5

705 68 28
                                    

Hoseok ya no sabía qué hacer al respecto para detenerlo.

Cuando borracho le contó a Hyungwon todo lo que le había sucedido en el pasado se sintió terrible, nunca se había imaginado diciéndole tal cosa al menor, sobre todo por que no había una verdadera razón para hacerlo; es decir, nunca se lo había dicho a Donghwa ni siquiera cuando él le aseguraba firmemente que podía confiar cuánto quisiera e incluso se había negado a decirle nada a Changkyun.

Era una completa locura.

Hyungwon no era el tipo de persona en el que depositaría algo de confianza y aún así se lo había dicho todo; él había sido paciente — su concepto de paciente para Hyungwon — y lo había escuchado cuando fue necesario, era una clase de cálido que incluso no comprendió por qué razón lo hacía sentir que podía entregarlo todo; Hoseok no alcanzaba a comprender cómo era que de la última persona que esperaba fuera a decir algo igual, había recibido palabras de aliento que incluso con Donghwa no lograron tener tanto efecto ni significado.

Sí, lo había dicho y al principio dolió, dolió mucho cuando al verlo a los ojos que estaba tan abiertos encontró el horror emanando de ellos, el cuerpo de Hyungwon estaba igual o más tenso, su estúpidamente enorme mano le cubría la boca con una fuerza tal, que incluso temblaba por la presión y lo último que vio fue a él corriendo y encerrandose en su habitación.

No hubo nada más.

Por tres semanas completas la tensión fue insoportable, Hyungwon parecía buscar excusas para no verlo a la cara, salía en un horrible horario de trabajo que comenzaba a las 3 am y terminaba a altas horas de la noche, a veces incluso se levantaba en medio de la madrugada para escucharlo marcharse sin atreverse a decirle o reclamarle nada; era de verdad aterrador tener que escuchar algo de su boca, como un rechazo por ejemplo.

No estaba seguro de cómo manejar esa  situación tan real, porque por más que pensaba en una manera de no sentirse afligido por el comportamiento de Hyungwon, este igual le afectaba lo suficiente; siendo así, habían momentos en los que se había sentado por horas a ver la televisión no viéndola realmente, sólo buscando noticias o programas que mostraran su trabajo y luego cuando cazaba lo poco que daban sobre él se iba a la cama mucho antes de que Hyungwon regresara a casa.

Era agotador, pero no hallo más opciones.

Lo extrañaba

Como si estuviera loco sentía que le hacían falta las discusiones diarias, sus quejas absurdas, su ceño fruncido, su voz baja y quedada, sus insultos, mandatos, abusos y engaños, todo; al parecer se había vuelto un tonto sin sentido que de nuevo había comenzado a sentir apego hacia una persona que bien podía no importarle lo que había sucedido con el.

O eso creyó por ese tiempo que no lo pudo ver.

Una buena tarde mientras estaba centrado revisando las redes y viendo algunas fotos del rubio en algún tipo de evento, escuchó la puerta abrirse e intentó correr a su habitación asustado, pero su intento fue inútil porque él ya estaba de frente mirándolo con los ojos bien abiertos; Hyungwon estaba de pie con varias compras en la mano y sintió que su corazón se caía debido a su silencio, no obstante cuando abrió la boca dijo:

— «Sweetie, al fin te veo ¿cómo te encuentras?» — se sorprendió cuando al escuchar su voz está misma no sonó fría y distante como siempre, sino que había algo más. Se detuvo a observarlo sorprendido y una sonrisa enorme se dibujó en el rostro del menor — «he traído ramen, vamos a comer

Había sido una absoluta sorpresa, Hyungwon actuaba diferente y aún así se las ingeniaba para seguir siendo el mismo imbecil arrogante, impaciente e inalcanzable que acostumbraba ser. Él había invertido en comprar unas sillas altas para la encimera las cuales ocupaba para verlo hacer lo que sea que estuviera haciendo en la cocina, lo acompañaba a ver la televisión y a comer cuando podían e incluso Hyungwon le había pedido la dirección de la universidad para recogerlo cuando tuviera la posibilidad de hacerlo.

I WANNA LOVE... YOU? [2WON/ HyungWonho] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora