UNO

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Primer año de universidad, Dios que miedo, tantos cambios en un momento, dejar varias cosas por otras es una sensación muy extrema.
Se viene a mi mente el momento cuando me despedí de mis padres para tomar el avión a ciudad de México y se sustituye por en el que mi hermano me ha recogido en el aeropuerto, ha sido un momento que jamás olvidaré, la calidad de sus brazos, la familiaridad de esa sonrisa, lo extrañaba.
Tomamos el carro y después de eso llegamos a su departamento, que no es presumir pero es una chulada, hay de todo, me sorprendió ver una foto nuestra en la sala.

-Tierra llamando a Andra, nena, no me has dicho que te parece tu cuarto, me tomé el atrevimiento de decorarlo pero si no te gusta lo podemos cambiar- dice Carlos muy emocionado.

-Está hermoso, gracias, no tienes que cambiar nada.

-Pensé que no te había gustado, estás muy distraída.

-Pero no tiene nada que ver con esto, es dejar todo de lado, a mis papás, mis amigos, la prepa.

-Trata de no pensar en eso, verás que vale la pena, mira, te he dado el cuarto con ventana, ya es tarde, pero mañana te llevaré a que des una vuelta y conozcas.

-Me parece perfecto, ahora ayúdame a desempacar y después te haré una cena de agradecimiento.
Tomamos las maletas y nos ponemos a desempacar y guardar las cosas en su lugar, al final de la maleta hay un sobre amarillo con mi nombre y lo trata de tomar mi hermano pero lo impido.

-¿Qué es eso, Andra?- pregunta Carlos algo molesto.

-Algo, Carlos.

-¿Quién te lo dio?

-Carlos...

-Perdón, pero me preocupo, eres mi niña y no quiero que...

-Una niña que acaba de entrar a la universidad, por favor.

-Pero eso no te garantiza nada, y ya que andamos por estos temas vamos a establecer unas cuantas reglas.

-¿Reglas?

-A ver, entiendo que estás abrumada por tantos cambios y todo eso pero el hecho de que estés aquí te convierte en una responsabilidad para mí, y no me perdonaría si te hicieras daño y yo lo hubiera podido impedir.

-¿Y de que tipo son?

-Pues de todo, empezando con que hagas lo que hagas, salgas a donde sea siempre me tienes que pedir permiso y avisar que es lo que harás-dice dedicándome una sonrisa para quitarle la tensión al momento-la segunda es que no puedes tomar, ni drogarte, y menos fumar, la tercera es que aun no tienes permiso de tener novio, enfocate en tus estudios y después deja el tiempo a los amores, estas muy chica y los hombres no son unos santos.

-Eres hombre-digo con ironía.

-No es el punto, sigamos; La cuarta es que tienes que cuidar como te vistes, nada corto ni provocativo, aunque no te quiero de monja, encuentra un punto medio, la quinta es que vas a tener horarios para dormir, no te puedes desvelar en días de clases, los fines de semana puedes dormir lo que te plazca, la sexta es que te estoy dando confianza y necesito resultados en tus calificaciones si no te castigaré, la séptima es que a pesar de todo esto soy ti hermano y estoy para ayudarte pero solo lo podré hacer si me tienes la confianza suficiente y me dejas orientarte, no te guardes nada, la octava es que no puedes mentir, sabes que odio las mentiras y no las soporto ¿Okey, nena?

-Entendido ¿Algo más que agregar?

-No, chula, pero por favor toma muy en cuenta lo de los novios, siempre serás mi niña pequeña y a tu edad yo se lo que buscan los hombres, no quiero que te usen y sobre todo no quiero que sufras.

-¿De que hablas, Carlos? ¿De sexo? Vamos, que todo el mundo en algún punto de su vida lo necesita y lo hace, no mandas sobre tu cuerpo ni tus impulsos.

-No lo digas tan alto- suena horrorizado- tú eres una niña y no tienes porque pensar en eso.

-Ay sí, no me vaya a embarazar sólo por decirlo.

-Ya no digas más sobre el tema- dice más rojo que mi labial y yo me río- ahora a cenar y a dormir.

Presiento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora