CAPITULO 12

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Cuando el 1° de Marzo de 1854 estalló la Revolución de Ayutla que encabezaban: el Coronel Juan Alvares, Florencio Villarreal e Ignacio Comonfort en el estado de Guerrero; estallando como una guerra civil esta fue apoyada por otros estados fortaleciendo el movimiento en contra de Santa Anna el cual ordenó repeler la lucha dejando una estela de muerte y destrucción a su paso.

Como era escaso el apoyo para atender a los heridos se solicitó a la ciudadanía que toda aquella persona que tuviera conocimientos de medicina prestar ayuda para la curación de los heridos se trasladaran  al estado de guerreo y otros estados donde los estragos del movimiento armado eran inminentes.

Por lo que el convento donde se encontraba Victoria organizó una brigada de ayuda; que organizó la Madre Superiora, no sin antes solicitar garantías de seguridad para el traslado de las hermanas hacia dichas zonas, lo cual fue totalmente aprobado y un contingente de hombres armados escoltó a las hermanas hasta el lugar donde ofrecerían su apoyo como voluntarias.

Victoria solicitó a la Madre superiora le permitiera asistir con la brigada de ayuda; en un principio la Madre se negaba a su petición pero ella insistió tanto hasta lograr convencerla y partió junto con las hermanas.

Al llegar a la zona se abatió al ver tantos heridos de casi todas edades y procedió a ayudar casi sin descanso alguno. Todo esto lo hacía por dos razones: la primera por ayudar a toda esa gente que lo necesitaba y la segunda para tratar de olvidar el dolor que le producía no poder estar cerca del hombre que ella amaba.

Tras varios días de permanecer en el campamento de ayuda; el cansancio comenzaba a pasarle factura. Pero una  mañana siendo alrededor de casi las  seis de la mañana mientras se encontraba tomando un descanso; Escucho el sonido de caballos a todo galope lo que la puso en alerta pensaba que atacarían el lugar donde ella se encontraba pero, no fue así era una cuadrilla de militares que llegaban con un herido; era nada menos que un coronel muy mal herido escoltado por el Coronel Domínguez. Fue trasladado ahí pues era el lugar más cercano a la zona de combate donde podría ser atendido de la mejor manera tomando en cuenta las circunstancias al ser examinado por medico este informó inmediatamente al Coronel Domínguez que desafortunadamente el Coronel Alfaro no tendría muchas oportunidades de supervivencia debido a la grave lesión cráneo encefálica que presentaba con una abertura de un diámetro de diez centímetros, el sangrado y las condiciones de higiene. Esto era sumamente injusto pues el coronel era muy joven de no más de 35 años y apenas había logrado su ascenso. Por lo cual se había comprometido en matrimonio con una hermosa joven de la alta sociedad. El medico solicitó que estuviera constantemente vigilado por cualquier situación que se presentara; durante uno de esos turnos de vigilancia le toco a Victoria estar al pendiente de su salud.

A Victoria se le estrujó el corazón al ver a aquel hombre luchar por su vida, pese a las terribles circunstancias que lo aquejaban; hasta que pudo entender el porqué. Cuando este le habló mirándole y  de forma muy lucida le dijo.

-Hermana tengo mucho dolor ¿sería tan amble de darme algo que me lo calme?- Victoria le respondió:

- iré a ver a el médico para ver que le puedo dar no me demoro- partió en busca del médico y trajo láudano para mitigar parte de su dolor, una vez que se lo dio el Coronel le dijo.

-Gracias hermana, ¿podría usted acomodar de nuevo mi vendaje de forma que no me lastime tanto?

-Claro que sí- y a proceder a hacer lo que le había pedido Victoria palideció de la  impresión al ver la terrible lesión que tenía el Coronel; pero hizo su mayor esfuerzo por controlarse y colocó de nuevo el vendaje.

-¿Así está mejor?

-Mucho mejor, gracias

-Descanse Coronel para que se recupere más pronto – le dijo Victoria con un tono de dulzura en sus palabras.

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