—Ro... Roy... No, no. No puedes hacer eso. No estás pensando bien las cosas.— aunque con la voz temblorosa Edward expresó su sentir, estaba devastado pero aún sentía las esperanzas de que todo fuera una maldita broma de mal gusto, sin embargo la respuesta de Roy, no fué lo que esperaba.
—Si lo puedo hacer, y ya lo hice. Edward, no hay nada que pensar.— no lo volvió a mirar, sabía que si lo hacía se doblegaría y entonces Edward no aprendería la lección. Sin más, se marchó del departamento, no iba a dejar al chico en la calle.
Mustang estaba tan seguro de si mismo, que afirmaba que Edward le buscaría en uno o dos días, vaya error... También le dolía, le dolía recordar el rostro lloroso de su pequeño novio.
Edward se había quedado estático en el mismo lugar, llorando amargamente, no entendía aún el porqué, solo sabía que dolía, dolía como el infierno, recordar el rostro sumamente furioso de su novio le hacía sentir mucho peor, sus manos y piernas temblaban como si no hubiese comido en días. Sus fuerzas le abandonaron y se fueron en tanto llanto, se lamentaba y creía que era su culpa.
Pasó la noche en medio del llanto hasta caer agotado y casi deshidratado después de una noche larga, casi al amanecer se quedó dormido por el cansancio.
Mustang tampoco lo estaba pasando bien ¿Qué había hecho? Estaba entrando en la etapa de la culpabilidad y el arrepentimiento, más su "orgullo" no le permitió buscarle.
Edward despertaba con un terrible dolor de cabeza y confundido, deseando que lo de la noche anterior tan solo fuera una de sus peores pesadillas. Más termina confirmando lo contrario cuando mira la cama vacía, un hueco se forma en su estómago y le es imposible retener los pocos alimentos que había ingerido el día anterior. Comenzó a vomitar hasta que en su estómago no había quedado nada. Y volvió a llorar, mientras se duchaba lloraba, mientras de vestía lloraba. Estaba demasiado deprimido como para ingerir alimentos, tan solo bebía agua y ya.
Edward nunca había pasado tanto tiempo en medio del llanto, nunca le había dolido tanto algo como esa ruptura, sentía que la vida se le iba en ello.
Tenía muchas llamadas perdidas y correos de voz de sus dos únicos amigos. No tenía ganas de hablar con nadie, así que rechazaba las llamadas y mensajes de todas las personas, colocando en modo avión, se olvidaba del mundo. ¿Mundo? Su mundo era Mustang.
Alphonse ya estaba preocupado, Edward siempre estaba pegado el teléfono celular y era muy raro que no contestara, así que decidió pasar por algo de comida para invitarle ya que llegaría de imprevisto.
El timbre de la residencia sonó, Edward se llenó de vida pensando que era Roy, más tremanda decepción se llevó al saber que no era él. Alphonse de inmediato notó su estado, pensó que estaba enfermo y entró cerrando la puerta.
—¿Ed, estás enfermo? ¿Y Roy?— en ese mismo momento Edward no puede contener más su llanto, volvió a llorar intensamente y Alphonse aún no lo entendía pero se acercó para abrazar al rubio de ojos dorados, para consolarlo. —Edward ¿Qué pasó?—
—R-roy... Él... Él terminó conmigo anoche...— confesó con la voz entre cortada por los sollozos, Alphonse nunca había visto llorar a su amigo de esa forma, más que cuando su madre falleció.
—¿¡Qué!?— mas que sorprendido lo estrujó fuerte susurrando palabras de aliento. Alphonse era testigo de todo el amor que el Elric le tenía a Roy, se lo confesaba cada día.
Pero no se atrevió a preguntar, no quería hacerlo llorar aún más.
Con un esfuerzo sobre humano logró hacerle parar de llorar, comer lo que había llevado y se quedó con el en silencio por unas horas. Hasta que tenía que irse.
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Can't Get You Out Of My Head.
Fiksi PenggemarNo puedo sacarte de mi mente, ¿Entiendes Edward?