Jimin había comprado ropa nueva junto a Yonngi. Pronto la mayoría de las personas los conocía debido a la recompensa, por lo mismo debía aprovechar los lugares que aún no se acostumbran a sus rostros.
Cuando el distrito tres empezó a plagarse de guardianes del tiempo o lo que fuera que sean, trataban de bajar a los pueblos más pequeños. En los últimos días habían asaltados varios bancos de tiempo y le daban cabida libre a la gente que en verdad necesitaban. Jimin distinguía en los ojos de Yoongi un brillo de excitación y emoción cada vez que hacía eso, y "eso" se refería a disparar, vislumbraba que el corazón del muchacho millonario cada día se abría más a lo que hacía.
Jimin —dijo Yoongi levantándose y abrazandolo por la espalda. El castaño tomaba desde una botella un poco de alcohol barato —. ¿Qué haremos ahora?
El castaño giró su cabeza y le sonrió a Yoongi. Ahora necesitaría a su pequeño gatito y sabia que el peliazul no se negaría. Tenia certeza que a ese muchacho le encantaba matar, estaba loco, como casi todos del distrito cuatro.
La teoría de Freud, un psicoanalista, gráfico para los estupidos estado unidense como se dividía el ser de una persona. Estaba el Superyó, que era la moralidad y ética que te detenía a cometer actos contra la naturaleza de otras personas. Su eterno rival era el Ello, que escondía los instinto bestiales y más grotesco de la existencia del ser. Por último, el Yo, el cual era la persona que tendría que vivir con ambas partes. Antes, el Ello lo asociaba con el Thánatos, es decir, la muerte. Después se transformó en el Eros, redondeado a la vida erótica. Pero al final se setenció al Ello con lo más oscuros deseos, donde el Thánatos y Eros luchaban por el puesto de lo más bestial. Ahora, esa tres partes de la torta no estaban por separado, sino, todo lo contrario, era una torta que recién se ha comido, revuelta y unida.
Frente al postulado de Sigmund Freud, se creó una teoría, el cual explica que muchas veces lo que uno se animaba a "ser" era el camuflaje del Ello. Nadie podía salir o escapar del instinto bestial. En pocas palabras, tal vez un bombero trabajaba con fuego para disminuir la sed del pirómano, al igual, un psicólogo podía trabajar ayudando a la gente escondiendo la sed de manipulación, en un peor caso un guerrero u oficial, detrás de un fusil lleno de justicia ocultaba la sed de matar.
Entonces Jimin apreciaba a Yoongi, él decía que amaba repartir la justicia, tal como debía ser hace años atrás. Pero detras del lindo discurso vacío, distingue el brillo de los ojos que aparecía en la diversión cuando, por ejemplo, por primera vez disparo a un guardián del tiempo.
El solo suspiro y acarició la barbilla de Yoongi. Los instintos sanguinarios del chico no le importaba mucho, más le preocupaba saber que el chico de ojos gatunos se estaba enamorando de él.
Nada bueno iba a salir de ahí.
—Yoongi—dijo Jimin levantando el mentón con su dedo índice del muchacho que había tomado como rehén— vamos ir a la casa de tu padre para terminar con toda esta mierda de una vez...
—Después...
—Volveremos al distrito uno.
Jimin empezó a conducir mientras Yoongi se sentaba a su lado, ambos tenía más de 1.000.000 de años escritas en sus muñecas.
La noche estaba tranquila y Jimin suspiró, vaya mierda. Rápidamente abrazo a Yoongi en su brazo y se lanzó del auto. Ambos rodaron por el autopista. El impacto no lo dejó libres de magullones. Al caer, al recobrar sus sentidos y equilibro, se incorporaron, pero fue en ese momento en que sintió una pistola situarse en su cabeza. Jimin alzó la mirada y suspiró.
La gente tenía una manía de colocarle la pistola en la cabeza, en especial sus amigos.
Conocía esa mirada y el rostro. Era el tipo que robaba el tiempo en su distrito. El mismo que estaba persiguiendolo el día en que Namjoon escapó con él, el día en que Yoongi y él se arrojaron de un puente.
—Que bueno es verte Hoseok.
—Sabes que en las noches las calles son mías.
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Su cuerpo fue empujado contra una silla, sus manos estaban atada y por otro lado Yoongi era escoltado por dos hombres mucho más grande que él.
—Oye Hoseok, que se siente que tu ex esté en el lado contrario y quiera cortarte el pe...
Jimin recibió un golpe con la culata de la pistola, sintió el sabor de metal en su boca, dolia un infierno. La sangre la saboreó con su lengua y miró de forma divertida a Hoseok.
—Taetae debe estar enojado contigo— escupio sangre y recibió otro golpe, esta vez fue en el lado opuesto. Lo dejó algo mareado, pero no evito reír.
En ese instante vio como Yoongi le dio un golpe a los tipos de atrás, para sacar su arma y apuntarla a Hoseok.
—¡Eres estupido Min Yoongi!!—grito Jimin con enfado al ver a Yoongi actuando sin su consentimiento— vaya mierda.
Noto como los ojos del peli azul se cristalizaron en un instante y titubeó. Entonces Hoseok golpeó al chico, haciendo que este caiga al piso. Tomo la muñeca y la giró dejando con media hora de vida.
—Vaya, han robado mucho, igual seria bueno encontrarme con Taehyung y ganarme los diez años de vida.
—Creo que vas muy rápido Hoseoki —murmuró Jimin, estando detrás de éste, apuntandolo con una pistola. A pesar que por detrás, Park palpaba como otros hombres también le apuntaba.
—Que te parece que nos sentemos a la mesa a conversar y dejas al gatito en paz —dijo Jimin con una sonrisa alzando sus dos manos.
Ambos estaban mirándose frente a frente. Jimin estaba serio y en sus ojos se podía ver una profundidad inmensa que solo Jungkook pudo soportar y dar contención en una época en que un día el había llegado con sus manos manchadas de sangre de su padre.
Jimin tendió su brazo y Hoseok rodeó la muñeca de este.
—Mira Hoseok, te daré mi vida que son más de diez asqueroso años, me dejas con media hora. La cosa es que dispondrá mi camino libre de tu presencia y tu verás lo que hagas después.
—Trato.
Hoseok dio vuelta la muñeca de Jimin y la vida empezó a disminuir. Cuando iba por los treinta minutos, el castaño iba a retirar su mano, pero Hoseok lo detuvo, quedando en diez. Jimin frunció el ceño, había faltado al trato de una manera asquerosa. En un brusco proceder sacó las pistolas y disparo a la gente que tenía detrás de él. Jung Hoseok abrió los ojos con exasperación, una bala rozó su mejilla matando a otro de su compañeros, entonce soltó el agarre y Jimin torció la mano de su antiguo compañero para quitarle la vida que el mismo falto.
—Conmigo nadie juega —rio Jimin, Hoseok trató de ejercer fuerza para invertir sus manos, trato de avisar a alguno de sus secuaces, pero desistio cuando el peliazul ingresaba por la puerta, con su cara salpicada de sangre.
Miro el número de Hoseok que estaba disminuyendo. En ese momento, alguien abrió la puerta y vio la cara inédita de Kim Taehyung.
—Hola Taetae, habla con tu lindo novio — avisó Jimin, saltando por una ventana junto a Yoongi, Kim sacó su pistola y disparó.
—¡Hoseok! —entonces vio como el chico se agarró el pecho y cayó desplomado al piso, el oficial empezó a revisar su muñeca, estaba en cero. Trató de buscar algún rastro de pulso, sabia que era inútil, la vida del chico que tanto amo se le escapó de las manos.
Maldito Park Jimin, pagaría por esto.
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Estaban en un callejón los dos, Jimin finalizó en intercambiar vida con Yoongi. No tenían mucha como antes, pero cuatro días era más que suficiente.
Pronto, ambos conducieron para dirigirse al banco central, el cuál estaban la gente con más poder, donde se encontraba la supremacía de todos los otros bancos.
Yoongi miró a Jimin con una sonrisa.
Jimin también le regaló una sonrisa al chico, estaba feliz porque faltaba poco para ver a su pequeño Jungkook.