Una Moneda - Capítulo 01

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"Este es el apartamento en donde estoy viviendo actualmente, a simple vista no sobrepasa los ocho metros al cuadrado." —Yan Hang se hallaba sentado en una silla giratoria con el celular en sus manos, tocó una vez el suelo con la punta de su pie y la silla dio una vuelta.

—Es mejor en comparación con el anterior, es solo que está un tanto desordenado, han pasado tantos días y aún no lo ha acomodado —Alguien había comentado eso a través de la pantalla.

"Aún no he terminado de hibernar." —Yan Hang bostezó— "Tengo flojera de moverme."

—¿Hoy también veremos a aquel niño? —Otra persona preguntó.

"Aquel niño... No lo sé." —Yan Hang giró su cabeza hacia la sala y echó un vistazo— "Vayamos a esperarlo en la ventana."

—Ojalá no lo vuelvan a molestar de nuevo, qué triste

Yan Hang no dijo nada, se levantó y lentamente dirigió sus pasos hacia la ventana de la sala, deteniéndose allí.

En los 17 años de su vida, había perdido la cuenta de cuántas veces se había mudado de casa con su viejo padre y había perdido la cuenta de en cuántas casas había vivido.

Aquel edificio se encontraba frente a una pequeña calle, era bastante limpia, era mejor en comparación con su apartamento anterior que se hallaba detrás de un mercado, por lo menos ahora no percibía olores extraños. Exceptuando la hora de la salida de las escuelas, en esos momentos se tornaba algo escandaloso.

El conjunto residencial era bastante grande, había muchísimos niños, ya sean grandes o pequeños que iban y venían de la escuela por esa calle.

Yan Hang abrió la ventana y se sentó sobre el marco de esta.

El clima estaba frío, la brisa que se percibía causaba escalofríos, inhalar una bocanada de aire era como retener a un caramelo de menta.

Le gustaba bastante aquella ventana, no había mallas de seguridad, el cajón de la calefacción estaba aunado a la ventana, se podía decir que era una ventana falsa, apoyar la cabeza allí era bastante relajante.

El niño que todos esperaban ver no había pasado por allí.

Pero no debería faltar mucho para eso, todos los días él pasa por allí más tarde en comparación con otros estudiantes, no se sabe si lo hacía para no regresar a casa a la misma hora que sus compañeros, o si lo hacía porque alguien le bloqueaba el camino para impedir que se fuera.

Yan Hang colocó el celular sobre la superficie de la ventana y se precipitó hacia fuera, tampoco emitió sonido alguno.

Pasados unos dos o tres minutos, varios estudiantes uniformados se acercaron, una mochila se pasaba de brazos en brazos.

Yan Hang levantó el celular y dijo hacia esa dirección: "Vengan, veamos qué presentación nos traerá este grupo de pueblerinos inútiles.

"Aquellos estudiantes que se estaban pasando la mochila seguían a un chico de estatura baja, en la pantalla aparecieron varios comentarios—

— ¿Parece que hoy está a salvo?

"No está a salvo," —Dijo Yan Hang— "esa mochila es suya."

La mochila estaba bastante desgastada, al ser lanzada de un lado a otro, esta cambiaba de forma, se volvía cuadrada, alargada e inclinada, cada vez que la mochila oscilaba en forma de una parábola en el aire, de ella se iba cayendo libros o lápices.

Sin embargo, hoy aquellos inútiles eran más gentiles que de costumbre, no le estaban golpeando.

El anfitrión de aquella transmisión en vivo los seguía desde atrás en silencio, de vez en cuando el chico se inclinaba para ir recogiendo los objetos que iban cayendo.

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