Camino hacia el puente mientras pienso en él, las lágrimas recorren mis mejillas. ¿Por qué amar duele tanto? ¿Por qué no pude ser correspondida? Estas son las preguntas que rondan por mi cabeza desde hace varios días. Aún recuerdo el primer día que lo vi, fue en una cafetería... Él trabajaba ahí. Cuando se acercó a mi mesa pude leer su nombre: Mateo. Sonreí casi de inmediato. Al momento de atenderme fue tan atento que me fue inevitable no caer ante sus encantos, no voy a negar que era sumamente atractivo, por supuesto que no; de lo contrario yo no estaría aquí.
Ese primer día obtuve su número de teléfono, yo no me resistí y esa misma noche le hablé pensando que jamás me iba a responder; sin embargo, lo hizo. A la semana ya teníamos una salida programada para ir a comer. Yo estaba muy entusiasmada tanto que mi mama lo notó, preguntó el motivo pero no respondí, no quería que se enterará de Mateo, al menos no por el momento. La salida fue exitosa. Volví a casa cerca del anochecer, había sido tan simpática nuestra salida que decidimos quedar otro día. Esto fue durante mis primeros días de preparatoria.
Salíamos bastante seguido durante esa época y nos hicimos muy buenos amigos. Recuerdo haber pensado que por algún motivo el destino lo había puesto en mi camino, que idiota fui. Mateo era dos años mayor que yo, pero eso realmente no importaba, pasé lindos y malos momentos a su lado pero siempre conté con su apoyo. Él se había convertido en un pilar muy importante en mi vida, tanto que incluso me hice un poco dependiente de él, de su amor y de su cercanía. Yo era y aún soy una chica tonta que no sabía en que se estaba metiendo y hoy que estoy destruida me doy cuenta de todo el daño que me cause.
Nuestra amistad era bonita, pero después de algunos meses comenzaron a pasar cosas que cambiaron por completo el rumbo de nuestra relación. Quizá yo no debí permitirlo pero yo sabía que mis sentimientos hacia Mateo iban más allá de ser solo su amiga, no supe en que momento ocurrió exactamente pero si sé que me di cuenta tarde, muy tarde... El día que ocurrió estábamos en su auto, regresábamos de un viaje largo y ya era un poco tarde; nos encontrábamos recostados sobre los asientos traseros escuchando música y bebiendo un poco de cerveza. Riendo y olvidándonos de los problemas a nuestro alrededor como cualquier par de jóvenes adolescentes.
La música era tranquila, y nosotros conversábamos de cosas sin sentido, nos acercábamos cada vez más sin darnos cuenta. Estábamos muy ebrios en ese entonces. Cuando nuestros rostros estaban a centímetros fue cuando reaccioné, yo lo quería, realmente lo deseaba más que a nada en ese momento, lo miraba a los ojos y después mi mirada se perdía observando sus labios, él estaba hablando de algo. No puedo recordar que era pero yo solo asentía, de pronto me tomó de la barbilla y finalmente me besó. Juro por mi vida que ese día toqué el cielo y me perdí por completo. Maldigo infinitamente ese día.
Pasaron varios días después de lo ocurrido y nosotros no tocamos el tema, yo estaba confundida y un sin fin de preguntas invadían mi cabeza. Quería ir y preguntárselo directamente pero estaba muy asustada ¿y si todo fue un error? Quizá nuestro beso había sido un accidente por culpa del alcohol, quizá yo no le gusto o quizá y estuvo mal lo que hicimos. No quería perderlo, era el único amigo que tenía y él era el único en el que podía confiar. No, perderlo definitivamente no era una opción, me decía a mí misma aguantando el nerviosismo que el tema me causaba. Recuerdo que mis días en la preparatoria eran muy frustrantes y el hecho de que Mateo iba a otra escuela me afligía demasiado, a menudo evitaba pensar en ello para evitar sentirme triste.
Maldita sea, el recuero del día que hablamos del tema viene a mi mente y no puedo evitar detener mi caminata unos momentos, suelto un suspiro y lloro desconsoladamente. Si tan solo no hubiese sido tan cobarde y lo hubiera enfrentado todo esto me lo hubiera evitado, pero desafortunadamente no fue así; ese día el tocó el tema y dijo que le había parecido genuino nuestro beso, que lo había disfrutado y que esperaba no haberme incomodado. Aquí yo misma me pregunto ¿Acaso no se dio cuenta? Cómo podría haberme sentido incómoda cuando con tan sólo verlo mi corazón se aceleraba. Recuerdo haberlo negado y haber confesado que lo disfruté demasiado, él sonrió y me dijo que yo le atraía. Como toda adolescente me emocioné, lo abracé y dimos por terminada la conversación.
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Último aliento
NonfiksiUn salto, un recuerdo, un beso o quizá un trago sean lo único que se necesite para acabar con su vida, a veces un instante puede dejar de ser uno más para convertirse en el último de su existir y a lo mejor ninguno de ellos se dio cuenta. Quizá alg...