pronunciación de inglés. Sonreí como una boba y esa sonrisa se ensanchó aún más cuando sus labios se posaron sobre la punta de mi nariz—. Me queda un poco aún. Puedes ir eligiendo algo que ver.
—Hecho.
Cuando hube terminado de buscar y ya había elegido la película de acción que veríamos, regresé a la cocina y me senté en la encimera, admirando como Jungkook cocinaba. Verlo tan concentrado y entretenido haciendo cualquier cosa era mi pasatiempo favorito. Cada poco tiempo intercambiábamos sonrisas cortas pero cargadas de sentimiento.
A los pocos minutos ambos estábamos en el sofá del comedor acurrucados y con nuestros estómagos completamente llenos. La película que había elegido estaba entretenida, pero, por mucho que luchara, era incapaz de mantener los ojos abiertos por más de un segundo. Jungkook rio al ver que mi cabeza cedía y caía a un lateral. Con su mano tiró delicadamente de mi cabeza hasta que quedó reposada sobre su pecho. Podía escuchar los latidos tranquilos de su corazón contra mi oreja y aquello solo consiguió que el sueño terminara ganando la batalla. Mis ojos cedieron y mi cerebro desconectó por completo.
—Buenas noches, princesa. —Fue lo último que oí antes de caer completamente dormida entre los brazos de Jungkook.
he dejado de estudiar literatura para escribir esto porque era absoluta y completamente necesario. con este drabble queda inaugurada una nueva sección a la que nadie le prestará atención pero que yo seguiré publicando de todas formas, porque tengo demasiadas ideas en la cabeza y necesito plasmarlas antes de que me explote.
espero que os haya gustado *le habla a la nada* ❤️
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SERENDIPITY » bts drabbles
FanfictionS | ❝Donde yo escribo todos esos relatos que no llegaron a ser historias❞ Todos los derechos reservados No se aceptan copias ni adaptaciones Los relatos aquí recogidos no pueden ser usados como trama para obras ajenas a mí o mi cuenta 2020-2021 |...