CAPITULO 9

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Al día siguiente Jean Carlo y su madre fueron de visita a cas de Ernesto para preguntar cómo se encontraba Victoria fueron recibidos por Alondra quien los condujo a la sala donde se encontraban Ernesto y don Ignacio tomando un café y conversado ellos se unieron a la charla; Jean Carlo observaba a Ernesto notaba que algo le sucedía pues lo conocía perfectamente y sabía que algo le preocupaba y para averiguar de que se trataba le pidió hablar en privado con él.

-Ernesto podríamos hablar en privado por favor, tengo algo que comentarte.

-Claro pasemos al despacho- una vez dicho esto se dirigieron los dos hacia el despacho de Ernesto

Al llegar ahí y sentarse para conversar Ernesto le dijo a Jean Carlo.

-¡Por favor Jean solo te pido que no me des más malas noticias!

Este al escuchar a su primo se alarmó y preguntó.

-¿Por qué dices eso? ¿Acaso se ha puesto mal Victoria?

-No ella afortunadamente va evolucionando muy bien, pero ayer mi suegro escuchó a los empleados hacer comentarios desagradables de ustedes.

-¿A quién te refieres con ustedes?

- A ti y a Victoria por supuesto

-Pero ¿Qué se podrían comentar de nosotros?

-Hace varios días escuché a una de las empleadas decir que tú te aprovechaste de la situación y que cuando le extrajiste la bala a Victoria aprovechaste para acariciar de más su pierna.

-¡Esto es intolerable! ¡Yo jamás haría algo tan deshonroso! ¿Dime quién ha sido capaz de difundir algo así, pues se las verá conmigo?

- Fue una de las empleadas, yo le llamé la atención y le dije que si volvía hacerlo sería despedida.

- ¡Yo la hubiera despedido en ese mismo instante, eres demasiado noble Ernesto! – dijo molesto Jean Carlo

- Lo peor de todo sucedió ayer ella volvió hacer comentarios al respecto y don Ignacio la escuchó y me pidió que le explicara porque mis empleados hacían ese tipo de comentarios con respecto a Victoria y ti; yo aún no le informaba que tú fuiste quien le extrajo la bala y lo sentí algo molesto pues pienso que cree que le estuve ocultando información con respecto a lo que pasó con victoria ese día.

- ¿Y ya despediste a esa empleada entrometida?

- No

-¿Qué estás diciendo Ernesto?

- No, don Ignacio me pidió que no lo hiciera, porque quizás iría al pueblo a divulgar sus chismes y la reputación de Victoria se vería aún más afectada de lo que ya está.

-En eso creo que tiene toda la razón pero tú le debes dar un buen escarmiento a esa empleada y que los demás lo sepan para que no se les ocurra andar con sus chismes.

- Eso es precisamente lo que hice y espero por el bien de todos que funcione.

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Ambos volvieron a la sala y ahora era Jean Carlo quien se encontraba muy preocupado por Victoria, no merecía lo que le pasaba y deseaba con todo el corazón ayudarla. Se encontraba más serio que de costumbre su madre inmediatamente de que regresaron del despacho lo notó preocupado; pensó que tal vez trataba de algún negocio que no iba bien; al llegar a su casa lo averiguaría y así fue.

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Al llegar a su casa su madre le pidió hablar con él

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