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Luego de desayunar y haberse preparado para salir cruzaron la puerta principal de aquel departamento. Empezaron a caminar agarrados de las manos, como hacían de constumbre. Aquellas encajaban perfectamente entre sí, al igual que sus corazones. Eso les permitía saber que eran almas gemelas, y a pesar de que sonaba muy cursi y cliché era lo que ellos creían. En el camino hablaron de cosas triviales como lo rico que estaba el desayuno, lo bien que durmieron, lo lindo que se veía el día, y demás. Cuando estuvieron por entrar al parque se quedaron en la entrada viendo lo enorme e increíble que se veía. Se miraron como cómplices y se dedicaron una sonrisa antes de que jaemin corriera mientras arrastraba a renjun atrás de él. Renjun inmediatamente pensó que este iba a ser un día bastante largo.
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Luego de haberse subido a la montaña rusa, los autitos chocadores, la rueda de la fortuna y entre otros juegos más decidieron ir a jugar un rato en el arcade. Jugaron a casi todos los juegos y se encontraban gastando dos de sus casi últimas fichas.
—¡No es justo, te sabes las combinaciones para los ataques especiales! —replicó Renjun con una expresión sería al ver que Jaemin le había ganado de nuevo en el king of fighters.
—Es cuestión de pensar y practicar, mi amor -respondió mirando sus uñas como si se hubiera hecho una manicura.
—Ya ves el porque no juego nunca al mortal kombat contigo.
—Es que no aceptas la derrota —dijo para dejas de lado sus uñas y mirar al chino con una mirada de superioridad.
—Te odio con todo mi ser.
Se quedaron mirando por unos segundos hasta que empezaron a reír, no podían estar serios o enojados con el otro si se trataba de ellos.
Decidieron caminar un poco por la zona hasta que encontraron la seción de maquinas de peluches. Jaemin salió corriendo inmediatamente hasta estar frente a estas, mirando con sus ojitos brillosos los tiernos peluches. Renjun se acerco detrás de él y se le quedó mirando, ya que le encantaba la alegría e hiperactividad que podía llegar a tener por momentos. Era tan opuesto a él que a veces se le complicaba poder entenderlo y descifrarlo, ya que era como esos libros con algún significado oculto o una pintura abstracta, pero hacia todo lo posible para cada dia intentar entender mejor la forma de ver el mundo de aquel chico.
—¿Quieres alguno en especial? —le preguntó el chino al acercarse un poco más para ver los peluches.
Luego de parecer dudoso y pensativo, apoyo su dedo en el vidrio señalando uno de los tantos animales de felpa que había.
—Ese de ahí.
Renjun miro donde indicaba, se trataba de un pequeño peluche de pingüino. Era bastante lindo y muy peludito. Se preguntaba porque eligió especialmente ese al ver que había otros iguales o más lindos que ese.
