Una tragedia familiar lleva a los mellizos Portman (Jane y Jake), de diecisiete años, a viajar por las costas de Gales donde descubren las ruinas para niños especiales de Miss Peregrine. Mientras exploran los destartalados cuartos y pasillos se dan...
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•𝙼𝚘𝚖𝚎𝚗𝚝𝚘𝚜 𝚊𝚗𝚝𝚎𝚜.•
Enoch estaba satisfecho, al parecer su plan por alejar a los Portman estaba funcionando aunque en realidad no estaba del todo seguro de querer que Jane se fuera, y él lo sentía totalmente extraño, jamás se había sentido algo así, nunca.
Y así que ahora estaba guardando lo que había necesitado para espantar a los mellizos, y en realidad podía sentir un poco de culpabilidad aplastar su pecho. Víctor era su amigo y lo había utilizado para algo tan ruin como lo era espantar a los nietos de Abe, pero aún así sentía que había válido la pena.
— ¿Jane?— se sorprendió al darse cuenta que ella aún estaba ahí, ella ni siquiera lo miro y lo pasó de largo hasta sentarse en la cama— Jane— volvió a llamarla pero nada, ella simplemente tomó la mano de Víctor y de un momento a otro comenzó a gritar desgarradoramente, y de pronto sus bonitos ojos azules cambiaron de tonalidad a rojo escalarta y casi de inmediato cambiaron de nuevo pero ahora se pusieron totalmente blancos.
Enoch se alteró un poco e intentó alejar a la chica de Víctor cuando la escuchó gritar de nuevo pero parecía inútil pues de las manos de Jane salía una clase de humo rojo y tan pronto como esta neblina apareció los envolvió a ambos impidiendo a Enoch acercarse. Ahora Jane estaba llorando y gritando.
— Oh, mi Dios. ¡Víctor, corre!— gritó, Enoch la miro, ella estaba en un transe y la preocupación aumentó en el peculiar al ver cómo el color abandonaba el rostro de Jane y que el collar que descansaba en su pecho resplandecia mucho más.
— ¡Oh, mi Dios!— se alarmó aún más al escucharla gritar de nuevo, intentó otra vez alejarla de la mano de Víctor pero fracasó. Después de unos intentos logró apartarla del difunto de un empujón.
Ella se tiró al suelo, en su rostro se podía ver cuan atemorizada estaba, desde la distancia en la que Enoch estaba (que era bastante en realidad) podía notar como temblaba, ella se arrastró hacia atrás pegándose a la pared y cubrió su rostro sollozando con fuerza.
— ¿Jane, estás bien?— le cuestionó una vez que estuvo cerca de ella, y no se molestó en ocultar su preocupación, tal vez él quería que ella supiera que de cierta manera él se preocupaba por ella y le importaba su bienestar y ella decidiera quedarse ahí. Con él.
Y es que era un pensamiento totalmente irracional de su parte, si, es decir, apenas y se conocían y ya estaba con esos tontos pensamientos. Ni siquiera podía ponerle nombre a lo que sentía.
Jane abrazó a Enoch, aferrándose a su cuerpo, y él no se molestó en alejarla, al contrario, la abrazó con la misma fuerza. Él sabia que ella estaba asustada, podía sentir su cuerpo temblar y sollozaba violentamente. Y Enoch necesitaba tanto de ese abrazo tanto como ella, algo de si mismo quería asegurarse que ella estuviera realmente bien.
