Capítulo 3 "¿Amigo?"

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Soy un estúpido, amenazó a alguien y no le digo a que horas se presente, por dios y ni siquiera puedo llamar a eso una amenaza, soy un desastre, no me sorprendería que él sintiera pena por mí.
Me lamentaba mientras miraba por la ventana desde la sala de estar, después de ayer mi madre me había hecho jurar que no volvería a salir sin su consentimiento o me pondría un collar de esos de perro que dan choques cuando sales de un cierto perímetro, después de mi ida al hospital, donde había recibido 3 puntos en mi pierna, jamás creí que un coral llegará a herirme de esta forma, en mi antiguo hogar los corales eran parte de nuestras cosas de uso cotidiano, pero esa es otra historia.
Mientras estaba inmerso en mis pensamientos escuche el timbre de la entrada, comencé a ponerme nervioso sabía bien de quién se trataba, mi madre se aproximó a la puerta, mi corazón iba a mil por hora.

- Aquí está su paquete señora, solo debe firmar aquí de recibido-
Escuche una voz de un adulto, me alteré por nada, suspiré aliviado, estaba comenzando a ser paranoico, me acerqué a la puerta y mire que era lo que le estaban entregando a mi madre y de atrás del mensajero apareció lo que no deseaba encontrarme aún, Ian.

- Buen día señora-
sonreía mientras miraba a mi madre y discretamente me miraba en intervalos.

- Oh hola, eres el muchachito que trajo de regreso a mi hijo, ayer no pude agradecerte lo suficiente -

- Descuide, no es nada, hice lo que cualquiera hubiera hecho en mi lugar-
Algo traía entre manos ese chico lo sé, más le vale no decirle nada de lo que pasó o juro que le clavare un coral en el brazo.

- Supongo que si, pero aún no sé tu nombre pequeño -
El le ofreció una cálida sonrisa y continuó.

- Mi nombre es Ian Blade señora, es un gusto conocerla -
Estiro su brazo para estrechar si mano con mi madre.

- Vaya pero que pequeño caballerito, también es un gusto soy Sonia Playce la mamá de Mercus. Supongo vienes a ver cómo está, pasa tendre que dejarlos solos, tengo un trabajo que terminar, siente como en tu casa Ian -

- Muchas gracias señora -
Mi madre le sonrió y se encaminó a su estudio, dejándonos a él y a mi.

- Y cómo está tu herida?-
Lo miraba con seriedad, sé que me había ayudado, pero me preocupaba el hecho de que supiera demasiado.

- Bien -

- Menos mal yo...-
Me levanté del sofá y lo guíe hasta el patio donde estaba seguro que mi madre no nos escucharía.

- Escúchame, jamás se te vaya a ocurrir mencionarle a nadie lo que sucedió ayer o de lo que soy, entendiste? y sobretodo nunca se te ocurra decirle nada de esto a mi madre, bajo ninguna circunstancia, ESCUCHASTE BIEN!?-
Lo acorrale contra la cerca del patio.

- De acuerdo, no diré nada, lo prometo, pero ¿porqué? ¿A caso tu madre no lo sabe? tienes que darme más contexto al menos-
Fruncí el ceño, pues no me agradaba recordar aquel suceso y mucho menos decírselo a un desconocido antes que a mi madre.

- No es tan fácil, ella me encontró cuando lo había perdido ya todo, ella decidió darme un hogar y considerarme parte de su familia, no puedo decirle lo que soy, no quiero que me miré como un... Un fenómeno -
Sentí como se me hacía un nudo en la garganta, esté tema era uno de los que peor me hacían sentir, pero era necesario que Ian lo supiera e intentará comprender mi situación y quizás convencerlo de no decir nada.

- Entiendo, pero, sí ella no es tu verdadera madre ¿qué sucedió con tu familia, cómo llegaste a parar aquí?-
Escuchaba la voz de Ian mientras mi mirada se perdía en el horizonte, recordando aquello que aún no sabía donde estaba.

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