Huye Mi Pequeño Fugitivo

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Pienso en lo que hemos hecho...

El viento frío en mi rostro ayuda a evaporar el alcohol, poco a poco comienzo a sentirme mejor... Pero pienso en ti, las veces en que discutimos, por mi maldita costumbre de beber.


-¡Kacchan! ¿Por qué vienes borracho otra vez?

-¡Cállate tonto! Ya dejame entrar bebé quiero hacerlo, voy a follarte.

El pecoso trataba de cerrarle la puerta en la cara.

-¡TE DIJE QUE ME DEJARÁS ENTRAR IMBÉCIL!

Una patada y la puerta cayó, no vio su mirada aterrorizada, no sintió sus lágrimas, solo el calor de su piel.

Tomó al pecoso apretando su cintura, besos apasionados rozando sus labios desesperadamente, necesita de él, se llena la boca con su sabor. Ama al peliverde pero no sabe cuidar lo que ama, nadie nunca le enseñó.

Lleva al pecoso a la habitación.

-K-kacchan... No me gusta hacerlo cuando estas borracho... ¡Kacchan!

El rubio no lo escuchó, solo quería saciar su necesidad de él. Arranca su camisa lamiendo su cuello y sus pezones, que erectos por la sensación fría del ambiente parecen un manjar.
No puede alejarlo, no es tan fuerte, poco a poco deja de intentarlo, las caricias de esas manos en su entrepierna ya no lo dejan pensar.

La ropa que estorba empieza a caer al suelo, una a una las prendas son quitadas de su cuerpo que febril espera el encuentro con el ardiente cuerpo del rubio que huele a alcohol.

Suspiros y Jadeos llenan la habitación del pecoso, ha perdido la cuenta de cuántas veces el rubio ha entrado y han follado... Pero también de cuantas veces despierta y él no está a su lado.

-Aaah, sí, Kacchan Aaah...

El rubio conoce cada punto sensible de su piel y el punto exacto en su interior donde pierde la razón.

-Maldición Deku... Me tomas demasiado bien, aaahg... Deku...

Las embestidas los llevan al clímax, el pecoso cada vez lo aprieta más, mientras se acerca al orgasmo, gruñidos y groserías salen de su boca, ama hacerlo tocar el cielo mientras él también lo hace a su lado.

El pecoso arqueando la espalda mientras entierra sus uñas en su espalda es todo lo que necesita para correrse dentro de él, llenándolo con su esencia mientras el pecoso mancha su abdomen con la suya.

Juntos, mientras nuestros corazones eran jóvenes...

Lo observa dormir, delinea cada centímetro de su piel con sus dedos, ama esa piel pálida salpicada de pecas, odia tener que dejarlo dormir solo, pero la banda lo espera, lo ama demasiado para involucrarlo en sus carreras clandestinas... Es la única manera que conoce de hacer dinero.

Sale mientras la oscuridad ayuda a cubrir su rastro, el pecoso no será parte de ese mundo de drogas, carreras, peligro y alcohol.



Los días pasan, no quiero ver a los inútiles de siempre, Sero no me molesta pero el pelo mierda siempre está mañoseando al idiota del pikachu frente a nosotros, me irrita <Si estuvieras conmigo Deku... >

Estoy caminando bajo la lluvia...

<Estoy harto de vivir sin ti Deku... Deja de huir de mi>

-"El número al que desea comunicarse no existe en la línea telefónica"

Otro intento fallido desde hace meses que te mudaste sin decirme, cambiaste tu número de teléfono... Maldito Deku ¡¿es que no fui nada para ti?!... ¡TÚ ERES TODO PARA MI!... vuelve estúpido... Te necesito.

Las lágrimas están cayendo y siento dolor...

Maldita sea, la lluvia empeora, agradezco que esconde las lágrimas que sin mi permiso se deslizaron por mis mejillas, pero no puedo fumar bajo la lluvia así que me refugio en un café.

Casi nunca vengo a este lado de la ciudad, donde la gente normal se reúne a convivir, donde los niños juegan en los parques sin temores mientras sus madres se reúnen a charlar sentadas en las bancas.

No me gusta pues veo lo que nunca tuve, una familia o alguien que me amase. Mi única familia es mi grupo esos tres idiotas que me siguen en mis locuras y que me han ayudado a ganar el territorio sur de la ciudad, donde soy conocido como Black Murder... Pero de qué sirve... Te perdí Deku.

El café está prácticamente vacío, resignado se acerca a la barra.

-Oi chica... ¡Hey tonta!

La chica de cabello castaño colocaba unos vasos en el estante de atrás, asustada se voltea a ver al rubio que estaba empapado.

-Disculpe joven ¿en qué puedo servirle?

-Dame un expresso doble.

-De inmediato, ahora se lo llevó, siéntese dónde guste.

Dejó el dinero en el mostrador y se sentó en la mesa que daba a la ventana, la lluvia caía copiosamente, no podría moverse de allí hasta que pasara.

No llevaba su motocicleta pues en su última borrachera cuando llegó a su departamento no pudo estacionarla bien y se cayó quebrando su retrovisor izquierdo, jamás se los dirá a los del bakusquad, según ellos al pelear con unos de la banda del centro de un batazo se lo habían quebrado.

Suspiró.

Deseando que estuvieras aquí por mí...

Extrañaba su rostro, las sonrisas que le brindaba cuando no llegaba ebrio, la comida del peliverde sus labios, su piel, todo de él.

Habían pasado tres años juntos desde aquella vez que lo conoció en el bar.

Volteó a ver cuando la castaña le dejó su café en la mesa junto con una toalla.

-Úsela si lo desea, se podría resfriar si continúa así, permiso.

La observó irse de nuevo para atrás del mostrador.

<Extraña> no está acostumbrado a la amabilidad de las personas, el único que fue amable con él fue su pecoso.

Tomó la toalla y se secó el cabello, notó el papelito que cayó de ella. Al abrirlo encontró el número de la chica y un beso marcado con labial rojo.

<Puta...> lo arrugó apretando su puño, jamás se revolcaría con una sucia camarera, solo necesitaba a su peliverde, ¿cómo podría conformarse con otra piel después de probar la suya?

Molesto tomó su café en pocos sorbos, dejó la taza en la mesa y salió, al menos la lluvia se había convertido en una tenue llovizna.

Debía llegar al taller a recoger su motocicleta.

RUNAWAY  *°*•KatsuDeku•*°*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora