sweet (adrinino)

just

Con la cintura envuelta por las fuertes manos protectoras de Nino, Adrien se enrollaba a él como un Koala. 

Sintiendo como las mismas manos le recorrían el torso y exploraban su piel. Sentía también cómo lo desnudaba, no sólo el cuerpo, sino el alma. 

Sus uñas no eran largas, pero se encajaban a la achocolatada piel de su compañero, tan perfectamente como piezas de un puzzle.

Los besos, proporcionados por el moreno, se concentraban siempre en su cuello, pero no dejaba de lado las clavículas, el pecho, su abdomen, bajando todo el camino por el vientre hasta llegar a su intimidad. 

A veces le gustaba jugar con él, con su sensibilidad ahí abajo, en sus genitales. Probarlo, molestarlo al no tocarlo correctamente, haciéndolo rogar por más contacto.

A veces le gustaba besar todo su cuerpo hasta llegar a los dedos de sus pies, los cuales empapaba de saliva y recorría nuevamente toda su pierna, tronco y cuello, hasta que llegaba a morderle las orejas.

—Te amo, Adrien...

Pero él pensaba lo contrario, Adrien así lo creía. Creía que Nino nunca lo vería así realmente. 
Que aquellas simples y bellas tres palabras, eran todo resultado de la situación, de lo caliente de la habitación, delirios de la elevada temperatura de sus cuerpos.

Por eso Adrien siempre respondía lo mismo.

—Si tú lo dices...