somos extraños, solo eso

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El radio despertador se encendió a la hora habitual, 7,10. Lo tenía puesto en el canal más popular de radio en Filadelfia, el zoológico matutino. Los locutores, Frankie y Ranger boy, hablaban sobre la gente que se creían un animal. Olvidé el nombre que lo denominaba.

—Mierda, no quiero levantarme.

Nunca me habían agradado los lunes. Si fuera posible, los eliminaría del calendario. Claro está, que ahora el problema sería que el martes se convertirá en el nuevo lunes. Como quiera que sea, este era un prometedor lunes (sí, de nuevo). Como sospecha, a mi tío John le intrigo saber porque la "fiesta" de Claire había terminado tan pronto. Estábamos desayunando cuando le comenté:

—Solo fue una comida tranquila. Termino pronto y eso debería haberte alegrado.

Me dedicó una sonrisa irónica.

—No soy tonto, es obvio que esa compañera tuya no quiso invitarte. Lo que hayas hecho verdaderamente en el centro comercial ya no importa, no se puede regresar el tiempo —dijo entre risas

—Supongo que sí, ella me invitó solo por lástima —conteste en voz baja—. Fuí a una clase de pintura, el sábado.

—Lo imaginaba. Creí que nunca lo aceptarías, que esas chicas son solo unas perras que te tienen lástima por todos los líos en los que te has metido en el instituto. Era algo extraño que fueras invitada al cumpleaños de la chica popular de tu clase.

—Como sea, tengo que irme —me límite a decir mirando la hora en el reloj colgado en la pared de la cocina—. ¿Puedes llevarme? Me quedé sin efectivo para el autobús.

—Esta bien, sube al auto. Tengo que ir arriba por mi caja de herramientas del trabajo. Solo tardaré un minuto

Termine mi cereal y me levanté poniendo la mochila en mis hombros. Me dirigí a la salida y subí al auto. Algo en lo que no deje de pensar fue; ¿Cómo es posible que una persona pueda ser manipulada por otra? Y no lo decía solo por mí, en mi escuela, Marcia era amiga inseparable de claire y lo que ella decía era apoyado. Me había enviado un mensaje privado el día de la fiesta disculpándose de haber hecho que fuera a un lugar donde ellas no estaban. Aunque por un instante dude de su amabilidad, muy en el fondo sabía que ella era muy gentil.

—Casey, carajo te estoy hablando.

Su voz retumbó mis pensamientos

—Lo siento. Estaba pensando en la tarea que tuve. Fue demasiada y apenas dormí.

—Si eso fuera cierto, porque tus malditas calificaciones están decayendo? Estoy haciendo un gasto innecesario para alguien que solo causa problemas.

Mi vista estaba perdida en la ventanilla, no quise seguir con su plática. Sabía a donde iba a parar.

—Llegamos. Y escúchame bien, no quiero más llamadas de tus profesores diciendo que les gritaste o que te saltaste alguna clase, entiendes? —dijo resaltando la última palabra

—Si, está bien. Te veo más tarde.

Caminé directamente, sin detenerme, sin mirar a nadie. No quería que hablaran sobre lo que había sucedido el sábado. Aunque eso era imposible, estaba segura que hablaban a mis espaldas cuchicheando cosas sobre que había sido engañada o que había sido una idiota por haber ido a una fiesta dónde no hubo tal fiesta.

—Hola Casey

Joseph me alcanzó desde atrás mientras tocaba mi hombro.

—Hola Joseph, creí que los de tercer año no tenían clases

—Si bueno, no hubo clases solo vine a hacer a hacer algunas diligencias —declaró sonriendo—. Mira se que tuviste un mal día el sábado..

Justo cuando estaba por terminar, lo interrumpí

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