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El día

Pov's Adam.

La primera vez que ví a Maya, estaba con mi mejor amigo Luke, para mí suerte Luke vive en el vecindario de Maya, no es un vecindario ni grande ni lujoso, de hecho las casas son muy pequeñas y las calles está  llenas de baches pero es lo que Luke puede pagar y el quería independizarse de sus padres sin ayuda de nadie, así que lo dejo ser. Me encontré con Maya hace varios meses, se miraba tan hermosa, tan frágil y tan pequeña, simplemente perfecta para mí. Estaba decidido a tenerla conmigo de cualquier modo, tendría que encontrar una manera de acercarme a ella.
Comencé a investigarla a ella junto con su familia, descubrí que su padre estaba a punto de llegar a bancarrota y sacaría alguna ventaja de eso, así que hace unos meses me hacerque a él.

*Flashback*

Me encontraba en el Mugse, un bar que quedeba cerca de mi casa, me gustaba pasar el tiempo aquí, mi padre solía venir.
Estaba perdido en mis pensamientos con un vaso whisky, era fin de semana y no tenía muchos planes por hacer.
Un sonido proveniente de la zona de apuestas llamó mi atención volteé a ver lo que pasaba y me encontré con el papá de Maya, Robert es su nombre si no mal recuerdo, ¿Qué hacía él aquí? ¿No se supone que está en bancarrota? Tendría que ir a investigar un poco, a ver qué  ventaja podría sacar de esto.

Estaba por ganarle a Robert en una partida de poker, el ya no estaba lo suficientemente consciente ya que el alcohol le había hecho efecto, le dije que apostaramos una cantidad grande, a lo que me contestó que a diferencia de mi el no traía el efectivo de la apuesta, sugerí que ofreciera su casa si perdía, de lo contrario yo le tendría que dar una gran cantidad de dirnero por mi derrota, el cegado por la númerosa cantidad de la apuesta y los efectos del alcohol acepto sin más y ambos firmamos un contrato para cerrar la apuesta.

[...]
 
Días después,  decidí contactarlo para saber cuándo estaría pagando su apuesta.

—¡¿Cómo es posible esto?!— exclamó él padre de Maya enojado al ver el contrato donde aclara que al perder la apuesta debe entregarme su casa.

—Me temo que la noche de ayer perdio, y deberás desalojarla lo más pronto posible.

—No puedes echarme a la calle así como así, tengo famila, ¿Qué quieres que haga?¿Qué ma vaya a vivir debajo de un puente?—dijo Robert un tanto alterado.

—Bueno eso debiste pensarlo antes de apostar tu casa, querido amigo.

—Debe haber otra forma, otra manera de pagarte sin quedar en la calle.

—Si, la hay, hay una sola. Solo sería cuestión de que la aceptes.

—¿Cuál?

—Estoy al tanto de que estás a punto de llegar a banca rota.

—...

— También se que tienes una hija, una hermosa hija, mira Robert, la verdad es que no me molestaría entregarte tu casa y  pagar tus deudas si ella se viene a vivir conmigo.

—¿Eso es todo? ¿Quieres que mi hija viva contigo?

—Si, no tendrán que preocuparse más por sus estudios, ropa, alimento, nada de eso y podrá visitarlos, si así lo quiere ella claro.

—No lo sé, no estoy seguro de querer hacer eso.

—Solo piénsalo, todas tus deudas quedarán pagadas y tendrás tu casa de vuelta.

—Es-esta bien.

—Bien, entonces la buscaré un día de estos, después de hablar con ella, la llevaré a su casa para que tome alguna de sus cosas y pueda verlos, ese día te entregaré los papeles de la casa que ahora me corresponden ¿Aceptas?

—Acepto.

*Fin del flashback*

Hoy era el día, me encontraba lado de Maya en el auto, ella dirigía su mirada hacia la ventana, estaba casi pegada a la puerta.
No quise hacercarme, sabía que estaba asustada—pobre de mi bebépensé.

Minutos después un sollozo proveniente de mi pequeña me saco de mis pensamientos, creo que ahora sí debo hacercarme a ella. Voltee a verla y pude notar que estaba llorando, aunque ocultaba su cara con su cabello, tome su mano y ella volteo.
Sus ojos estaban cristalizados, mi corazón se estrujó, me hacerque a ella invadiendo su espacio personal, la tomé y la senté a horcajadas en mi regaso.
Para mí sorpresa ella no se intentó alejar, se aferró a mi cuello y recostó su cabeza en mi hombro, comenzaba a sentir parte de mi camisa mojada por sus lágrimas, pero eso era lo que menos importaba en estos momentos.

—shh..shh... tranquila bebé, todo estará bien..— dije tratando de consolarla.

Comence sobar su espalda de arriba hacia abajo y lentamente fui metiendo mi mano bajo su blusa, sentí como se tenso al sentir mi tacto con su espalda, pero no emitió ningún sonido o movimiento, así que continúe sobando su espalda hasta que sentí su respiración pesada, mi pequeña se había quedado dormida.

Daddy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora