Debajo de la cama °Kookmin°

04

Jimin cada día estaba peor, él sabía que tarde o temprano se tendría que ir y eso era lo que no quería, porque dejaría a Jungkook solo. 

Esa eran las reglas que se le asignaban a cada monstruo, buscar a un niño y/o niña que se viera "indefenso" para asustarlo hasta que este dejara de tenerle miedo, en el momento que eso pasara se tendría que ir.

Pero Jimin sabía que esto era diferente, el llevaba años asustando, pero nunca se atrevieron a besarlo, dejarlo dormir a su lado o ser cariñoso con él. En cambio Jungkook era distinto, siempre le hacía cariño, lo dejaba dormir con él, ¡hasta le daba galletas!

Jungkook ya tenía 10 años, a pesar de estar más grande, nunca dejaba a Jimin de lado, todas las tardes después del colegio jugaba con él, merendaban juntos, dormían juntos y muchas veces se habían besado, claro que no llegaban más allá de un simple roce inocente, solo unían sus labios unos segundos y luego se tapaban la cara por vergüenza. 

-Vamos Jiminie~ Decía una y otra vez -Uno más y ya, siiii~

-Aish, está bien, pero uno solo y ya -Dijó por octava vez el peliblanco.

El azabache le dio otro pequeño beso en los labios, antes de separarse y reír por la cara del chico.

-Te quiero -Susurró mientras jugaba con sus dedos.

-Yo igual Kookie -Sonrió -Hace años yo te asustaba y te ibas corriendo a donde tu mamá -Ambos rieron -Después jugábamos hasta tarde y ahora pareces un chicle - Refunfuñó.

-Pero es que antes era diferente -Aclaró -Ahora soy un niño grande que no le tiene miedo a nada.

-¿A nada?-.

Esa voz hizo que se le erizara la piel como lo hacía hace años.

-No hagas eso-Susurró.

-¿Hacer qué?.

-Utilizar esa voz -Jimin rió a carcajadas-No es gracioso.

-Para mi si lo es, mejor corre a donde tu mami.

-Jimin no te tengo miedo -Lo miro, serio. No mostraba dudas de sus palabras.

-N-no d-digas eso -Negó frenéticamente -¡No lo digas, no lo digas! -Repitió varias veces mientras se tapaba los oídos y seguía negando.

Jungkook preocupado se acostó a su lado y se durmió abrazándolo, sin saber que con esas palabras había cometido el peor error en una relación monstruo/humano. 

El próximo es el final.