Pecado concebido

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-¿Algo más qué... amistad?- Sus pupilas se dilataron ligeramente- ¿Quieres decir...?- Siempre había estado acostumbrado a no usar ninguna de las palabras en relación a el aspecto de ser pareja, no entre ángeles, ni mucho menos entre ángeles y demonios. Tantos años de costumbre reprimiendo sentimientos carnales eran difíciles de quitar en una sola noche... ¿O tal vez Crowley lo conseguiría?

El demonio, ante la ausencia de respuesta, se arrodilló a los pies del ángel que aún estaba sentado en el sillón, y le tomó de las manos

-Azirafel... -Estaba algo nervioso porque aún no entendía que es lo que estaba pasando por la mente del de ojos azulados ahora mismo- ¿Soy el único de los dos que está enamorado?- Le temblaba incluso la voz-

Ante tal pregunta, el de ropas claras y tartán se le quedó mirando sin decir o hacer nada, Pero antes de que el otro pudiese dar por comenzado el derrame de lágrimas, hizo algo que cambiaba por completo la situación.

Azirafel negó con la cabeza

-N-no, no eres el único, Crowley- Su sonrojo ahora hacía juego con el de su amado demonio- Yo también estoy enamorado- Esa iba a ser todo lo que iba a decir en un principio, pero sentía que debía decirlo entero- ...de ti- Aunque esto último lo dijo mucho más bajo, porque sentía que no podía hablar, como si tuviese algo en la garganta que lo evitase-

Sus ojos de serpiente se iluminaron ante tal repentina y no tan esperada noticia. Su amor platónico, por el que hacía milenios que sentía puro amor, del que no se encuentra en ningún resquicio del infierno, le acababa de decir que sus poderosos sentimiento que habían aguantado años de gavotas y de peleas en ciertas ocasiones, no habían permanecido en vano

Separo las rodillas del suelo para ponerse a mayor altura, y dejar su rostro a centímetros del del peliblanco

-¿Podremos hacerlo?- Preguntó algo preocupado- No nos harán nada ninguno de los de nuestro bando-

-Oh, mi ángel, ahora estamos en nuestro bando, y no en ninguno más- Acabó con una sonrisa- Si tu quieres hacerlo, es todo lo que importa-

Guardó unos segundos de silencio, dejando caer la mirada sobre los labios de Crowley, hasta que por fin rompió la espera

-Yo si quiero hacer esto- Dijo bastante convencido, llevando sus manos a los hombros del que vestía de negro, con sus mofletes carnosos teñidos de carmesí y con una sincera sonrisa-

Sin decir nada más, movió la cabeza hacia la del santo, y sus labios se fusionaron.

Lo que empezó con un beso que iba a durar en un principio unos segundos, acabo prolongándose, hasta el punto en el que sus bocas se abrieron y sus lenguas comenzaron a danzar al son de la pasión que ambos estaban sintiendo.

Sus respiraciones y latidos aumentaron progresivamente, pero nunca sin ir al compás

Finalmente se separaron, dejando ser escuchados mutuamente sus jadeos por el tiempo que habían pasado besándose

-Creo que aquí va a ser un poco incómodo- Habló señalando el sillón en el que seguía sentado-

-Tienes razón- Alzó su mano y con un chasquido de dedos, de repente cayeron sobre una cama muy mullida; precisamente la cama de Azirafel- ¿Mejor?

Asintió rápido con las mejillas como tomates, y con sus manos en el cuello de su amado, hizo una ligera presión para hacerle saber que quería un beso más

Mientras jugaban con sus labios, las manos de Crowley que en un principio se encontraban posadas en la cintura del ángel, se fueron moviendo su chaleco, y poco a poco le fue desabrochando los botones uno a uno, hasta poder abrirlo de par en par. Aprovechó también para quitarle la pajarita, e ir dejando ambas prendas sobre una silla que había cerca de la cama; la típica que es más usada como perchero que para sentarse.

No tardó en imitarle el otro amante, que empezó a tirar de la chaqueta negra para quitársela, y dejarla en el mismo destino en el que sus ropajes habían sido depositados. Le desabrochó su chaleco negro y quitó la corbata. Fue completado por el mismo demonio, que se quitó su última capa, dejando expuesto toda su zona superior al desnudo

Culminó quitándole la camisa que separaba la tersa piel del ángel de su vista.

Ahora ambos se encontraban con sus torsos al descubierto, solo con los pantalones, aunque los del pelirrojo ya estaban a medio desabrochar. También coincidían en la presencia de un ligero abultamiento en sus entrepiernas que a cada minuto que se tocaban entre ellos, iba en aumento. Pero aún ninguno de los dos querían empezar; preferían jugar un poco más antes

Mientras iba dejando una cariñosa pero atrevida hilera de mordiscos en el cuello del más pálido, el otro le fue bajando los pantalones vaqueros, dejando a la vista su oscura ropa interior, donde se podía notar aún más el abultamiento. Ligeros quejidos que contenían lujuria intentaban salir de los labios del mordisqueado.

Los pantalones oscuros cayeron al suelo, a los pies de la cama.

La hilera de mordiscos y besos se encaminó hasta el borde del comienzo de los pantalones color beige. Sus delgados dedos se deslizaron silenciosamente hacia el botón que lo cerraba, y en cuestión de segundos, quedó separado de su correspondiente parte de sujeción. Levanto ligeramente la cadera para que fuese más fácil retirarlo, y tras sacarlo por completo, lo dejó no muy lejos de donde se encontraban los pantalones de color más oscuro. El contraste de ropas con tan distintas tonalidades de luz era ciertamente bonito

No podían esperar más a verse mutuamente tal y como Dios les trajo al mundo, así que ambos se quitaron sus respectivas mudas. Como si de 2 palomas se trataran, salieron ambas despedidas, lejos de la cama; una de estampado de tartán y otra de un negro mate

Las pupilas de Azirafel se dilataron al contemplar el cuerpo de su amante; la espada llameante ya no era lo más ardiente que había visto hasta ahora. No pudo evitar dejar caer su mirada por un momento sobre la parte que nunca había visto de Crowley hasta ahora; saltaba a la vista

Por parte del demonio, ocurrió algo parecido; la silueta del ángel era tan bella, tan achuchable y estrujable. Ahora tenía aún más ganas de recorrer con su boca cada centímetro cuadrado de él. No veía ninguna razón por la que no estar enamorado durante milenios de alguien como él

Dejo de estar arrodillado para tumbarse sobre su angelical amado, dejando recaer su pecho contra el del otro, y también juntando caderas con caderas, notando por completo el roce entre sus entrepiernas. Ambos dejaron escapar un suspiro de placer. El tacto entre ambos miembros era demasiado placentero

- Azirafel... te amo, y siempre te he amado- Confesó apasionadamente con una mirada llena de deseo-

-Por favor Crowley, hazme el amor- Rogó- Te amo demasiado-

Juntaron sus labios en un beso de los que ya nunca se ven en las películas

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Continuará

Tentación cumplidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora