UNA INVITACIÓN

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Uno


No es que me dedicara a buscar problemas. No lo necesitaba. En mis circunstancias, siempre me encontraban como una buena presa.

Me llamo Casey Cooke y la historia que contaré es extraña. Muy extraña.

Si me vieran en camino a la escuela, lo más probable es que no me notarías. Voy a la escuela como cualquiera, me molestan como a cualquiera, pero a diferencia de ustedes, vivo en Filadelfia.

Viernes, 14 de octubre de 2017

..

—Odio a las porristas. Son unas imbéciles pretenciosas, egoístas y superficiales —me puse en cuclillas sobre mi asiento.

Joseph, un chico de último grado y a quien solía hablarle de vez en cuando cuando me lo topaba en los pasillos del instituto me miraba extrañado

—Al menos no lastiman a nadie.

—¿Ah no? Y, ¿Qué me dices de todas esas chicas que deseaban ser porristas pero desecharon solo por no tener un buen físico?

—Eso me suena a un sueño frustrado.

—Como sea, ya no quiero estar aquí.

Me levanté y tomé la mochila poniéndola en mi hombro

—Iras al cumpleaños de Claire Benoit mañana?

—Como sabes qu.. —me interrumpió

—Oh vamos, en este lugar todo se sabe.

Seguía mirándome esperando una respuesta pero solo me retire sin decir nada.

Hoy tenía que cumplir la detención a la salida de clases. Una cosa llevo a la otra, una pequeña discusión con la profesora de álgebra me hicieron enfurecer

Y eso..

No le hacía justicia a mí reputación.
..

—Bien. Pueden irse, los vere mañana.

Éramos solo cuatro estudiantes que habíamos quedado en retención. Espere a que salieran y poder ser la última

—Profesora.

—¿Que sucede Casey? —contesto sin siquiera verme a la cara mientras echaba algunas hojas a su bolso.

—¿Tiene un momento?

Ella miro su reloj de pulsera haciendo una expresión medio incomoda

—Si no quiere escucharme solo dígalo.

—Casey, deja de victimizarte —dijo juntando sus dedos en la sien—. Siéntate.

Ambas nos sentamos

—Yo.. yo sé que usted debe pensar que  esto deba hablarlo con alguien más, pero creo que nadie me escucharía. Quiero decir, por los chicos de la clase

—Entiendo. ¿Qué es exactamente lo que quieres hablar conmigo?

—Alguien me acosa —hable con la mirada baja, sin nervios, sin tapujos.

Alzó las cejas

—¿Acoso escolar? —pregunto

—Sexual.

—¿Lo has denunciado ya?

Bajé aún más la cabeza. De repente sentí que no debí haber dicho eso tan rápido. Ante su pregunta, solo negué con la cabeza.

—Esa persona está aquí en la escuela.

—No.

El nombre estaba en la punta de mí lengua, "solo dilo maldita sea" pensaba.

—Se que ésto es difícil de hacer, pero si quieres que te ayude necesito que me digas él o los responsables. Solo así podré ayudarte

—Usted.. Me promete que si le digo esa persona irá a prisión? —dije con una leve esperanza

—No puedo prometer eso, la justicia en este país no es la mejor, sin pruebas es un proceso muy tardado, lamentablemente. Pero si puedo hacer todo lo que esté en mis manos para ayudarte.

Sentía algo en la garganta. ¿Había pruebas? Claro que las había, pero no tenía las agallas suficientes para denunciar a mi tío

—Entiendo que puedas tener miedo, si no tienes la confianza de decirme puedes hablar con tu tío que es tú encargado tutor.

—No. No quiero que el sepa

Me apresure en decir

—De acuerdo —se apoyo en su silla y cruzo los brazos—, si no quieres hablar conmigo ni con tu familiar Supongo que hay solo una opción.

—¿Qué opción?

—Tal vez.. necesites algo más que una charla.

—Un psiquiatra —conteste en seco y desilusionada

—No estoy diciendo que lo necesites, solo digo que hay veces que tus actitudes en ocasiones son algo extrañas y ahora con esta acusación

—Es increíble

—No quieres hablar conmigo, ni con nadie. Solo te aislas, como esperas que los demás adivinen como te sientes? Se que te sientes con desesperanza por la presión de la preparatoria pero.. hacer una acusación así de grave es serio.

—Tal vez —guarde silencio —, tiene razón. Fue una perdida de tiempo para usted y para mí

—Tal vez solo necesitas un poco de atención.

—Usted no sabe lo que dice.

—..tal vez es por eso que estás diciendo esas cosas que son cosas graves solo para alguien te pusiera atención

—Pudrase!

Me levanté con rabia y salí del salón.

Salí de la escuela y me recargue en lo primero que ví. No iba a llorar, no aquí a la vista de todos. Cuando levanté la vista, ví un anuncio pegado en una orilla cerca de la enorme puerta de la entrada. Era una invitación abierta para clases de pintura y en un pequeño salón que fue de un sitio de rehabilitación para personas con problemas de drogadicción a un lugar donde podías perderte de la realidad por un momento. Era la primera vez que invitaban a gente por fuera, por lo regular solo se veía entrar a un número exacto de personas ahí.

La reunión sería a las doce de la tarde mañana sábado,. Tres horas antes de la fiesta. Por un minuto olvidé aquella plática con la maestra.

Yo seguiría igual con mi vida, pero esa invitación (y no solo de la fiesta) me dió al menos un poco de emoción

Y definitivamente conocería a gente nueva.

R O T O S    ™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora