CAPITULO 3

104 10 4
                                    


Con todas sus fuerzas luchó para que ese ser tan despreciable no lograra su objetivo y como pudo lo golpeo con una de sus rodillas en su parte más noble y mientras él se retorcía de dolor ella aprovecho para liberarse de él levantarse y correr lo más rápido que pudo sin mirar atrás gritando y pidiendo auxilio, sin reparar en lo más mínimo en la apariencia que tenía. Con toda la adrenalina fluyendo en su cuerpo, corría desesperadamente y de sus ojos comenzaban a escaparse lágrimas producto del miedo y la desesperación por encontrar a alguien que le brindara apoyo y también cierto temor de que ese hombre repugnante trajera más compañía consigo, que pudieran volver a atraparla.

Jean Carlo acababa de encontrar sus utensilios de pintar cerca del río y mientras observaba el lienzo que estaba montado sobre el caballete pero no la veía por ningún lado hasta que escuchó un grito de auxilio un tanto lejano al escucharlo que se trataba de una mujer no dudó ni un momento en dirigirse donde creía que venía el llamado de auxilio y corrió lo más rápido que pudo hacia dónde provenía la voz; no daba crédito a lo que veía venir era Victoria con el vestido casi destrozado

casi destrozado y sangrando del rostro, ella aun no lo veía y cuando se encontró súbitamente con él de frente no lo reconoció y pensó que era otro hombre que le quería hacer daño y tras esa impresión se desmayó.

Jean Carlo la atrapó entre sus brazos antes que cayera al suelo y la llevo a casa lo más pronto que pudo lleno de rabia por verla en el estado en que se encontraba, pensando en quien podría haberle hecho daño y pensado lo peor no pensó en buscar para ver si encontraba a culpable o los culpables de la desgracia de Victoria solo quería ayudarla sacarla de ese lugar cuanto antes. Cuando iba llegando a la casa unos empleados se percataron de la situación quedando paralizados ante tales circunstancias que observaban y Jean Carlo les dijo:

-¡Pronto vayan por un médico! es urgente la señorita Victoria se encuentra muy mal.- uno de ellos asintió y corrió en busca del médico

Al entrar Jean Carlo con Victoria en sus brazos a la sala donde estaba Ernesto y Alondra charlando muy contentos; Ernesto se quedó sorprendido, perplejo con lo que veía que hizo que Alondra volteará a ver lo que era lo que a Ernesto le había causado tanta impresión, fue entonces cuando Alondra dio un grito de terror al ver a su hermanita como ella le llamaba en brazos de Jean Carlo en tales condiciones, corrió hacia ella.

-¡que le paso! ¡Victoria, Victoria respóndeme! ¡Victoria! -Decía en un mar de llanto y desesperación, Ernesto se acercó a ella y la tomo por la cintura para abrazarla y consolarla ante tal circunstancia pero ella no le respondía a su ayuda quería estar cerca de Victoria; la cual se encontraba ya sobre uno de los muebles de la sala.

_ ¿Qué sucedió Jean Carlo? Preguntó Ernesto muy consternado ante lo que veía, pensando lo peor

-No sé qué sucedió la encontré corriendo y pidiendo auxilio y cuando llego a donde yo estaba se desmayó, ya mandé por un médico.- Dijo Jean Carlo

Al escuchar los gritos de Alondra su padre fue junto con su esposa para ver que era lo que sucedía y cuando entró a la sala y vio a su pequeña Victoria en ese estado...

-¡Qué le ha pasado a Victoria!- Dijo arrodillándose donde ella se encontraba. Acariciando su cabello cerca de la frente.

Jean Carlo le respondió

-No sabemos la encontré cerca del río corriendo en ese estado y cuando estaba cerca de mí se desmayo

Su madre Doña Sofía no pudo soportar la impresión de ver a Victoria en ese estado y solo exclamo ¡Victoria! Y se desmayó pero antes de que esta llegara al suelo Ernesto la sujeto para evitar su caída y la colocó junto con la ayuda de Alondra en uno de los asientos de la misma sala.

VICTORIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora