good morning, baby

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El pequeño chico sintió como los pocos rayos de sol que entraban por la ventana se posaban en su cara

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El pequeño chico sintió como los pocos rayos de sol que entraban por la ventana se posaban en su cara. Abrió de a poco sus ojos sin ganas de vivir otro día más y deseando morir por momento.

Estaba por cerras de nuevo sus ojos cuando algo detrás de él se removió, por lo que se giro para comprobar que era.
Al mirar de que se trataba mostró una hermosa sonrisa que a cualquiera le dejaría fascinado e hipnotizado. La razón de esa expresión de niño pequeño se trataba de un lindo chico de cabellos rosas y una carita de bebé.

Se le quedó mirando un rato pensando en como podía ser tan bello aquel muchacho. Le gustaba mucho y cada día se sentía más en el cielo junto a él, más que un cielo era un paraíso, como el jardín de edén.

Vió como la persona se removió de nuevo, dandole la espalda. También hacia una expresión de molestia, ya que al parecer la luz solar le molestaba.

El pequeño chico se sentó en la cama, pensando en que no había más remedio que levantarse y empezar su dia. El solo imaginar eso ya lo cansaba totalmente. Repentinamente sintió como algo, más bien alguien, agarró su muñeca y de un momento para otro unos brazos rodeaban su pequeño cuerpo.

Una calidez enorme le envolvió y volvió a sonreír. Esa sonrisa demostraba lo protegido, feliz y amado que se sentía.

— Buenos días, Injunnie —dijo el pelirrosado, prosiguiendo a darle un pequeño beso en la cabeza.

—Buenos días, Jaem —se apegó más a su cuerpo y aspiró el dulce olor que desprendía. Era como una mezcla de limón y margaritas, le encantaba.

— ¿Dormiste bien? ¿me moví mucho? ¿te moleste con mis ronquidos? —se separó un poco y lo miró a los ojos con una expresión de preocupación. Renjun pensó inmediatamente en lo ojitos de los perritos al estar tristes.

— Hey, calma, ¿cuantas veces te lo tengo que decir? no molestas para nada, hasta dormí bastante bien —le respondió con su suave voz junto a una leve sonrisa para calmarlo un poco. Su novio era todo un caso.

— Está bien, lo siento por siempre preguntar los mismo a pesar de que llevamos durmiendo juntos desde ya hace dos años —le devolvió la sonrisa para darle un pequeño besito en sus labios rosados.

Se abrazaron y acurrucaron de nuevo para estar así un rato sin decir nada y disfrutar del momento. Hasta en los silencios donde lo único que escuchan es la tranquila respiración pero las desenfrenadas palpitaciones del corazón son mejores que decir alguna palabra.

— ¿Qué hora es? —preguntó Jaemin mientras acariciaba el pelo del chino.

Renjun se movió un poco para alcanzar su telefono y mirar la hora que indicaba en ese instante.

— Son las 10:23 AM.

— ¿Quieres que hagamos algo hoy? ya que es sábado, no tenemos que ir a la uni.

— Me parece bien. Creo que escuché que el parque de diversiones está abierto, ¿te parece ir?

— Me encantaría, pero déjame dormir un rato más, te lo suplico —inclinó su cabeza a la izquierda mientras mostraba una sonrisa, como si fuera un niño pidiéndole algo a su mamá.

— No.

Inmediatamente, Jaemin hizo un puchero mientras miraba a Renjun con una expresión falsa de tristeza, que para el mencionado se le hizo graciosa, debido a que sabía que era mentira, conocía todos sus trucos.
Se acercó al chino y empezó a intentar darle besitos en la cara mientras este se negaba rotundamente.

— Bueno, bueno —dijo Renjun mientras reía al sentir cosquillas en su cara y cuello.

En un segundo Jaemin se encontraba recostado de nuevo con los ojos cerrados y a nada de empezar a roncar.

—Sólo hasta las 11 AM. Apenas te levantas venís a desayunar y luego te duchar para irnos.

—Buenooo —respondió con un lado de su cada apoyada en la almohada, haciendo que el sonido solo se concentrará en esa zona.

Renjun se paró de la cama mientras estiraba un poco su ropa y acomodaba las sabanas. Miró al pelirrosa por última vez antes de salir del cuarto con una sonrisa. Los días con él eran lo segundo mejor que le pudo pasar en la vida, porqué en primer lugar se encontraba el haberlo conocido.

 Los días con él eran lo segundo mejor que le pudo pasar en la vida, porqué en primer lugar se encontraba el haberlo conocido

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penguin | renminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora