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—Roy ¿Quién es el?— Edward estaba molesto y confundido, si bien confiaba en su pareja, no confiaba en la clase de persona que fuese a ser ese tal Jean.

—Ed, no seas grocero. Él es Jean Havoc, es un amigo mío, íbamos juntos a la escuela superior.— contestó de inmediato, dejando en claro su amistad, para aliviar la tensión abrazó al chico que aún disgustado aceptaba ese abrazo, pero aún no entendía que hacía ese tipo ahí. Se supone que era una cita, sólo para los dos, con el motivo de celebrar su tercer aniversario de noviazgo formal.

Roy saludó con bastante felicidad al rubio más alto, lo cual le hizo sentir celos de inmediato. Un ligero jaloncito por parte de Edward fué suficiente para indicar su sentir. Roy giró los ojos, después de todo Edward Elric siempre había sido sumamente celoso para con el mayor y viceversa.

—Lamento interrumpir, chico. Me iré ahora. Gusto en verte de nuevo Roy, espero poder vernos otra vez.—Roy despidió a su amigo con un ademán y el rubio más grande partió del lugar. Tuvo que enfrentarse al terrible humor del chico después de eso. Edward ya había matado a Jean con la mirada, lo había enterrado también.

—Cielo... Deja eso ya ¿Qué parte de amigo, no te quedó clara?— Roy Mustang ya estaba fastidiado de ese comportamiento, por lo menos en ese día. Antes no le había representado ningún tipo de problemas. Edward relajó el entrecejo y se dedicó a disfrutar de la cena, en el restaurante más lujoso de central. Pocas veces podían darse ese lujo y tampoco lo iba a arruinar con un berrinche de ese tipo.

Al termina la cena, pareciera que el berrinche ya le había pasado y actuaba normalmente, Roy sabía que no tenía ningún derecho a reclamar nada. Ya que en algunas ocasiones alternas le había hecho un gran espectáculo en casa, reclamando sobre su cercanía con su mejor amigo y casi hermano Alphonse Heiderich. Pero eso ya había quedado en el pasado ¿No?

Había pasado una semana desde el incidente, todo estaba normal. Edward le anunció a Mustang por un mensaje de texto que saldría temprano de la universidad y Roy de inmediato se ofreció a ir por el ya que tenía la tarde libre ese día. Con felicidad Edward aceptó.

El azabache esperaba con paciencia, recargado en su automóvil estacionado casi al frente del edificio, Edward era un alumno brillante, eso le había ayudado a conseguir una beca que pagaba la mayor parte de la colegiatura del mejor instituto de central, nada barato, porsupuesto. La otra parte la pagaba el padre de Edward que aunque no aceptaba como tal, le apoyaba aunque Edward no quisiera.

—¡Roy!—

—¡Jean!— nuevamente habían coincido, el de cabello cenizo tiró la colilla del cigarrillo que tenía y la pisó enseguida.

—¿Qué haces por aquí?—

—Espero a mi novia.— anunció con bastante alegría. —He de suponer que esperas a... ¿Cómo era su nombre?— se detuvo a recordar, pero no pudo.

—Edward... Si, lo estoy esperando. ¡Por cierto! Siento lo de la vez pasada, él es demasiado uraño. Incluso a mí me costó algunos meses acercarme a él.— ambos hombres rieron ante el gracioso comentario y quedaron platicando sobre algunas cosas, lo que habían hecho desde que no se habían visto, intercambiaron números de teléfono. Y se despidieron, pues Edward había llegado, con un gesto de inconformidad y rematando a Jean con su mirada amenazante.

—Creo que voy a tener que decirle a ese hombre que se aleje de ti...— mencionó con saña el muchacho de cabellos dorados, cuando estaban viajando por la carretera. Roy hastiado por fin contestó.

Can't Get You Out Of My Head.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora