Ola, mar.

105 10 0
                                    

Abro mis ojos y todo lo que veo a mí alrededor es agua, espera ¿Agua? ¿Cómo demonios llegue aquí? Muevo mis extremidades con demasiadas ansias intentando comprobar que esto solo es un sueño; sin embargo, mi temor se dispara cuando alrededor de estos se forman burbujas de oxígeno y justo en ese momento una pregunta atraviesa mi mente ¿estoy respirando?

Llevo instintivamente mis manos a mi cuello y las deslizo ejerciendo presión sobre este hasta hallar un par de branquias a cada lado. 

¿Branquias? Creo que fue mucha marihuana, o tal vez esté solo sea otro mal sueño, como una pesadilla... lo último que recuerdo es haberme acostado en la cama.

Intento nadar hacia la superficie con mucho esmero pero mis pies cada vez son más pesados y mis manos pierden su fuerza a una velocidad increíble pero aún así lucho y, lo consigo. Mi cabeza sale a flote consiguiendo sentir el duro impacto de una ráfaga de viento, mis mejillas perciben el calor que emanan los rayos del sol, comienzo a relajarme regulando mi respiración y convenciéndome a mi misma de que ahora todo esta bien; por otra parte, pareciera que la naturaleza se encargara de hacerme sufrir en esos momentos, el dulce placer del sol se convierte en una quemazón inexplicable y el viento se vuelve demasiado tortuoso. 

Abro mi boca en busca desesperada de oxígeno pero al parecer esta acción solo complica aún más las cosas. Mis oídos se cierran por completo y escucho un pitido molesto dentro de mi cabeza, mi vista se cubre de pequeñas motitas de color negro que se tornan más grandes conforme avanzan los segundos. ¿Qué esta pasando? ¿Acaso estoy muriendo? No, no puedo morir así, con las pocas fuerzas que me quedan me adentro al mar justo en el instante en el que una ola amenaza con arrastrarme  a la costa, afortunadamente consigo salvarme y observo por debajo del agua como mi enemiga se desplaza lentamente.

 Dentro del agua mi  cuerpo se recompone casi mágicamente, aún sigo con fuerzas nulas pero mi instinto de supervivencia grita que no me quede quieta, una vez más comienzo a agitar mis extremidades pero en esta ocasión con el propósito de adentrarme en las profundidades. Hago caso omiso de la presión que se genera en mi pecho conforme avanzo, cada vez estoy más adentro y la luz va escaseando, no quiero llegar a lo negro, a lo profundo, a lo desconocido; pero mi cuerpo no reacciona a mis suplicas y continúa avanzando...

He llegado a lo profundo, no logro observar absolutamente nada pero la sensación de tranquilidad que siente mi cuerpo me hace bajar la guardia y comportarme de manera taciturna, dejo de nadar para quedarme inmóvil por un par de minutos.

Mi calma se va al carajo cuando siento un piquete que me quema, ¿Qué demonios? ¡Auch! Es en lo único en lo que puedo pensar cuando ese mismo dolor se genera en otra parte  de mi cuerpo y deja de ser uno para convertirse en muchos, finalmente mi cuerpo es una cosa quemada, muy seguramente mi ropa esta cubierta de sangre, no puedo verla pero si sentir un líquido chorreante y  caliente desprenderse de mi cuerpo.

Una vez más la fuerza abandona mi cuerpo pero en esta ocasión lo hace por completo, ni siquiera puedo mover mis dedos o parpadear rápidamente. Mi cuerpo comienza a temblar debido a una sensación de frío, tengo demasiado frío y no hay siquiera un rayo de sol que me caliente. En este momento envidio a la ola que puede calentarse naturalmente, ella es parte del mar infinitamente mientras que yo solo soy una peste.

Mi cuerpo deja de reaccionar junto con mi mente y esta vez me entrego completamente hasta quedarme dormida o al menos, eso es lo que quiere creer mi mente para así evitar pensar en la muerte. 

Último alientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora