Los Genios Del Equipo (Los Pingüinos De Madagascar) [Editando]

1. Scarlet

Justo cuando Marlene había terminado de adornar su pequeño árbol de navidad, Scarlet había traído la estrella que tenían que poner en la punta.
—Genial. Muchas gracias por venir a ayudarme, pero no tenías que hacerlo
—Descuida Marlene, no hay porqué. Además, éste año los chicos en la guarida han adornado muy poco
—¿Y eso porqué?
—Skipper pidió que no pusiéramos luces afuera porque atrae a las palomas. Rico solo quiere poner dinamita con moños. Kowalski no pone adornos dentro del laboratorio porque son flamables y, luego está Cabo... Él si puso un árbol cerca del televisor
—Vaya —rió un poco—, al menos.
La caja de las esferas estaba casi vacía y Scarlet lo notó. La tomó y dijo que faltaba algo y sacó unas hojas con un adorno en la punta.
—Espera, ¿No es...?
—Venía dentro de la caja —contestó Marlene tomándose la nuca—. La verdad, nunca lo he sacado pero... Tú quizás ¿Lo quieras?
—¿Qué? ¿Porqué yo?
—Vamos, ya vi que tú y Kowalski...
Sin poder ocultarlo, se cruzó las aletas.
—Si, quizás ahora somos novios
—Jaja, ya. Llévatelo...
—Te lo traeré mañana. El año próximo tú lo podrás usar
La dejó en su hábitat riendo, hasta que paró al preguntarse si hablaba una vez más de Skipper y ella (como ya era costumbre).
Caminó y se deslizó por la nieve camino a su hábitat. Cuando llegó, pasó la tapa de entrada y escondió el muérdago detrás de ella.
Intentaría colocarlo en el laboratorio sin que Kowalski de diera cuenta, aunque sería difícil, pues últimamente él estaba muy ocupado en el laboratorio en esos días por una nueva solución para rejuvenecer los alimentos.
—Scarlet, hola. Ya, ya volviste —dijo mientras escondía algo detrás de él
—Si, así es. —Lo miró, intentando no sonrojarse. Ella también escondía algo, así que hizo caso omiso de lo que él escondiera.
De pronto, se le ocurrió algo para hacer que Kowalski saliera unos momentos.
Al fin sola, colocó el muérdago en una parte alta y visible. Ya tenía preparado tomar un ponche de frutas y un regalo, pero eso cerraría una noche buena muy especial.
Cabo la llamó en cuanto acabó y salió con él. Al parecer había empezado el especial de navidad de "Ninjas de Nueva York" con la aparición del chico ninja favorito: Cabius.
Estaban muy atentos al programa, que Scarlet no se dio cuenta de que había cerrado un poco mal la puerta, lo que no sería un problema si Rico no hubiera encendido uno de sus regalos. Cuando intentó apagarlo en cuanto lo encendió, una chispa brotó he hizo que varias cosas se fueran encendiendo. Aunque sacó un extintor de su estómago a tiempo, una chispa más cayó dentro del laboratorio.
Kowalski bajó las escaleras, entrando a la guarida y viendo lo que pasaba a tiempo. Entró para ver cómo la chispa caía donde no debia.
Cerró la puerta. Solo se escuchó cómo estalló el laboratorio, de nuevo.
—Esta vez no fue tu culpa, Kowalski —comentó Cabo, tratando de levantarle los ánimos
Agradecieron que nadie había salido herido, pero aún así, sus regalos se habían perdido.
Skipper llegó justo a tiempo para empezar con la celebración. Más animados, comieron su gran pescado, tomaron ponche de frutas y siguieron viendo todos juntos los capítulos de "Ninjas de Nueva York: Extremos".  Cuando Rico y Cabo estaban ya muy cansados y Skipper salió a la parte de arriba para hacer muñecos de nieve para entrenar sus ataques, Kowalski y Scarlet se quedaron arreglando un poco su laboratorio.
Él dio un suspiro. —Lamento lo que pasó, tenía tu regalo, pero-
—Tranquilo, está bien —le sonrió—. En realidad, mi mejor regalo... —desvió la mirada— eres tú... —dijo rápidamente.
Kowalski se sintió mejor, aunque ahora sentía que debía decir algo.
—Y tú lo eres para mí. —dijo finalmente, seguro.
Se vieron muy enamorados, y de pronto Sacarlet notó que el muérdago seguía en el mismo sitio, al igual que otros adornos que no sufrieron daños como otros objetos.
Kowalski también miró hacia arriba y antes de que Scarlet fuera a decir algo, él la besó. Ella le correspondió haciendo que el beso durara más tiempo. Luego siguieron arreglando su laboratorio, para así descansar y esperar a mañana, pues planearon conseguir otro regalo para el otro. Aunque siéndose honestos, no sería mejor que el beso.

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Felices fiestas... Feliz año nuevo

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